VI

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— Has cambiado bastante desde la última vez que te vi.

— Podría decir lo mismo de ti, Best Jeanist.

Era el último día de la pasantía de Bakugou con Edgeshot, el héroe profesional Nº5 a nivel nacional que había tomado esperando altas expectativas para su experiencia como estudiante, por lo que debido a la baja de delitos de alto nivel perpetuados en la ciudad en los últimos días, decidieron patrullar como parte de la despedida. Ninguno de los dos, ni Bakugou ni Kamihara, se extrañarían al día siguiente. Mas la sorpresa de toparse con su anterior profesor fue refrescante para el chico. Luego de lo sucedido hace varios meses atrás cuando el mundo perdió la luz que los guiaba en su vida ante el ataque absoluto de un villano peligroso, no había vuelto a saber de él más allá del aviso oficial de las autoridades en que se tomaría un descanso de su trabajo.

Lo observó en silencio mientras conversaba con su actual profesor sobre banalidades de diario vivir y sucesos de relevancia que habían ocurrido en la zona los últimos meses. Lucia bien, como alguien que se preocupaba de su apariencia pulcra y agradable, con un semblante más relajado del que recordaba. Seguramente el descanso le había hecho bien al héroe profesional, internamente eso le agradaba, aunque no se lo diría.

— Realmente no sé cómo lo hiciste con este mocoso, grita todo el día y las personas le temen cuando lo ven con ese rostro. — Ambos desviaron su mirada a Bakugou, quien no sabía que decir. —

— Pues yo no sabía que estar contigo sería tan aburrido.

— La vida de un héroe no es solo atrapar villanos.

— Lo sé. — Respondió secamente el comentario mordaz de Edgeshot. — Solo estoy diciendo que la ciudad ha estado asquerosamente tranquila, es agobiante.

— Pues en eso tiene razón. — Kamihara desvió la mirada hacia el héroe retirado, confundido al darle la razón al mocoso a su lado. — Cuando la ciudad se mantiene en constante calma por demasiado tiempo, te inquieta al pensar si no habrá algo realmente complejo de tratar, acercándose lentamente.

— Pues... Supongo que es verdad. — Agregó Kamihara, un tanto dubitativo al darle la razón a un chico como él. Hakamata dirigió su mirada plenamente en Bakugou. —

— Aun si tienes el mismo semblante soberbio, pareces más relajado que hace unos meses atrás. Has madurado, chico.

— ¿Eh? — No sabía a qué se refería con eso. Si bien era verdad que había cambiado bastante en el último tiempo, Hakamata lo observaba de una manera que sentía que quería decir más allá del plano conductual. — No sé por qué siento que estás hablando de otra cosa. — Agregó, haciendo sonreír al héroe retirado. —

— Es bastante simple, cuando ves que los corazones de los chicos cambian, se nota hasta en la fibra de sus ropas.

— Que quieres decir con eso...

— Será mejor que me retire, no quiero interrumpir su patrullaje.

— Nos vemos, Best Jeanist.

Se despidió de ambos con un movimiento de su mano mientras se alejaba, entrando a un café cercano. Bakugou volvió a seguir a Edgeshot caminando hacia los centros de comida, observando que todo estuviese en orden en las calles de la ciudad. Mas las palabras de Best Jeanist no podía quitárselas de la cabeza.

De repente, una fuerte tos apareció en su garganta, junto con un terrible dolor en el centro de su pecho que no le permitía respirar apropiadamente.

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