Detalles

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- ¿Qué estás haciendo aquí? – preguntó sorprendida la profesora Curie al ver a Adrien.

- Yo... vine... a acompañar a Marinette – respondió colocando sus manos sobre los hombros de una congelada ojiazul – cómo ve el resultado la sorprendió... mucho.

La profesora los quedó mirando por un segundo, tratando de aguantarse risa y con eso perder el personaje de la "Profesora Curie". Pero era muy difícil no hacer un comentario, al ver como su "estudiante" desviaba la mirada completamente nervioso.

- Eres muy amable – logró decir, con una sonrisa – pero ahora vas a tener que dejarnos a solas para conversar – continuó tranquila.

- Si, si lo sé – respondió tartamudeando.

Los segundos pasaron y Adrien aún permanecía en el lugar. Tenía la sensación de que no era buena idea dejarlas solas, lo que era una tontería ya que iban a hablar del concurso, no de él... directamente.

- Adrien – llamó la profesora – debes volver al parque a hacer la tarea que les di – dijo adquiriendo un tono serio – yo no tengo "alumnos favoritos" – agregó guiñándole el ojo al ojiverde.

Al no ocurrírsele algún motivo para quedarse, a Adrien no le quedó más remedio que irse. No sin antes desearle suerte a Marinette.

Apenas desapareció de la vista, la profesora Curie le indico a la chica que entrara al salón. Al entrar, notó que en el escritorio había dos carpetas, junto con una cartera de gran tamaño, además de una silla extra, al frente de la del profesor.

- Muy bien – dijo la profesora, mientras se sentaba y tomaba una de las carpetas - ¿recuerdas cómo se elegían a los ganadores?

Marinette asintió con la cabeza, congelada de los nervios, al recordar que los diseñadores debían elegir dos bocetos, uno cada uno, entre los que curso había realizado, mientras estaban en la casa de campo de los Agreste.

Uno de los motivos de los nervios de la ojiazul, es que los diseños no debían estar firmados, por lo que la elección era casi al azar. Y aquello lo notó la profesora.

- Tranquila, Celine no muerde... a menos que lastimes a su "minino" – dijo ¡¿la cartera?! Marinette miró desconcertada el objeto, aquello no podía hablar, a menos...

- Duusu – exclamó seria Celine. En respuesta, la kwami salió de su escondite, sonriendo divertida.

- Denles el beneficio – comentó otra voz – el papá de Adrien es muy serio...

- ¡Tikki! – exclamó Marinette, avergonzada.

Celine no pudo evitar reír, sorprendiendo a las tres. Ninguna esperaba esa reacción.

- Lo siento – se disculpó mientras se secaba las lágrimas – es solo... olvídenlo – dijo restándole importancia. Iba a ser mucha información – como dijo Duusu, yo no muerdo, así que tranquila ¿de acuerdo? – dijo guiñándole un ojo.

- Si... eee... pro... - no sabía cómo llamarla.

Al saber que la profesora Curie era la mamá de Adrien, Marinette no sabía cómo reaccionar y esos provocaba gran parte de sus nervios.

- Si estoy así – dijo tocando "su cabello" castaño – profesora Curie... si estoy rubio... mmm... tengo que pensarlo – dijo pensativa.

- Yo tengo un par de sugerencias – dijo divertida Duusu. En respuesta, Celine la miró, frunció el ceño.

Tras aquello, se aclaró la garganta, volviendo a abrir la carpeta.

- Mmm... todavía mantiene el buen gusto... ¿se te ocurre quien te eligió? – preguntó curiosa. Marinette negó con la cabeza, no se atrevía a adivinar – bueno, antes de decirte voy a darte la información general.

Al ser seleccionada, vas a poder realizar el conjunto que diseñaste, el cual van a presentar en un desfile de modas que se va a realizar en Milán, dentro de dos semanas...

- ¡¿En el Fashion Week de Milán?! – exclamó Marinette sin poder evitarlo, tapándose la boca – lo siento.

Al adorar el mundo del diseño de la moda, Marinette sabía de cada lanzamiento, desfile y evento que se realiza. En especial los europeos, ya que en la gran mayoría participa Adrien.

- No me extraña – comentó sonriente, desconcertando a su alumna – digamos que me lo contó un gatito – aclaró, haciendo que la ojiazul se pusiera roja semáforo.

Adrien le había contado que desde que habían vuelto de la excursión se juntaba con su mamá, aunque fuera unos minutos.

- Entonces sabrás que es una gran oportunidad que debes aprovechar al máximo – dijo Celine. Marinette asintió con la cabeza.

Aquella semana, como la de París, es una de las importantes en la moda europea.

- El conjunto lo debes tener listo a más tardar el viernes de esa semana y... ¿Qué es esto? – exclamó confundida.

En la carpeta venía un sobre con el título "Importante: para el participante". Celine lo abrió y se encontró con un papel con las observaciones del diseñador hacia el boceto.

- ¿Qué ocurre? – preguntó curiosa Tikki.

- Lunático – comento Duusu. Celine solo la miró seria.

- Verán, cada carpeta tiene la información sobre el concurso y alguna nota especial de cada diseñador. Por ejemplo, en la otra carpeta, aparece una reunión con el diseñador y el modelo, para ver los cambios que se deben hacer al diseño y también tomar las medidas del modelo... en cambio aquí – dijo mostrándole la nota – aparece todo, es extraño.

- ¿Y qué te sorprende? Si Adrien te lo comentó – le recordó Duusu. El día anterior le había contado del cambio de personalidad de su padre, desde que ella desapareció.

- Lo sé, lo sé, pero... ¿Marinette? – la llamó extrañada, al ver que sus ojos se habían agrandado de la emoción.

Aquel comentario solo confirmó lo que estaba sospechando desde que Duusu apareció. La pobre no sabía si chillar de alegría o de pánico ya que sabía de primera mano, que Gabriel Agreste solo pide perfección en sus trabajos.

- Creo que no te gusta el diseñador – comentó sarcástica.

- Sí, es que... bueno... yo... - respondió nerviosa, tratando de disimular la alegría que tenía.

- No te culpo, yo aún uso sus diseños – respondió entre risas – solo te pido una cosa – dijo volviendo al tono serio, sorprendiendo a las ojiazules.

RIIIIING RIIIIING RIIIIIING 

Un viaje inesperado: ItaliaWhere stories live. Discover now