Sentados a la mesa de un exclusivo café, Rob seguía con la mirada perdida. Al salir de su casa el auto que Derek había rentado los esperaba con el chofer de él listo para trasladarlos a donde él ordenara.
Derek había pedido un privado.
Después de pedir a Rob que fuera al baño a mojarse la cara y recomponerse un poco la ropa estaban ahí, frente a frente, uno con la mirada perdida esperando el regaño y el otro pensando de qué forma empezar esa conversación de la que no iba a salir nada bueno.
_Bien. -empezó Derek después de que el mesero dejara el café que habían ordenado. _quiero informarte que me voy a quedar, me voy a hacerme cargo de la empresa.
_ ¡Qué! -exclamó atónito.
_He traído a parte de mi equipo de trabajo, desde hoy tomo las riendas del negocio. -dijo contundente.
_No puedes hacerme esto. -estalló furioso. _teníamos un acuerdo, prometiste dejarme solo.
_Tú también prometiste hacer las cosas bien y esforzarte y avisarme si se te atoraba algo.
_Estamos pasando por un pequeño bache pero lo solucionaré -trató de convencerlo.
_ ¿Un pequeño bache? -reaccionó enfadado. _ ¡Por favor Rob!, estamos al borde de la quiebra, ¿qué hubiera sucedido si no vengo personalmente?, ¿hasta cuándo pensabas ocultármelo?
Tomó aire, se sentía muy molesto.
_Hoy empieza una auditoría. -anunció.
El rostro de Rob se tornó pálido, no podía creer lo que estaba sucediendo, hacía una semana atrás todo estaba bien y nada más aparecer su hermano todo se volvió patas arriba.
_También te informo que hoy me instalo en una oficina que mandé improvisar en la empresa, así que hoy te vas conmigo a trabajar.
_ ¡No!, no puedo aceptar esto. -se levantó furioso, no puedes llegar y empezar a disponer de todo, recuerda que yo soy el gerente, este negocio está a mi cargo, tú me lo entregaste.
_Si, pero tú incumpliste con tus obligaciones, rompiste el trato con todo lo que estás haciendo. No puedo esperarte más si quiero salvar lo poco que queda.
_ ¡Eres un maldito! _gritó sin importar que lo escucharan.
El mesero apareció preocupado.
_ ¿Todo bien? -preguntó
_No se preocupe. -lo tranquilizó Derek indicándole que saliera. El obedeció y los dejó solos.
_Será mejor que te calmes -le indicó a Rob que se sentara.
Este se negó.
_¿Quieres que me calme cuando vienes con toda tu prepotencia a decirme que ya no estoy a cargo y que me van a hacer una auditoría y ni siquiera te tomaste la molestia de informarme cuando menos con un día de anticipación y evitarme la vergüenza de llegar y saber que ya no soy nadie en ese lugar? Estás mal si quieres que me calme. -dio un puñetazo en la mesa.
_Si hubieras contestado a mis llamadas quizás te hubieras enterado de mis decisiones no con un día de anticipación sino con una semana lo enfrentó molesto.
Derek tenía razón toda la semana había ignorado las llamadas que recibía de él y ahora lo lamentaba, aun así no tenía derecho.
_Incumpliste con todo lo acordado. -siguió Derek incluso la promesa de acudir al médico para tratar tu problema.
_No tengo ningún problema -estalló, no tengo que buscar un médico y tampoco estoy loco para ver a un psiquiatra.
_Necesitas ayuda profesional. -trató de acercarse a él, pero Rob se alejó. _y yo sé que no estás loco pero necesitas de un psicólogo que te oriente y por Dios necesitas revisarte, tu problema se ha agravado, esos ataques de ira no son normales, si no lo haces por ti, ni por mí, hazlo por tu esposa y tu hijo, ellos merecen vivir en paz.
Una mueca de dolor se apoderó del rostro de Rob y cansado se dejó caer en la silla. Si tan solo Derek supiera, pero no, no se lo diría, nunca nadie lo sabría.
Sería mejor obedecer a su hermano y tenerlo lo más contento posible, quizás lograra convencerlo que dejara las cosas como antes.
_Lo pensaré. -dijo Rob abatido. _ahora quisiera ir y darme un baño para ir a la oficina.
_De acuerdo. -asintió Derek. _te llevo a casa y me marcho a la oficina te espero allá.
Rob aceptó.*****
Cuando Rob descendió del auto, Derek tambien lo hizo unos minutos mas tarde, pues estaba atendiendo una llamada, quería serciorarse de que Hania estuviese bien.
Al entrar el silencio era casi absoluto, al acercarse a la recamara que ocupaba Rob se escuchaba la ducha pero no se oía ningún otro sonido proveniente de ningún punto de la casa.
Preocupado llamó a la puerta de la recámara de Hania sin obtener respuesta. El corazón empezó a acelerarse, ¿y si le había pasado algo? ¿y si estuviese desmayada en su recamara?, ¡No!, tenía que calmarse, primero se sercioraría de que no se encontrara en otro lugar, se dirigió a la sala, estaba vacía, ¿quizas en la cocina?, no, tampoco estaba. El patio era su única opción antes de entrar a su recámara.
Al salir al exterior sintió el aire fresco sobre su rostro, un escalofrío recorrió su cuerpo, no por lo fresco del aire, si no por lo que vió.
Parada, cerca de la puerta se encontraba Hania, su rostro pálido tenía un rictus de dolor, sus manos sostenían su vientre, sus ojos estaban cerrados y su frente perlada de sudor.
_Hania -se acercó con rapidez.
Ella se sobresaltó abriendo sus lindos ojos llenos de lágrimas.
¿Te encuentras bien? -preguntó ayudándola a sostenerse.
-Me duele.... me duele mucho. -miró hacia su voluminoso vientre.
_Ven vamos adentro -le ayudó a moverse.
_Necesitaba aire fersco -dijo entre jadeos, _ahorita se me pasa.
_No, -tienes que ir al médico. -la miró con preocupación. _Dame su nombre y su número.
Ella permaneció callada, ¿cómo le decía que su única visita al médico había sido cuando le confirmaron su embarazo?
_No lo recuerdo -mintió.
_De acuerdo, dime en donde lo tienes anotado.
_Por favor. -suplicó, ahorita se me pasa.
_Hania. -la enfrentó exasperado. _esto no es un juego, la vida de tu bebé puede estar en riesgo. _dame ese maldito número casi gritó cuando la vió doblarse nuevamente de dolor.
_No puedo. -fué lo único que atinó a decir.
Entonces el cayó en la cuenta.
_No tienes médico, ¿no es cierto?
Ella asintió bajando la mirada.
_¿Quieres decir que no te has hecho ninguna revisión en todo este tiempo? -la miró con incredulidad.
_No -contestó con voz entrecortada.
_¡Maldición! -lo escuchó Hania decir
Derek estaba furioso,se alejó de ella y sacó su teléfono, marcó unos números y se alejó aún más.
Hania sentía como el dolor iba y venía, al parecer no se le iba a pasar como ella pensaba. A lo lejos miró como Derek hablaba por teléfono, estaba muy enfadado, núnca lo había visto así. Sintió temor.
_¡Vamos! -se acercó a ella, su rostro había cambiado sus facciones se habían suavisado pero Hania se daba cuenta de que aunque trataba de ocultarlo aún seguía molesto. _te llevaré a que te revise un médico.
_No es necesario -dijo con timidez, no quería ir, quizas Rob se enojara con ella. Desde su embarazo él se había desentendido de ella y sin tener los recursos suficientes ella no podía hacer nada.
_Si quieres a tu bebé tendrás que ir -la amenazó. _la cita está hecha, te atenderá el mejor ginecólogo de la ciudad, así que vamos.
_Pero... Rob....
_Olvida a Rob -dijo con exasperación ayudándola a moverse. Estaba muy molesto con Rob, ¿como era posible que desatendiera de esa forma tan irresponsable a su esposa y a su hijo?, una cosa era que la engañara y otra que viviera como si ella no existiera, ¡por favor!, hasta a una mascota se le prestaba mas atención.En el hospital se sentía furioso y frustrado.
El médico había decidido internar a Hania para mantenerla en observación, su estado de salud no era grave, pero si delicado, al parecer padecía una severa anemia, además de que había sufrido una amenaza de aborto. Ya estaba bajo control, pero, tenía que permanecer tranquila y en reposo el resto del embarazo.
Eso no sabía como lo iba a lograr teniendo un esposo como el que tenía.
Eran las ocho de la noche Derek estaba furioso, no se había movido del hospital, no se atrevía a dejar sola a Hania, ella estaba muy sensible, contínuamente la escuchaba llorar cuando ella pensaba que no había nadie en la habitación. Rob no se había dignado aparecer, por sus empleados sabía que había estado en la oficina la mayor parte del dia, pero hacía tres horas que se había marchado de ahí, él le había marcado para informarle de la situación de su mujer y había prometido ir, pero no lo había hecho, luego había marcado en dos ocaciones mas durante el transcurso del dia y siempre aseguraba que iría.
Después de mediodía dejó de contestar las llamadas.*****
Eran las doce de la noche, Derek regresaba del hospital para darse un baño, descansar unas horas y regresar en la mañana con Hania.
Apenas había cerrado la puerta cuando escuchó que alguien intentaba abrir, era él.
_¿De donde vienes? -lo enfrentó.
_A tí no te importa -lo miró con altanería, su mirada vidriosa lo retaba. _andaba por ahí.
Derek trató de calmarse, no quería pelear, menos con su hermano en ese estado tan deplorable en el que se encontraba.
_¿Cómo puedes andar "por ahí" cuando tu esposa está en el hospital. -le recriminó.
_Ella es fuerte -dijo arrastrando las palabras. -solo está embarazada, no pasa nada. -le quitó importancia.
Derek sintió el impulso de estrellar su puño en su cara. ¿Cómo podía estar diciendo eso?, eran su esposa y su hijo, debería amarlos y cuidarlos.
_¿No te das cuenta de que puede perder a su bebé?. -lo enfrentó.
_Sería lo mejor -dijo sin pensarlo.
_Rob, ¿te has vuelto loco? -casi gritó Derek desconsertado. ¿Cómo puedes desearle eso a tu propio hijo.
_¡No...! -se alejó de él trastabillando. _no es mi hijo, -se dejó caer en uno de los sillones con las manos cubriendo su rostro, -ese bastardo no es mi hijo -gritó, pensé que podria quererlo, pero no... no lo quiero comenzó a llorar como un niño.
Derek permanecía estático. No daba credito a lo que oía, no lo podía creer.
Quiso acercarse a Rob, pero éste lo rechazó.
_Vete -gritó. _dejame solo.
_Solo quiero ayudarte -quiso acercarse de nuevo.
_No, largate -gritó. _no necesito tu lástima. _lárgate.
Derek se quedó unos minutos parado viendo a su hermano derrumbarse, no podía hacer nada él no se dejaba ayudar, optó por buscar su equipaje y salir de ahí, buscaría un hotel donde hospedarse. Miró por ultima vez a su hermano ahorita no podía hacer nada, pero quisiera o no buscaría la forma de ayudarlo.
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LA MUJER DE MI HERMANO
Lãng mạnDesde el primer instante en que Dereck la miró,supo que era una mujer muy especial, pero jamás se imaginó lo que escondía detras de esa fachada de esposa amorosa y feliz. Rob, era para el mundo el típico hombre de negocios, joven, atractivo, exitoso...