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La gente tienen esa extraña manía de ponerle un nombre a cada suceso que transcurre a lo largo de su vida, debido a que sienten que si esto no es así se les saldrá toda la situación de lugar y no sabrán como solucionarlo.

Adoro los momentos en los que no se que hacer y tengo que pasar mucho tiempo arreglando algún imprevisto momentáneo de mi vida.

Y a eso es a lo que la mayoría tiene miedo; a no encontrar una respuesta.

¿Cómo vinimos al mundo?

¿Porqué fuimos creados?

¿Podríamos vivir para siempre?

Estas son las constantes preguntas que pasan por la cabeza de diferentes personas y malgastan tiempo buscando respuestas que no van a encontrar.

Algunos están refugiados en la fe y extrañas religiones para contestarlas y a otros, como yo, simplemente nos dan igual.

Pero volviendo a lo que explicaba; esta no es la mayor tragedia, no, a lo que casi todo el mundo tiene miedo es a morir solo.

Y digo casi porque ese no es mi caso.

Siempre aborrecí estar rodeada de mucha gente, aunque adoro charlar con algún tipo de personas, llega un momento en el que termino hirritada y tengo ganas de matar a todo sujeto que me rodee.

Y este aborrecimiento que tengo sobre los sujetos de mi especie se debe a que las personas siempre están ahí juzgando, esperando que te equivoques para que puedan remarcartelo.

Esto fue exactamente lo que me sucedió cuando pasó lo de Joceline.

Todos siempre juzgan sin pedir algún tipo de explicación, aunque en ese momento no se necesitaba mucha; era entendible.

Y como dije exactamente en ese instante:

Amigos, todo esta en la locura.

Dulce Locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora