Capítulo 4

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POCO A POCO EL BAR SE FUE LLENANDO de gente, la mayoría humanos, que poca idea tenían de que iban a estar, bajo el mismo techo, junto a decenas de vampiros, ni de que existían grandes posibilidades de irse de allí con el cuello mordido; pero aún no llegaban aquellos que Nikolav tanto estaba esperando.

Él les había reservado una mesa próxima a la barra para poder verlos bien de cerca, si se dignaban a aparecer. Nikolav tenía la leve impresión de que lo harían. La chica daba la sensación de ser una de esas amantes de la música del género metal gótico, no se perdería la oportunidad de ver una banda en vivo. Al menos eso era lo que él estaba esperando.

Barbara llevaba un escote muy pronunciado esa noche, obviamente para seducirlo. Sin embargo, aunque la velada anterior él había disfrutado de un buen rato con esa fogosa vampira, no tenía intenciones de acostarse con ella nuevamente. Quería que la chica misteriosa fuera su próxima y no le importaba que ya tuviese dueño. Luego vería qué hacer con su marido. Tenía tiempo de sobra para hacer planes.

—Creo que Barbara te ha echado el ojo —comentó Patrick, el dueño del bar.

—Tienes razón —respondió él, sin intenciones de contarle lo que había hecho con su compañera de trabajo la noche anterior.

—Ten cuidado —continuó su jefe—, esa vampira tiene magia en su sangre. Aún no he podido descubrir cuáles son sus poderes especiales, pero tengo el presentimiento de que es telepática... y que puede influenciar también las mentes de los vampiros.

—¡Nadie puede hacer eso! —prorrumpió Nikolav, incrédulo.

—No sería la primera en tener ese poder. Yo he conocido brujas que se convirtieron en vampiras y podían hacerlo. Ándate con cuidado e intenta no contrariarla. Esa chica puede haber sido muy dulce durante su vida humana, pero no lo es para nada ahora.

—No te preocupes por mí, Patrick. Todo estará bien.

Patrick asintió y se fue por la puerta trasera. Nikolav no tenía tiempo para ponerse a pensar en las posibles consecuencias de haberse acostado con una compañera de trabajo que quizás era más poderosa que la gran mayoría de los vampiros. Después de todo, ella no era más que una novata y no sería una gran amenaza para él, un vampiro que le llevaba quinientos años de ventaja.

Mientras él secaba unos vasos detrás de la barra, sumergido en sus oscuros pensamientos, la pareja en la que tanto había estado pensando entró por la puerta. Ella llevaba un vestido negro de tul bastante provocativo, que le llegaba casi hasta las rodillas y le dejaba ver sus dos tatuajes: el de hada que tenía en un omóplato y el de una mariposa que llevaba en el tobillo. Se había vestido bastante gótica para la ocasión, el look le sentaba muy bien.

Barbara los guio hasta la mesa que él les había reservado, donde los jóvenes se sentaron uno frente al otro. Nikolav no podía controlar los celos que sentía cada vez que veía cómo el rubio rozaba la mano de su pareja con la suya. Con cada minuto que pasaba, su rabia iba en aumento; en un momento casi perdió el control y un vaso se le hizo añicos. «Necesito controlarme» pensó y trató que otra cosa ocupara sus pensamientos por un rato; todavía no llevaría a cabo el plan que había diseñado para atraer a la chica a la parte trasera del bar, debería esperar un poco más, hasta que hubiese avanzado la noche.

El bar era del agrado de Alejandra. Las paredes estaban pintadas de negro y había arte gótico de muy buen gusto colgando de ellas. El ambiente era, en definitiva, muy especial.

Se sentaron en una mesa que alguien había reservado para ellos, lo cual era muy extraño, y ella dirigió su mirada hacia la barra. Fue allí cuando lo vio... y su boca se abrió formando un óvalo inmenso. Su corazón le latía a mil por hora.

Sangre Olvidada: Sangre enamorada #3 (Versión original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora