Capítulo 5

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LOS SUCESOS DE LA NOCHE ANTERIOR no le resultaban para nada claros. Alejandra sabía que había roto en llanto y que luego Juliann la había llevado a casa en taxi. Su estado de shock había sido tal que no recordaba nada aparte de haber despertado en su cama casi a media mañana. Su marido había llamado a su trabajo para avisar que estaba enferma y no podría ir, también había llamado al suyo para avisar que se quedaría a cuidar de ella. Alejandra jamás lo había visto tan consternado. Su cara lo decía todo.

—Te hice el desayuno —anunció él, intentando ocultar su cara de preocupación, sin poder engañarla—. Dormiste mucho. Eso es bueno, parecés estar más tranquila. ¿Querés hablar sobre lo de anoche?

—No. Estoy bien —dijo ella, sacudiendo la cabeza—. Hablaremos luego, cuando sepa bien qué es lo que está pasando. Estoy un poco confundida y necesito aclararme

—Está bien —aceptó Juliann, aunque de mala gana—. Hoy te quedás en casa a descansar. Yo me voy a quedar con vos. No sé qué te pasó, pero no quiero que se repita.

—Primero necesito mi teléfono —le cambió de tema ella mientras se sentaba en la cama—. Luego sí quiero el desayuno.

—¿A quién querés llamar? —quiso saber su esposo—. Ya avisé a tu trabajo que no vas a ir, así que si es por eso...

—Me creerás loca, pero tengo que hablar con un psíquico. Es Kevin, el hombre con el que hablé en el foro —confesó ella, aunque sabía cuál sería la reacción de su marido. Juliann suspiró y sacudió la cabeza, demostrando que no estaba de acuerdo con ella esta vez.

—No creo en eso y sé que vos tampoco lo hacés —dijo él con convicción—, pero bueno, si es lo que querés.

—Lo es —afirmó ella, tomando un semblante serio y convencido.

—Está bien —aceptó él y se marchó a buscar el teléfono.

Una vez que lo tuvo en sus manos, ella marcó el número que había guardado el día anterior; lo dejó sonar algunas veces.

—¿Aló? —contestó una voz varonil.

—Hola —lo saludó ella, sintiéndose un poco nerviosa al hablar—. Soy Alejandra, la chica con la que hablaste en el foro de metafísica.

—Hola, Alejandra. Sabía que pronto llamarías. Me imagino que algo más debe haber ocurrido para hacerte tomar esta decisión. ¿Es así?

—Exactamente. Muchas cosas extrañas están sucediendo y ya no sé qué hacer ni en qué creer.

Todo se está volviendo una locura a mi alrededor y temo estar perdiendo la cabeza.

—No, no estás perdiendo la cabeza —la tranquilizó Kevin—. Lo que está sucediéndote es muy extraño, pero un proceso que debes atravesar. Tal vez pueda ayudarte con eso. ¿Tienes la mañana libre?

—Sí, esta mañana no he ido a trabajar.

—Bueno, si no vives lejos puedo ir a tu casa. No creo que estés en condiciones para andar moviéndote demasiado, no hasta que estés del todo estable.

Alejandra le dio su dirección y el psíquico acordó ir a verla al cabo de una hora. Juliann no estaba del todo convencido con esa idea, pero accedió a que viniera. Estaba seguro de que, si era un estafador, él se daría cuenta de inmediato.

Mientras esperaban, Alejandra desayunó y limpió un poco la cocina, intentando hacer cosas rutinarias, como si nada estuviera ocurriendo. Sabía que Juliann estaba preocupado en exceso y por eso intentaba mostrarse lo más cuerda posible.

El timbre sonó exactamente a las diez y media de la mañana. Juliann atendió al portero y le indicó a Kevin cómo llegar hasta el apartamento. Un par de minutos más tarde, Alejandra escuchó unos suaves golpes en la puerta y fue a atender.

Sangre Olvidada: Sangre enamorada #3 (Versión original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora