Fran hundió la cara en los rizos de su hermana.
--Ay, mi médico sin fronteras --Diana aspiró el aroma de su hermano y cerró los ojos. Luego, se despegó de él y le dio un puñetazo en el hombro.
--¡Auch! --se quejó Fran.
--Seguro que llevas una semana en España y vienes ahora --le dijo Diana.
Su hermano se frotó el hombro con fuerza.
--La verdad es que sí. Bueno, una semana no, pero sí he estado algunos días en el Pirineo. Para desconectar, ¿sabes? --reconoció--. Estaré unos días por aquí y luego volveré a Guatemala.
La sonrisa de Diana escondía algo de decepción.
--¿Has ido a ver a papá?
--Todavía no. No sé si lo haré.
--¿Cómo que no? ¡Es tu padre! Hace siglos que no te ve --Diana no daba crédito a la decisión de su hermano.
--Por eso mismo. Igual no me reconoce.
--Claro que te reconocerá --dijo Diana mientras le acariciaba las mejillas--. Eres su hijo.
Fran esquivó los ojos de la cardióloga.
--Sería muy duro para mí si no me reconociera.
Diana dio un paso atrás y le miró con dureza.
--¿Duro para ti, Fran? ¿En serio? --dijo Diana con los brazos en jarra. Le habían salido unas arruguitas en la frente al fruncir el ceño--. Es duro para él, que está viendo cómo su memoria se desvanece día a día. Y también para mí, claro, pero eso a ti te da igual.
--¡No me da igual!
--Si no te da igual, ¿por qué te vas a ir otra vez? ¿Por qué no te quedas en España?
--No puedo...
Diana soltó un grave suspiro que sonó casi como un rugido.
--Diana, hermanita, no te enfades conmigo. Sé que no me entiendes, pero no puedo.
Fran se acercó a ella y le cogió de la mano. La acarició con el pulgar como lo hacía Ainhoa cuando quería abrazarla en los pasillos del hospital.
--Cuéntame qué tal te va la vida. ¿Tienes a alguien?
--No me cambies de tema... --protestó Diana embelesada todavía en el pulgar de su hermano.
--Eso es un sí. Me lo tienes que presentar para tener una charla de hombre a hombre, ya sabes.
--Pf --bufó Diana--, vaya tontería acabas de soltar. Sé cuidarme sola. Además, no puedes venir a España una vez cada dos o tres años y hacer de hermano mayor como si no pasara nada.
Fran levantó los brazos en señal de rendición.
--Vale, vale, perdón --Sacudió la cabeza y sus rizos se agitaron--. Iré a ver a papá luego. ¿Contenta?
--Pues sí --respondió Diana.
Los hermanos se abrazaron de nuevo y Fran le prometió volver por el hospital antes de irse.
Después de la ronda, Diana buscó a Ainhoa por el hospital. Cada vez le resultaba más complicado esquivar las preguntas de sus compañeros cuando preguntaba por ella.
--Pues no, no he visto a Cortel, pero yo sí puedo invitarte a un café --dijo Daca.
--Te lo agradezco, pero necesito hablar con ella. Por un tema médico, ¿sabes?
ESTÁS LEYENDO
Dianhoa: Dos metros cuadrados
FanfictionAinhoa quiere que ella y Diana vivan juntas, pero la cardióloga no lo tiene tan claro porque eso daría que hablar en el centro médico. La visita de su hermano, un médico que trabaja en una ONG, trastocará todavía más a Diana.