Capítulo 1.

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Recuerdos desordenados; Capítulo 1.

El suelo se sentía doloroso contra sus pies,pero seguía caminando,con paso firme,espalda erguida y cabeza alta. El paso seguro que escondía su brutal inseguridad.
Adrienne estaba descalza,con sus tacones no demasiado altos en la mano. Llevaba una falda roja y una camiseta negra de mangas largas.
Nueva York,la ciudad que nunca dormía,estaba bastante desierta,ya que serían sobre las cinco de la mañana. Claro,todo lo desierta que podía estar Nueva York.
Adrienne había abandonado la fiesta de aquel chico sin pensamiento de volver a ver a ninguna de aquellas personas que se llamaban sus amigos. Adrienne era consciente de lo que estaba haciendo: huir.
Llevaba en su bolsillo su pequeña cartera con algo más de mil dólares que había tardado meses en reunir. Aparte de eso,no llevaba nada más.
El aire era denso,o quizá tan solo era la culpabilidad de Adrienne,que hacía que le costara respirar.
Pasó por delante de un escaparate y vio su rostro; el maquillaje corrido bajo sus ojos,su cara pálida,su pelirroja cabellera,antes recogida en una fina trenza,ahora estaba suelta y enmarañada. Estaba horrible.
Adrienne lo ignoró,y siguió caminando.
Ella era una chica llamativa,ya que era alta,con grandes ojos verdes y larga melena pelirroja. No era ni demasiado delgada ni demasiado gorda,era un punto medio,tirando a gorda. Pero tenía tal temperamento,era tan inaccesible,que todos los chicos se interesaran en ella. Sin embargo,Adrienne no tenía interés en ningún chico en particular.
A sus 18 años era un tanto obvio que había estado con diversos chicos y hecho diversas cosas,pero jamás se había enamorado. Es más,pensaba que el amor no existía,que era un mito.
Adrienne estaba tan hundida en sus divagaciones que,cuando se quiso dar cuenta,estaba amaneciendo.
Serían sobre las 8 de la mañana,ya que vio un Starbucks abriendo y algunos comercios más.
Adrienne se dio cuenta de que,en pocos minutos,las calles se llenarían del bullicio propio de Manhattan. La chica se sentó en el bordillo de la acera y se puso sus tacones. Con el dedo,se deshizo del maquillaje corrido bajo sus ojos y se recogió su cabellera pelirroja en una trenza. Se levantó y continuó su camino.
Pudo pasar perfectamente una hora hasta que Adrienne llegó a su destino; una estación de trenes.
Adrienne se subió al tren con destino a Pennsylvania. Muchos pensarían que estaba loca por irse de un ático de lujo en el centro de Manhattan a un pequeño pueblo al norte de Pennsylvania. Pero Adrienne necesitaba huir de la ciudad que nunca dormía. Esa ciudad llena de cosas malas. Una maravillosa ciudad pero con gente llena de mierda.
Era temprano,por lo que no había mucha gente en el tren; unos cuantos ejecutivos de viaje de negocios,alguna que otra familia yendo de viaje...Pero poco más.
Había un chico,de la misma edad que Adrienne,quizá algo más mayor,que la miraba fijamente. Él era alto,delgado,con cabello oscuro,piel pálida y ojos negros,tanto que no se distinguía la pupila. Lo único que destacaba de aquel chico eran sus ojos,penetrantes.
Adrienne,acostumbrada a que los chicos la mirasen,lo ignoró. Pero había algo en aquellos ojos oscuros,algo misterioso,algo indescifrable,que hacía que Adrienne no pudiera evitar mirarlo fijamente,devolverle la mirada,con algo de mordacidad.
El chico sonrió,una sonrisa casi cegadora. Adrienne respondió mordiendo su labio,algo que sabía que encantaba a los chicos. El misterioso chico sonrió de nuevo y sacudió su cabello. Aquello parecía una guerra de seducción.
Adrienne se deshizo su trenza y agitó su cabello,de manera sensual mientras pasaba la lengua por sus labios. A esto,el chico respondió con una sonrisa pícara y un guiño hacia la chica.
Entonces,el chico de misteriosos ojos se levantó y se sentó en el asiento frente a Adrienne.
Sonrió pícaro de nuevo.
-Hola,me llamo Jesse.
Su voz era grave,seductora.
-Adrienne.
Respondió ella,con su típica sequedad.
-Vaya. Pensé que una chica con tal atractivo sería dulce y se lanzaría a los brazos de todo un seductor y único como yo.
Este chico estaba haciendo perder la paciencia a Adrienne. Ella suspiró y miró por la ventana.
-Si quieres una chica dulce,busca en otro sitio. Y,sinceramente,no eres tan único. Si levanto una piedra,salen 20 como tú que se mueren por mí.
Jesse meditó un segundo y sonrió.
-Una chica guapa que sabe que lo es y lo utiliza a su favor. Mis favoritas.
Adrienne le lanzó una mirada mordaz. Hablaba de ella como si fuese un plato de comida que estuviera deseando devorar,y la miraba de la misma manera.
Apartó la vista de él y siguió mirando por la ventana.
-Y,¿por qué vas a Pennsylvania?
Aquel molesto chico jamás se iría,Adrienne lo veía venir.
-Huyo.
-Wow. ¿De qué?¿De la policía o algo así?
-Huyo de mí misma.
Las palabras salieron a borbotones antes de que las pudiera detener.
Mierda. ¿Cómo se suponía que iba a salir ahora de esta?

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