Epílogo.

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Recuerdos desordenados; Epílogo.

5 años después.

Gina, cuyo nombre ahora era Jade, estaba sentada en el sofá de su apartamento en Los Ángeles. La niña con tirabuzones negro azabache y ojos verdes, como la esmeralda sonreía, con un diente mellado.

De repente, alguien llamó a la puerta violentamente. Gina se levantó y se detuvo ante la puerta. Miró a su hija.

-Med, escóndete en tu habitación. Ahora. -la niña no vaciló y desapareció por el pasillo. Gina se pasó las manos por su cabello pelirrojo y abrió la puerta.

Su corazón, por un segundo, se detuvo. No podía creer lo que sus ojos veían. Era Jesse.

En estos cinco años no había cambiado, salvo porque estaba más musculoso y el pelo más largo de lo que lo solía llevar. Vestía completamente de negro y la miraba, con asombro. Tras unos segundos, el chico reaccionó y cogió el rostro de Gina con ambas manos.

-Adrienne -susurró. Y la besó, de esa manera que solo Jesse sabía hacer.

Se separó y la observó.

-¿Jesse?¿Qué haces aquí?-logró preguntar Gina.

Jesse la apartó de la puerta y entró. Ahora lucía enojado.

-¿Qué que hago aquí?¡Buscándote, Adrienne! ¿O mejor Gina? ¡Me dejaste con tan sólo esto! -tiró la carta que Gina le había escrito sobre la mesa.

-¡Jesse! ¿No leíste que estaba en busca y captura? ¡Maté a una jodida persona, Jesse! ¡Tenía que huir, o te meterían en la cárcel por refugiar a una fujitiva! -chilló Gina.

-¿Y por qué no volviste?-Sonó quebrado.

Las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas.

-Jesse, quiero mostrarte la razón por la que no volví -susurró.- ¡Med, ven, por favor!

Jesse pareció confundido hasta que vio aparecer a la niña de cabello azabache y pararse junto a ella. Miró a Gina.

-¿Quién es el padre?-susurró.

-Jesse, mírala bien.

Jesse volvió a mirar a la niña y lo compredió todo. Las lágrimas comenzaron a resbalar por su rostro.

-No volví porque creí que sería mejor no darte la responsabilidad de cuidar a un bebé.

Jesse asintió y se acercó a Gina. La besó.

-Dios, Adrienne, te amo.

-Te amo -susurró Gina en respuesta.

La chica dirigió la mirada hacia su hija, con una sonrisa.

-Med, te presento a tu papá.

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