Capítulo 8.

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Recuerdos desordenados; Capítulo 7.

Adrienne intentó hablar, entre sollozos.

-¿Qué ha pasado?-dijo, con dificultad.

-Él se ha...suicidado.- Jesse se veía afectado.- Lo encontré esta mañana, rodeado de pastillas y botellas de vodka vacías.

Adrienne tragó saliva. Daniel se había suicidado.

-También han encontrado esto.-Jesse le tendió a Adrienne un sobre amarillento en el que ponía su nombre.

Adrienne lo abrió. Era de Daniel.

"Adrienne, lo sé todo." Adrienne casi se ahoga al leer aquello,¿cómo que todo? "Quizá debería llamarte Gina." Sí, lo sabía. "Verás, no me he enamorado de ti tan rápidamente, en realidad, llevo años tras de ti, siguiendo tu pista, intentando aclarar el caso Mercier." Mierda, sabía lo de Diane Mercier. "Gina, mi dulce Gina. Sé lo que hiciste, y, aún así, estoy completamente enamorado de ti. Y por eso te digo que huyas. Están pegados a tus talones. Si no llegas a escapar de Nueva York, te hubieran pillado aquella noche. Huye, Gina, huye. Huye, pero ve sola. Debes dejar a Jesse.

                                                                                   -Daniel."

Adrienne tragó con dificultad.

-¿Qué dice?-preguntó Jesse.

Adrienne forzó una sonrisa.

-Dice que me quiere.

Jesse asintió.

-No ha sido tu culpa.

-Quiero creer eso, Jesse, relamente quiero creer eso.

****

Jesse tuvo que ir al hospital, para hacer el papeleo de la muerte de Jesse, y Gina (se volvió ha decir Gina a sí misma, ya que no merecía llamarse más Adrienne) aprobechó para hacer su maleta.

Metó toda su ropa, rápidamente, per no pudo evitar coger una camiseta de Jesse y un libro, también. Gina sacó ayer un pasaje de tren hasta Los Ángeles. En menos de dos horas, estaría atravesando el país. Una bocina sonó frente a la puerta de la enorme casa victoriana de Jesse. Gina arrastró la enorme maleta de piel escaleras abajo, y, con ayuda del taxista la guardó en el maletero. El taxi, de color negro, arrancó, dejando a tras a Jesse, a su vida. Dejando a tras a Adrienne y dando paso a su nueva identidad; Jade Merimée.

****

-¿Su pasaje, por favor?-el revisor extendió la mano.

Gina puso el ticket en su mano.

-¿Jade Meriméé?¿Es usted francesa?

Gina asintió.

El revisor sonrió y siguió revisando tickets.

Gina llevaba unas grandes gafas de sol que tapaban su cara y, antes de irse de Pennsylvania, se había teñido de rubia. Necesitaba camuflarse.

Gina miraba por la ventana, pensando en Jesse. Le había dejado una carta;

"Querido Jesse;

Cuando leas esto, ya estaré muy lejos de ti. No te diré donde voy, por tu seguridad. Jesse, no soy quien crees que soy. Mi...mi verdadero nombre es Gina Jussieu. Sólo tienes que buscarme en Google para saber por qué huía, por qué no te dije mi nombre. Jesse, si me amas, no digas a nadie sobre mi verdadera identidad. Por favor.

No te preocupes, te enviaré todas las cartas que pueda. Jesse, te amo, pero están en mis talones. No te digo a dónde voy porque sería hacer vivir a ti esta vida de fujitiva que llevo. Y no es divertido.

Jesse, hize algo horrible. Ellos lo saben y por eso me buscan. Jesse, lo siento, te amo. Lo siento. 

No me olvides, por favor. Eso sería lo peor que podrías hacerme. Sólo recuérdame como Adrienne, como tú Adrienne.

                                                                           -Esta chica sin nombre que te ama."


Las lágrimas resbalaban por las mejillas de Gina, haciéndolas arder. Se secó la cara bruscamente.

Con un sonoro silbido, el tren comenzó su camino, conviertiendo a Gina en una fujitiva.

Todo comenzaba otra vez.

Recuerdos desordenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora