Recuerdos desordenados; Capítulo 6.
Adrienne se despertó a la mañana siguiente, entre las suaves sábanas de seda de la cama de Jesse. Una oleada de tristeza la invadió al ver que él no estaba ahí, junto a ella.
Se levantó de la cama y caminó por la habitación, esquivando los montones de libros apilados, hasta llegar al corredor. La puerta de la habitación junto a la de Jesse se abrió y salió Daniel. Su cabello castaño claro estaba despeinado y enredado, sus ojos color miel entrecerrados y vestía tan sólo unos bóxers negros. Al parecer, en aquella familia el negro era el color de moda.
-Buenos días - medio bostezó Daniel.
-Hum, sí, buenos días.
Adrienne bajó las escaleras color caoba hasta la planta inferior y caminó hasta la cocina. Jesse estaba haciendo el desayuno; huevos revueltos y bacon. A Adrienne aquello le recordó a la mañana siguiente a que casi la violara.
Jesse, al reparar en su presencia, sonrió, lo que sorprendió gratamente a Adrienne. El chico se acercó a ella y la besó, aunque más que un beso fue un toquecito.
-Siento lo de anoche...- Jesse sonaba realmente arrepentido.
-Jesse, no lo sientas, no hiciste nada.
Ambos se abrazaron. En aquel justo instante, entró Daniel, aún en bóxers.
Jesse se apartó y dirigió una mirada gélida a su hermano, lo que dio a entender a Adrienne que, mientras ella dormía, habían tenido una pelea fraternal.
Adrienne no entendía el por qué de que pelearan tanto. Ella hubiera dado lo que fuese por tener a su familia junto a ella. Una oleada de tristeza golpeó a Adrienne. El recuerdo de su familia era doloroso, ya que no podía estar junto a su madre, Angélique, con su cabello pelirrojo, sus piel pálida y sus ojos color almendra. Añoraba también a su padre, , con su cabello rubio platino, su piel aceitunada y sus ojos verdes. Y a su hermano mayor, Dimitri, con su cabello rubio, su piel pálida y sus ojos almendra. Y a su hermana, Diane, varios años más pequeña que ella, pero que era exactamente como ella; cabello pelirrojo, piel pálida, ojos verdes y toneladas de pecas. La nostalgia se mezcló con la tristeza al recordar a su familia, que, por sus nombre era algo obvio que eran franceses,en concreto de un pueblo a las afueras de París. La culpa se añadió a todos los sentimientos de Adrienne cuando recordó todo lo que le ocultaba a Jesse. Le ocultaba algo tan grande como era su verdadero nombre; Gina Jussieu.
Todo comenzó a dar vueltas alrededor de Adrienne, poco a poco todo se fue fundiendo en negro. Lo último que noró fue el ruido sordo de su cuerpo dando contra el suelo y el dolor intenso que siguió. Y, entonces, nada.
****
Se despertó tumbada en la cama de Jesse, con este sentado a su lado, sujetando una bolsa de hielo contra su frente.
-Adrienne, ¿estás bien?
-Hum, sí.
Adrienne estaba aturdida y veía algo borroso. ¿Por qué se desmayaba tanto últimamente?
-Adrienne, ¿tú alimentación es regular? - Daniel sonaba serio y profesional, por lo que Adrienne dedujo que debía ser médico.
-Hum, claro, como bastante, enrealidad.
-Vale, pues podemos descartar la anemia.- Apuntaba cosas a toda velocidad en una libreta.- ¿Estás sometida a mucho estrés o sentimientos fuertes últimamente?
Adrienne recordó todo lo sucedido los últimos meses.
-S-sí.
Podía notar la mirada de Jesse clavada en ella, pero aún así sus ojos no se movían de Daniel, con su pelo castaño y su aspecto serio.
-Entiendo.- Apuntó más cosas en libreta y miró a Adrienne.- Debes relajarte. Despreocuparte. Sincerarte.
Adrienne asintió. Sabía que debía decirle a Jesse de su auténtica personalidad, decirle que no era Adrienne William, sino Gina Jussieu y que huía de algo que hizo. Algo horrible.