Capítulo 5.

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Recuerdos desordenados; Capítulo 5.

Adrienne caminaba sola, por aquel oscuro camino que llevaba a la casa de Jesse. Aún era de día, sobre las diez de la mañana, pero entre que estaba nublado y había niebla, la chica no veía más allá de su nariz. De repente, por el sinuoso camino, Adrienne distinguió una figura negra que avanzaba hacia ella. Su primer impulso fue correr, pero enseguida reconoció aquella figura; Jesse.

—Hola,Adrienne.

Su voz era grave, pero un poco más ronca de lo habitual.

—Jesse,¿qué pasa?Estás ronco.

—Ah, sí, es que mi hermano mayor está en la ciudad, duerme en mi casa y, bueno, no nos llevamos muy bien.

Adrienne rió.

—Vaya, ¿voy a conocer a tu hermano?

—Sí, eso parece.

Ambos sonrieron y caminaron por el sinuoso camino de tierra. Entre la bruma, Adrienne distinguía una casa victoriana azul cielo con detalles en blanco. Tenía tres plantas y más ventanas de las que Adrienne podía contar.

Entraron por la puerta,uno junto a otro. Sentado en un sillón de terciopelo victoriano, había un chico. Exactamente igual que Jesse, solo que más alto,con cabello color miel y ojos azules. Tenía una radiante sonrisa impresa en la cara. 

—Hola, tú debes de ser Adrienne. Soy el hermano de Jesse, Daniel.

Se acercó a Adrienne y besó su mano.

****

Eran alrededor de las once de la noche. Todo el rastro de luz del exterior había desaparecido.

—Me debería ir a casa...—dijo Adrienne, levantándose.

—Ya es tarde, Adri. Quédate —dijo Jesse, con una sonrisa seductora.

—Hum, no sé, Jesse...

—Quédate —insistió Jesse.

Adrienne esbozó una media sonrisa.

—De acuerdo.

Jesse sonrió.

—Magnífico. Dormirás conmigo —Guiñó un ojo y le dio un beso en la mejilla—Voy a ducharme.

Adrienne asintió y se volvió a sentar en el suave sofá de terciopelo rojo.

Daniel la miraba desde el sofá frente a ella, con una sonrisa divertida en la cara.

—Vaya, parece que vais a tener una noche...divertida.

Adrienne rodó los ojos y lo ignoró.

—Hum, ¿sabes algo? —Daniel, pese a sonar tímido,insistía en conversar con Adrienne.— Tu carácter es arrogante, incluso frívolo, pero eso te hace...interesante, misteriosa. 

Adrienne se sonrojó.

Daniel sonrió, se levantó y desapareció por el oscuro pasillo.

El grifo de la ducha del piso superior paró de sonar. A los pocos segundos, Jesse apareció con su cabello azabache empapado y con tan sólo una toalla rodeando su cintura.

—¿Vamos a arriba?

Adrienne miró a Jesse, con su pálido y marcado abdomen. Asintió.

Jesse se acercó a ella, y, cogiéndola por la cintura, la condujo hasta el piso superior. Jesse posó su mano sobre el pomo dorado de una robusta puerta color caoba.

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