Primera cláusula

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Creer en Dios: En este primer paso hay dos opciones, crees en él, en su existencia o buscas como creerle, Porque aunque sea un tema un poco escéptico para muchos, un tema aburrido, que te da pereza, sueños, deseo de dejar de leer o tratar de dejar el tema para después porque tienes que ir al baño, o te dio hambre y primero la barriga, sí entiendes que es un tema que puede esperar o un tema que activa debates y prefieres no hablarlo, ni entenderlo, entonces, continua tu vida como la llevas, llena de fracaso, enfermedad, escasez, vacíos emocionales, de búsqueda en búsqueda por ese bebé deseado, por esa pareja idónea, con una relación frustradas con tus padres, haciendo de todo para ser feliz y solo te sientes cansado sin salida a nada, sin camino que te lleve a la solución, sí para ti es un asunto que puede esperar, pues sigue con lo que estás haciendo sabiamente mal y cuando estés bien cansado de vivir de desventura, de rencores, de vicios en vicios, y reconoces que debes cambiar y conocer de Dios y buscarlo estarás listo para encontrar tu plenitud.

Pero de que es un tema al que debemos de enfrentar cuanto antes, para dejar de embarrarla y darle plenitud en nuestras vida, lo es, más que un tema es un estilo de vida distinto, donde todo recobra sentido, es una vida llena de bendiciones, de abundancia, de milagros y felicidad.

A Dios hay que llamarlo por su nombre y cuando le reconoces por lo que es y aceptas que hay una fuerza mayor a ti, a tus circunstancias, a tu vida y tus seres queridos, que pone y quita, que abre y cierra, que te enseña la verdad y que te hace sentir plenitud sin tener aun cambios significativos en tu vida, entonces le das total sentido a tu vida.

El problema de esto es que hemos crecido oyendo de Dios y lo vemos como algo ficticio, con características de un ser que juzga, que condena, que es culpable de todo, y cuando todo está fuera de control, el juicio es contra él, es fácil encontrar a quien culpar, y más si es alguien que no buscas, no lo conoces y no le escuchas, pero él no tiene nada que perder, es dueño de todo, no te necesita para ser feliz, pues él es la felicidad, que tú le culpes o lo condenes solamente te hace infeliz a ti, porque no conoces que dentro de Dios está la protección, el amor, el cuidado, y todo por lo cual lo careces.

Un libro  para PerdedoresWhere stories live. Discover now