Él pensó en su respuesta, viendo detenidamente al suelo, mientras que con su dedo índice daba un par de golpecitos en su labio inferior.
—Tsuji —dijo cuando llegó a la conclusión y volteó a verla—. ¿Qué te parece... Tsuji?
—¿Te gusta ese apodo? —ella ladeó la cabeza, intrigada. Él asintió sin rechistar—. Es curioso... Nadie me lo había dicho.
—¿Cómo te dicen normalmente? —giró su cuerpo hacia ella.
Ambos estaban sentados en unas pequeñas escaleras, en específico, los dos peldaños de la entrada de la casa de ella.
—Hitsu. Así me dice mi hermana... O mi padre... —vio a los lados.
—¿Por qué no vives con ellos? Quiero decir... —se acomodó en su lugar, cruzando un pie sobre su pierna estirada, a la vez que arrancaba un pequeño trozo de pasto y comenzaba a jugar con este, cómo si lo usara para concentrarse—. Puedes ir y vivir en el castillo con ellos... ¿Por qué no lo haces?
—No me gusta —levantó sus hombros, para mostrar desinterés—. La "vida" como princesa es algo que me molesta, mi hermana puede ocupar el trono sin ningún problema, y yo... Bueno... Viviré el resto de mis días en este lugar.
Su acompañante la vio por unos segundos, memorizando cada uno de sus gestos.
—No logro entenderte, Tsuji —recargó el mentón en su mano, apoyándose en su pierna—. Puedes tener al mundo a tus pies... Pero no lo tomas.
Hitsuji sonrió, riendo suavemente. Bajó la mirada a su regazo, a la vez que jugueteaba con sus dedos nerviosos. Vio a algún lugar sin punto fijo.
—¿De qué sirve tenerlo... Si al final te sientes vacío?
Abrió el ojo lentamente, volviendo sus manos en duros puños.
¿...De qué servía todo... Si al final... Te sentías vacío?
Esos recuerdos, esas palabras torturaban su corazón cada día.
Mordió con fervor su labio, intentando retener la golpiza de sentimientos en su interior.
«Sólo vives para servirle a tu Capitán... Nada más, ¿Lo has entendido Hitsuji?».
Había perdido la cuenta de cuantas veces se había repetido lo mismo una y otra vez. Sólo para convencer a su corazón herido.
Inhaló y exhaló suavemente, intentando tranquilizarse. Observó el cielo de colores vivos que se alzaba en el horizonte. Istar tenía un cielo peculiar, que a su vez, le encantaba.
Sus ojos viajaron hacia abajo, y, sorpresivamente se encontró con una escena que no quiso ver.
Desvío la mirada y giró para bajar de la roca en forma de torre más alta de Istar.
No quería ver nada relacionado con esa Diosa.
Pero...
Él era feliz... Y eso le bastaba... Con verlo dar todo de sí, incluso su vida por la Diosa, le daba la suficiente satisfacción y más. Verlo de tal manera era todo lo que ella quería.
Tras un pequeño brinco, llegó sin problemas al suelo, comenzando a caminar lentamente.
Se acercó a Jenna, la Druida más confiada de las que había en ese lugar y observó cómo desde una pequeña esfera de cristal se podía ver a Arthur junto a Gowther luchar dentro de una cueva.
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| Miracles | Nanatsu No Taizai.
RandomHace diez años, los Siete Pecados Capitales fueron acusados de matar al Capitán de los caballeros Sagrados de Liones: Zaratras. Nos diste la orden de separarnos y reunirnos después; recuerdo haber salido corriendo por las escaleras y lanzarme por un...