Me despierto con un dolor terrible de cabeza, me dirijo a mi mesita de luz y busco algún ibuprofeno, algunas de las chicas ya se están despertando, la alarma suena a las 6 para todas, así tenemos tiempo de estar listas a las 8 para que el autobús pase a recogernos, esta vez no me tocaba darme prisa, ya no sería una más en ese autobús. Mientras busco mis zapatillas deportivas miro a mi alrededor, pensar que por tanto tiempo busque hacer de estas paredes mi hogar, pegando imágenes de mis lugares y bandas favoritas en la pared del dormitorio que me corresponde...ya que aquí dormimos 10 chicas juntas y decidimos entre todas empapelar todo con cosas que nos hagan felices, ya que las paredes grises a medio pintar, con manchas de humedad, a ninguna nos agradaba, sin contar las camas parecidas a las de esos viejos psiquiátricos, que hacen un ruido espantoso cada vez que te giras en la noche, sabes cuando alguna de nosotras se despierta, luego de años conviviendo creo que sabemos cómo suena la cama de cada una.
Nos dormimos abrazadas junto con Lucy, y lloramos, y nos reímos, y volvimos a llorar. Estamos sentadas en el comedor, desayunando por última vez estas tostadas que parecen cartón, extrañare un poco a la cocinera Leonor, siempre fue más buena que lo que cocina. Recuerdo el día que llegue aquí, vinieron los policías a dejarme, estaba mojada, asustada y muy sucia, llovía demasiado y no media más de un metro con unos pocos centímetros más y ver tantas niñas y chicas, no comprendía donde estaba, por un memento creí que era un colegio, pero no parecía uno, con sus techos altos, sus escaleras de madera vieja, como si fuera una casa antigua, de esas donde hay tocadiscos, y gallinas en el jardín, no lo sé, solo sé que la directora Elizabeth llamo a Leonor para que se hiciera cargo de mi mientras termina con mi ingreso, ella me sostuvo en brazos hasta llegar al baño, luego de la ducha me llevo a la cocina a comer chocolates, nunca me miro con lastima, eso se lo agradezco.
Basta de recuerdos, veo como Lucy se incorpora en su cama, nuestras camas están una junto a la otra, y me mira, con una media sonrisa y los ojos hinchados, de dormir y llorar, seguro me veo igual que ella, somos tan distintas, físicamente y sentimentalmente, ella es bastante más alta que yo, en cambio ella tiene cara de niña dulce, es como si su cara nunca creciera, con su pelo enrulado y negro, y sus ojos grises, es muy hermosa, tiene un buen física a pesar de la edad que tiene, la llegan a confundir con una chica de 20 años, hasta que ven su rostro. En cambio, yo bueno, soy bajita, el pelo lo tengo ondulado, y muy fino, asquerosamente complicado para peinarlo, por eso no lo hago, y no lo que me sobra por aquí, me falta por allá, ya saben, tengo mi pancita pero que le puedo hacer, amo el helado y los dulces más que a mi vida. Aunque el físico no es algo que me impida ser feliz, todos suelen decirme que tengo ojos hermosos, verdes y grandes, pero son solo ojos, uno no puede elegir como ser por fuera, pero si por dentro, aunque me encuentran parecida a Hayden Panettiere, aunque con menos senos, sinceramente.
Notaba la tristeza de Lucy en los ojos, aunque intentaba mencionarme estupideces de esas que le gusta leer en internet mientras llegavamos al comedor, yo intentaba reír, como si en realidad estuviera prestándole atención. Al salir del comedor siento que alguien me toma de la mano.
-Camille, quiere hablar a solas contigo. -Me dijo Leonor, la cocinera.
- ¿Que sucede Leonor? Esta vez yo no tome ninguna galleta, te lo juro. -Le digo con seriedad.
- No es eso cariño, eso da igual ahora, solo quiero decirte una cosa antes de que te vayas. - extiende su mano y me acaricia el pelo. No quiero llorar ahora.
-Dime, me pones nerviosa, y sabes que no aguanto mucho. - le digo intentando ser graciosa, pero no lo logro. Para ser realista, nunca lo logro, nadie entiende mis chistes, aunque para mí son muy graciosos.
-Recuerde que eres importante, ¿sabes? Eres lo más importante para alguien, y tienes que ser fuerte por ella. - Me dice con lágrimas en los ojos, maldición aquí vamos.
-Tú también eres importante para mí, fuiste la primera persona que me trato con amor cuando llegue aquí, luego de pasar por toda esa mierda, lo siento, por todo eso, ya sabes. - A Leonor no le gustaba para nada que usáramos la palabra mierda, pero yo no puedo evitarla.
-No hablaba de mí, habla de ti, tu eres importante para ti misma, ¿entiendes? No te falles, ese mundo fuera de este lugar es raro, has vivido toda tu vida aquí, tienes que ser fuerte, no te diré que todo es malo, pero tampoco es todo bueno, solo llámame ¿sí? Cuando sientas que no das más, llámame mierda. - me abraza tan fuerte, que no pude aguantar las ganas de llorar, a la vez que reía, era la primera vez que la escucho decir mierda.
- Has dicho mierda Leonor, estarás castigada querida, por el resto del día. -Así me decía ella, y me dejaba sin ver los simpson, comenzamos a reír.
-Te amo cariño. -Me dice secándome las lágrimas.
-Yo a ti también Leonor nos vemos pronto, debo ir a hacer la maldita maleta. - Le dije abrazándola por última vez.
No tenía tantas cosas, pero con todos los regalos de mis amigas, no tenía más lugar en la maleta, y tuve que llevarlas en las manos, estábamos en la entrada del orfanato, esperando que llegaran mis "padres adoptivos", junto con Lucy que le había rogado a la directora despedirme en la puerta, y la directora para entregar mi documentación.
Llegaron. Tengo una familia, la ultima que tuvo me duro solo 5 años, hasta que todo se desmorono y termine aquí, ahora que me pasara.
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Camille
Teen Fiction¡¡maldita sea Camille, nunca entiendes nada de lo que intento decirte!! -Me grito, con los ojos rojos, a punto de llorar. ¡¡ Y tu nunca entiendes mis estúpidos chistes, Phillipe, es prácticamente lo mismo!! - Le grito, intentando imitarlo, colocánd...