¿Cuánto había pasado ya? No lo sabía pero JiMin estaba por colapsar.
Desde que el sol salió en la mañana sus amigas se la habían llevado a rastras de su casa, entre el sueño logró reconocer la Hummer negra de NamJoon y a unas sonrientes mujeres que parecía habían sacado la lotería.
— ¿Cómo lograste que NamJoon Oppa te prestara su Hummer? — pregunto mientras sus dos amigas la acomodaban en la parte trasera. Pues después de Jin la Hummer era todo para NamJoon.
JiMin aún recordaba como se volvió loco el hombre cuando sus padres se la regalaron. Jamás la prestaba ni siquiera al amor de su vida y eso desconcertaba un poco a JiMin. TaeHyung le sonrió cómplice a JungKook y después a Jin por el espejo retrovisor.
No fue hasta que la tierna tonada que Jin le tenía a NamJoon sonó como loca en el bolso de la pelinegra JiMin entendió. Miro los azules ojos rasgados de su Unnie y abrio su boca formando una perfecta ‘‘ o ’’.
— ¡Lo tomaste!
La rubia no supo si contó un gran chiste pues las tres mujeres comenzaron a reír sin parar, término contagiada por la risa limpia vidrios de la mayor.
— Yo se lo pedí. — se excuso la de rasgos finos. Tomó el teléfono cuando se detuvieron en un semáforo rojo, pues el teléfono no dejaba de sonar. — Bueno.
Canturreo con amor empalagoso y puso el altavoz.
— ¡Jin! ¡¿Dónde rayos estas?! ¡¿Por qué te llevaste mi camioneta?!
Ahogaron sus risas por la manera desesperada de hablar del moreno novio de su amiga. Ella hizo un —shhh— y puso un dedo en sus carnosos labios rojos. Acerco el aparato a su boca y soltó una risita.
— No me lleve nada amor, tú me lo prestaste. — se despabilo con gracia mirando a las menores. — ¿Acaso no te acuerdas?
Su tono eran tan calmado y pacífico. Jin tenía una voz dulce para las personas pero cuando se trataba de NamJoon era como miel y hojuelas.
— ¡Eso es mentira! ¡Trae mi camioneta ahora!
— ¿O qué? — reto la pelinegra.
Como había dicho, SeokJin eran miel sobre hojuelas pero también era una cabeza dura a la que le gustaba llevar al extremo a su paciente novio. Las chicas aún recordaban cuando NamJoon casi mata a un tipo solo por estar ‘‘ demasiado ’’ cerca de su princesa.
— No me retes mujer.
— ¿Sabés Nammie? Estoy algo molesta, creo que necesito compañía. — susurró. Las menores abrieron la boca a más no poder, cada una de ellas abrazándose hasta quedar hechas una gran bola de piel y cabello.
— No te atrevas. — la voz ronca del moreno se volvió dura y seria.
— Creo que … — Hizo una pausa y después soltó una risita. — El chico de la cafetería en el centro comercial podría darme una muy buena compañía.
— ¡De esta no te…!
Cortó.
— ¡Esponja enloqueciste! — Gritó JungKook saliéndose del abrazo que se habían dado.
— ¿Qué? —SeokJin puso en marcha la camioneta otra vez y aceleró.
Pronto ya estaban estacionadas en el aparcamiento del centro comercial.
— Estas demente Parker.
— No pasa nada chicas, vamos a comer tengo hambre.
Con duda las menores siguieron a la alta y esbelta mujer de traje elegante. SeokJin trabajaba en una reconocida firma de abogados, por lo que la mayoría del tiempo la verías usando esas largas y ceñidas faldas de vestir, una camisa blanca igual de vestir y un saco que conviene con la falda y sus altos tacones rojos. Su cabello negro se movía a los lados con el meneo de sus anchas caderas.
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« 閔嫉妒 » • YM; Fem
Fiksi PenggemarYoonJi no podía evitar volverse loca cada que alguien trataba de hablar con su hermosa novia. Pero del amor a la obsesión hay una línea muy delgada. [ Contenido delicado. Respete la obra si no es de su agradó. ]