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Capitulo 11

Estoy llegando al lugar donde me cito Emilio, la fachada es muy bonita. Parqueo la camioneta y me bajo. ¡DIOS! Una camioneta blanca estuvo a punto de atropellarme, pero solo fue un golpe, debo estar volviéndome loco, la mujer que iba manejando se parecía mucho a Itatí. Pero ya basta Martín concéntrate, tal parece que la Ciudad de México me pone muy mal de la cabeza.

-Buenos días, busco al señor Emilio Larrosa.
-Buenos días, Señor... ¿Cobos?
-Si.
-Pase, subiendo las escaleras en el primer balcón lo esperan.
-Gracias.

-¡Cuevas! Que alegría verte después de tanto tiempo, pasa siéntate.

-Gracias Emilio, no pues la alegría es mía tenía muchos años sin platicar contigo, uno de los grandes maestros de la vida.
-Siempre haciéndome sentir bien exagerando tus comentarios, pero por hoy te voy a creer -suelta una risa-.
-Bueno -ríe- pero dime para qué soy bueno.
-Estos actores de hoy tan impacientes, no quieres mejor un café para comenzar.
-Bueno, si te acepto el café mientras me platicas porque tanta intriga.
-Ya, ya, se que no me dejaras  en paz hasta que te diga.
-Perdón pero soy curioso.

-No te lo creo he -sarcástico-, bueno en fin estoy preparando una novela, que es la versión mexicana de hasta que la plata nos separe con un tono más ligero, con un aire de comedia. Y bueno de inmediato pensé en ti, el personaje me encanta para que tu lo hagas.
-¡Emilio! -sorprendido- Pero yo tengo mucho fuera del juego y jamás jamás en mi vida he hecho comedia.
-Lo sé y de eso se trata de que te atrevas a hacer cosas nuevas, sacar la mejor versión de ti en la comedia sin pretender que seas un payaso.
-No lo se Emilio, pero bueno, ¿Quién será la protagonista?
-Realmente tengo dos candidatas, pero yo solo pienso en una, se que si ella acepta será un éxito total.
-¿Y se puede saber quien es?
-¿Te han dicho alguna vez lo curioso que eres?
-Si -ríe- pero en caso que llegará a aceptar es importante saber con quien me voy a besar.
-En eso tienes mucha razón, es nada más y nada menos que Itatí...
-¡¿Cantoral?! -se atraganta con el café-
-Si, la misma. ¿Cuál más? Y toma con más cuidado. -ríe- ¿La conoces?
-Si.
-¿Tienes algún problema con ella?
-Claro que no, todo lo contrario me da gusto, es más me causa felicidad, y si ella acepta ten por seguro que cuentas conmigo.
-Mira que listo me saliste, ahora lo que mi hija diga se hace.
-¿Tu hija?
-Es un decir, a esa niña la vi crecer en la televisión y yo la siento como una de mis hijas y ella me considera como su segundo papá.
-Bueno, ya sabes si ella acepta solo llamame para formalizar todo o en su caso directamente para firmar contrato.
-Solo te recuerdo que está casada y lo peor, con un hombre que la cela hasta con su sombra.
-Achis yo también, desafortunadamente, pero yo solo dije eso porque ella es la comapañera de fórmula ideal.
-Ay si, hagamos como que te creí casanova Fernández. -Pedro suelta una carcajada-
-Ay perdoname pero yo esto tristemente casado.
-¿No eres feliz?
-La verdad no, desde que me fui de México ya nada es igual.
-Bueno pues creo que si será la mejor mancuerna, están en la misma condición.
-Como.... ¿Ella no es feliz?
-Yo no he dicho eso no me mal intérpretes, pero mira, esto es parte del libreto léelo y me dices si aceptas o no y agendamos otra cita, por el momento me tengo que ir tengo una reunión con el señor Azcarraga y como sabrás no puedo llegar un minuto tarde es el jefe de jefes.
-Claro vete tranquilo yo te llamo pronto.

-Estoy completamente idiotizado, la mujer que casi me mata seguro era ella, esta es la oportunidad de mi vida y por lo que a Emilio se le escapo entendí es que ella no es feliz, y pues yo mucho menos, que nos equivocamos, pero podemos corregir los errores aún, o almenos podré volver a besar sus suaves labios aunque sea por trabajo