Two M

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Badump. Badump. Badump.

El corazón de Momo latía con fuerza contra su pecho mientras corría a toda prisa, el detective casi pisándole los talones. Estaba seguro de poder escuchar las sirenas de los policías acercarse y si lo rodeaban difícilmente tendría modo de escapar. Era su tercer encuentro con él, pero a diferencia de los otros dos éste había sido un completo accidente. Sólo había ido al supermercado para abastecer sus víveres cuando la bien conocida voz del de cabello plateado sonó detrás de él.

Sólo se vieron por un segundo, y lo siguiente que Momo sabía era que se encontraba dentro de una persecución. Tenía que admitir que era increíble que el detective viera tan rápido detrás de su disfraz, aunque podía decir que ese no había sido el mejor. Sólo se había aplicado algo de maquillaje que hacía ver su piel un poco más oscura, sin mencionar que traía lentes de contacto de un tono verde brillante.

No tenía ningún explosivo menor o arma oculta consigo, por lo que sólo le quedaba poner toda su energía restante en tomar el suficiente impulso para alcanzar a llegar a la otra plataforma sin morir en el intento. Si bien no estaban muy lejos del suelo, una caída desde esa altura sería bastante dolorosa, además de que no tendría el tiempo suficiente para recuperarse antes de que lo atraparan.

—¡Cuidado! —gritó por una parte para confundir a su perseguidor y por otra para calmar sus nervios. Para su buena suerte Momo estuvo lejos de caer de una forma distinta a la que planeaba, logrando hacer que el detective se detuviera sabiendo que no lo imitaría porque había perdido el impulso apropiado.

Sin detenerse a ver sus siguientes movimientos, continuó corriendo esperando que la policía no fuera más rápida que él. La ventaja de conocer toda la ciudad era que tenía más de una vía de escape, pero ahora que la adrenalina comenzaba a desaparecer quería llegar cuanto antes a su departamento. Había fracasado en su compra de víveres, pero algo podría encontrar en la tienda de convivencia.

Originalmente la idea de tener a una persona particular encargada de capturarlo lo había llenado de emoción; se sentía como uno de esos clásicos villanos de novelas policiacas y detectivescas, pero era mucho más trabajo de lo que había imaginado. Sherlock y Moriarty lo hacían ver algo más sencillo y con menos persecuciones.

—Hogar, dulce hogar —murmuró cuando al fin pudo ver el complejo de apartamentos en el que se ocultaba. Como la zona no era realmente segura además de tratarse de un barrio sencillo con absolutamente nada llamativo había sido el mejor lugar que Momo había encontrado para ocultarse desde que comenzó con eso de ser un terrorista.

Su casera era señora muy mayor con mala visión que por un muy bajo precio le rentaba; no parecía ser consciente de su identidad y aunque lo fuera no parecía importarle, tampoco era como si la viera muy seguido. Además estaba demasiado seguro de que en las otras habitaciones otros criminales podrían estarse escondiendo al igual que él. Cuando entró en su apartamento la presencia de unos zapatos en su entrada hicieron que inmediatamente sonriera.

—¡Ban-san! —exclamó.

El susodicho lo recibió con un beso en la frente, y tras abrazarse por unos segundos que parecieron horas, cerraron la puerta a sus espaldas para evitar miradas indiscretas. Banri era el presidente de una importante y reconocida industria, por lo que no podía permitir que lo vieran en barrios como esos y mucho menos abrazando con tanto aprecio a un terrorista buscado como lo era él. Aunque mantenían su relación desde mucho antes de alcanzar esos puestos, siempre se habían asegurado de que nadie la descubriera. Era culpa de Momo con su repentina decisión de convertirse en terrorista que el tiempo que pasaban juntos se redujera considerablemente, además de que ahora tenían el doble de cautela cuando se encontraban, por lo que fue una agradable sorpresa encontrarlo ahí.

MISSION (Re:vale) (Yaoi) (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora