IV. Ludum

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Las ásperas manos acarician con suma delicadeza cada parte de la piel ahora expuesta, el gélido contacto en su ardiente cuerpo le proporcionaba un placer estremecedor.

Las manos varoniles presionan firmemente su tersa piel blanquecina. Tan ágiles, tan precisas. Presumen de la maestría en seducción con la que cuentan. Son expertas. Recorren todo lo puesto a su alcance para finalmente, descender por el sur.

Bajan decididas trazando el área de sus curvas, demandando la figura contraria. Queriendo grabar en sus huellas dactilares toda la esencia. Deseando impregnar la suavidad y el sentir de las cosquillas que ocasiona el roce de pieles. Anhela guardar todo, memorizar hasta el más mínimo detalle.

Los mudos suspiros que se escapan de los labios ajenos le hacen saber la comodidad sentida.
Satisfacción es lo único que inunda su mente y es reflejada al exterior en una sonrisa.

Una sonrisa que poseen sólo los de su especie. Una sonrisa perfecta, coqueta, elegante, seductora.
Clasificada en muchas palabras, resumidas a una sola función según las generaciones humanas.

Afuera el cielo oscuro llora,
Los cuervos graznan.
La luna ilumina,
Y el viento silba.

La situación es digna de una desquiciada obra de delirios de las noches más largas, incluyendo sus secretos tormentosos.

No es otro escenario cliché de terror.
Es meramente un acto de sensualidad pura, de profanación.

El manto de seda que cubre del frío aquel cuerpo inerte que es corrompido por los insistentes toques, es totalmente retirado.

Ahora, el profano puede apreciar la perla escondida. Aquél tesoro que ante sus ojos, fue gratificante obtener. Como la frase del encontrar una aguja en un pajar.

Así se siente él, al observar tan bello ser.

Frente a sus grises iris, la más dulce creación.

Un poco de esperanza entre tanta incertidumbre.

Lo más puro en un mundo asquerosamente corrompido.

Y esta ansioso.

Fundirse en fuego ocasionado por sus vaivenes acelerados.
Unirse entre gemidos y respiraciones entrecortadas.

Ser uno a mitad de la madrugada.

Mordiendo, lamiendo, deleitandose de todo lo que esta frente a él.

Pero sabe que debe esperar.

Y aún que la inexistente consciencia le incite.
aún que las manos le piquen, aún que su excitación incremente.

Tiene que esperar.

Por el momento solo puede alimentarse de simples y aburridas caricias.
Que en su conocer, no es nada por el cuál emocionarse.
No es nada más que una auto tortura.

Una aburrida y muy cruel tortura.

Pero su pecho acelerado le indica que la espera valdrá la maldita pérdida de tiempo. Y no puede evitarse emocionado a por el momento oportuno.

Él es consiente de que el cuerpo ahora bajo el suyo esta hecho un desastre.
Específicamente la mente.

Acaricia los largos cabellos que gracias a la madre luna realzan el color miel de los mismos.

Él es consiente de quien duerme bajo su pecho ya le ha visto mucho antes. Pero aún no lo sabe.
Que se cuestiona que esta mal con su cabeza, que se siente inquieta y muy perdida. Muy ajena de sí misma.

No puede evitar el sonido que emerge desde su garganta.
Una risa infantil envuelve toda la habitación.
Le hace gracia el saber que la salud mental de su víctima esta en apuesta.

Y él es consiente de que para la mala suerte de quien está ahora en los reinos de morfeo...

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Incubo | Jackson Wang | Got7 | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora