capitulo 5

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Siento la adrenalina correr por mi cuerpo, mis manos están bañadas en sudor.

Me levanto de donde estoy "escondida" y corro rumbo a las escaleras, tratando de no hacer tanto ruido, cuando lleguo, cierro la puerta y camino rápido hacia la cama sintiendo los pasos detrás de mi, me acuesto y me tapo con las sabanas hasta la cintura, no mucho después tocan la puerta seguido de un "¿se puede pasar?".

- Si - repondo acomodandome en la cama en un acto que reflejaba cuan nerviosa estaba con dicha situación.

Un chico, de aproximadamente mi edad, estaba parado en medio de la habitación. Me permito tomarme un momento para analizarlo, cabello rubio, labios pequeños, cuerpo de ensueño..., la misma imagen de un Dios griego, pero lo que mas me impresiona es el peculiar color de sus ojos; verdes, como las plantas que de pequeños solíamos recolectar. El color esmeralda no había cambiado ni un poco tras el pasar de los años, profundos, misteriosos pero con un toque de divercion en ellos.

En tan solo pocos minutos había recordado todos los momentos que, por alguna razón, habían sido encontrados en mi memoria. Como fugaces imágenes, volaban cada uno de estos.

- Petter... - logro susurrar después del incomodo silencio que se avía formado en el pequeño espacio.

- El mismo de siempre - sonrie y camina asía mi - veo que no me has olvidado.

- No. - afirmo.

- Yo tampoco me he olvidado de ti stefany, claro que pensé que después de todos estos años habrías crecido lo sufisiente para igualarme - Era obvio que nunca me dejaría de molestar por mi poca estatura, pero ahora no me importaba eso, aunque también era obvio que solo lo decía para molestarme ya que no podía ver mi tamaño ahora ya que estaba sentada.

- Bueno pero cuentame, ¿que has echo?, ¿que hay de nuevo en tu vida?. - se sienta en un lado de la cama y continua mirándome espectante.

- Pues... - ¿que debo decirle?, me han pasado tantas cosas desde que me mude a los ángeles..., la amargaga relación con mi madre, la depresión, los cortes..., la muerte de mi padre, cosas de las que nadie se podía enterar. Cosas de las que el no podía saber nada. - pues... lo mismo de siempre - pause tratando de encontrar las palabras adecuadas para hacerlo mas creíble. - ya sabes, lo normal. - sonreo tratando de parecer sincera.

<<cobarde>> grita mi mente.

- Pues me alegra que todo este bien.

Me mira directamente a los ojos, sus ojos, esmeraldas profundas que te invitan a perderte en ellas, pero aun asi, eran impetrables, no decían nada, era como tratar de adentrase en un mundo impredecible; abruamdor pero jodidamente tentador al miso tiempo.

Sonrió y me fue imposible no devolverle la sonrrisa de igual forma, seguiamos con el juego de miradas, era casi como un reto, el no dejaba de mirarme y por alguna razón yo le seguía el juego.

<<Se esta burlando de ti, ¿no lo ves?>>

Vuelvo de un golpe a la realidad, era sierto, el estaba tratando de hacerme sentir incomoda. Lo havia logrado.

Desvíe la mirada, me sentía incomoda, nerviosa, demaciado vulnerable.

- Es increíble cuanto has cambiado - susurro pero yo no le respondi. No le iba a seguir el juego, no de nuevo. No podía confiar en el, no podía confiar en nadie

Lo miro, ahora era yo la que estaba poniéndolo incomodo, podía notarlo en la forma en la que me miraba, su seño estaba un poco fruncido y eso-de alguna manera-me hacia sentir bien.

- Bueno yo... creo que es mejor que me valla - Bien, había conseguido ponerlo incomodo.

Camina hasta la puerta, la abre y la sostiene por el picaporte quedando parado de espaldas a mi.

- La próxima vez asegurate de que no se escuchen tus pasos en las escaleras - Se voltea y me mira directo a los ojos, podía notar un poco de burla en ellos. - y... - sonrie - Es de mala educacion escuchar conversaciones ajenas. - Dicho esto sale de la habitación cerrando la puerta tras el.

Sigo mirando la puerta por unos minutos para luego darme cuenta de que el había notado el pequeño juego que yo había creado.

Ahora el tenia la ventaja.

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