Caín

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Por primera vez en casi una semana sonó el teléfono de la casa de mi padre con el código de España por delante...

Sentí unas puñaladas en el corazón ¿podría oír su voz de nuevo? Me estaría buscando para darle una explicación, pero que iba a decirle exactamente... ¿lo siento? ¡que tonto fui! No... ignore el teléfono y subí a mi habitación aún que el teléfono seguía escuchándose, lo dejé sonar hasta que tras media hora paro.

Las lágrimas abordaron mis ojos y ya no pude detenerme ¿qué tan capullo podía ser para no contestarle? Eso ya tiene que estar claro, EXTREMADAMENTE capullo.

Baje a buscar a mi padre al oír un ruido abajo, creí que lo encontraría entrando tambaleándose, pero encontré en la cocina, recogiendo la basura, sobrio... esta limpiando.

- ¿todo bien? - pregunté.

- a sí... sólo limpio un poco, tienes los ojos rojos.- señaló.- ¿todo bien? Devolvió la pregunta, no supe responder, entonces cuando menos esperaba me encontraba en la sala sentado junto a el, terminando de contarle toda mi historia después de que abandone Italia... el tenia lágrimas en los ojos.

- como lo siento hijo... no supe ser un buen padre para ti.- se limpio las lágrimas.- tienes que regresar, no puedes perderle, te equivocaste pero ya eres un hombre, debes asumir las consecuencias, si te llamo debe ser por algo... créeme, no la arrastraras a ningún infierno, ella podría llevarte al cielo y es allí donde se quedarán.- el teléfono interrumpió su discurso.- anda ve contéstale...- Dice sonriendo, ya no resistía más, necesitaba por lo menos oír su voz, camine al teléfono y contesté.

- Bueno...
- ¿Caín? - pregunta alguien del otro de la línea.
- sí... ¿quien habla? - pregunté extrañado, creí que sería mi Elena.
- soy Gina.- responde sollozando.- la madrastra de Elena...- llora, todas las alarmas de mi cuerpo se encienden.

TRAGICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora