Nuevas responsabilidades

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2 meses...2 meses esperando a básicamente nadie, he contado cada día que pasaba sin ellos, se me hacían  eternos. Ya no quedan libros que leer o canciones que tocar. Cada vez me sentía con menos esperanzas encerrado en la soledad de mi hogar.

He tenido que hacer cosas muy crueles para sobrevivir. La primera fué cuando una familia entró sin avisar, buscaban cobijo, pero yo no podía  confiar en nadie y más aún siendo un fugitivo, me suplicaron e incluso me ofrecieron recursos, pero los tuve que hechar por la fuerza, me arrepentí pero...no tenía opción. Lo segundo ocurrió hace pocos días, la comida se acabó y no podía ir ha comprarla a la luz del día, por lo que ataqué un camión de provisiones a las afueras de la ciudad por la noche. cada vez que necesito comida voy al apartado lugar del "accidente", del que solo sé yo.

Cambiando de tema, creo que ya sé porque me quieren atrapar cuanto antes. He descubierto lo peligroso que puedo llegar a ser, a veces incluso me doy miedo. Cuando se movieron esas cosas flotando en la base, no era mera coincidencia, al parecer poseo algún tipo de telequinesis muy poderosa y he estado poniéndola a prueba todo este tiempo. Lo hago sin mínimo esfuerzo, solo tengo que desear como y donde quiero que se mueva el objeto para que instantáneamente ocurra sin más. Logré atacar el camión haciendo que un enorme pedrusco de 10 metros chocara contra él a enormes velocidades, y aun así, presiento que puedo controlar cosas más grandes.

Lo que faltaba, soy un súper humano y encima con poderes telequinéticos.

Todo esto me supera, están ocurriendo demasiadas cosas ultimamente.

Sé que mi familia no volverá, por lo que creo que lo mejor sería largarme de aquí. Tan solo coger una mochila y caminar sin rumbo, donde el destino me lleve. Pero tengo que pensarlo y no es algo que haga muy bien entre cuatro paredes. Esa misma noche salí a la calle, no es algo que haga mucho, pero era necesario. Me cubrí la cara lo mejor que pude y me dirigí a un pequeño parque de la zona donde solía jugar de pequeño.

Disfrutaba cada momento cada vez que salía, el viento nocturno, el sonido de los árboles y la luna, más grande que en el mundo real, además de la gente que pasaba de vez en cuando por allí.

La nostalgia volvió al sentarme en uno de los columpios, tan oxidado y descolorido como siempre al igual que algo chirriante.

¿Sería buena idea abandonar Seattle? Y luego...¿dónde iría? Siempre he querido ir a Canadá, el frío me gusta y también sus bosques, ¿o tal vez México? Sería un buen sitio donde esconderme. Demasiadas opciones para elegir, no descartaba la idea de caminar sin una ruta.

Entre el silbido del viento pude escuchar jaleo, una pelea tal vez. No estaba lejos así que mi curiosidad volvió a las andadas. Mi agudo sentido de la audición me llevó hasta un callejón cuesta arriba. Esta vez las voces eran entendibles.

-¡Te avisamos de lo que pasaría si te acercabas a ella!- Exclamó una voz grave.

-¡Te juro que denunciaré lo que hacéis a la poli!-

-No le harían caso a un mocoso cómo tú-

Algo malo estaba a punto de pasar. Asomé la cabeza para contemplar la situación: 5 hombres, la mayoría de ellos altos y corpulentos, rodeaban a dos chavales bastante más delgados y pequeños. Uno llevaba el pelo tintado de blanco y el otro de azul, una combinación curiosa. Estaba claro que los primeros eran matones y los otros dos eran las víctimas.

Uno de ellos sacó una navaja y amenazó al chico de pelo blanco.

Debía hacer algo. No me incumbe, pero iban armados y eran mayores en edad y en número...era injusto.

Joseph: -Suelta el arma-

Esas palabras provocaron las carcajadas de los matones.

Joseph: -No estoy de coña-

Matón: -Nada de esto te importa puto niñato, vuelve a tu casa y no te metas las narices aquí.

Di varios pasos acercandome a él.

Matón: -¿Quién coño te crees?

Joseph: -Dame eso y largaos-

Me clavó la navaja en el estómago y acto seguido la giró para impedir que se cerrara la herida-

Yo no sentía nada, no sangraba, simplemente le miraba con odio a los ojos.

Joseph: -Te vas ha arrepentir-

Me saqué el arma con facilidad, devolviendo la puñalada en su rodilla, mientras luchaba por sacarla una pisada en la empuñadura fue suficiente para que se partiera y la punta se le quedase atascada en el interior de su músculo.

Los demás se acerban para atacar. No podía usar mis poderes contra ellos, no quería matarlos y menos que alguien supiera que puedo hacer eso, así que tuve que usar mis puños con cada uno de ellos.

Huyeron asustados, ensangrentados, heridos y con algunos huesos rotos. Hice lo que debía.

-Tío, eso ha sido impresionante- Dijo exhausto.

Joseph: -¿Puedo preguntar porque querían mataros?

-Creo que ya lo has hecho- Respondió el peli-azul.

-Es una larga historia-

Joseph: -¿Cómo os llamáis?

-Yo soy Allen y el azul es Brian-

Brian: -¡Ey!-

Joseph: -Debéis tener mas cuidado por la noche, al no exitir ningun tipo de ley hay más matones que nunca.

Allen: -No ha sido culpa nuestra, nos han perseguido desde casa-

Brian: -Doy Fé-

Joseph: -He escuchado algo de la conversación, habéis hecho algo para enfurecerlos ¿verdad?-

Allen agachó la cabeza y respondió con timidez

Allen: -Sí-

Brian: -No ha sido nada malo, ¡es más! lo que ha hecho es un intento de algo muy bueno-

Allen: -Se que es mucho pedir, pero necesitamos tus habilidades con los puños-

Joseph: -Si necesitas mi ayuda será mejor que me cuentes que ha pasado-

Allen: -No es un lugar seguro, vendrán más seguramente-

Sabía que lo que estaba a punto de decir era arriesgado, en general ayudarles era peligroso para mí, pero parecían bastantes jodidos. Y al ahuyentar a los matones pude notar una llama de esperanzas en ellos. No debía confiar en nadie, pero si seguía esa regla, estaría solo toda mi vida.

Joseph: -Podéis pasar la noche en mi casa si queréis -











DREAMS 2: La luminosa oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora