Matemáticas, matemáticas, ¡matemáticas, las odio!
¿Quién fue el/la genio/a qué las inventó? Alguien por favor dígamelo, para así ir y asesinar a esa persona con mis propias manos.
Bien, no lo asesinaría, pero si le haría mucho daño. Bueno, de hecho no haría eso tampoco, ¡solo le pediría a que me ayudase con ésta maldita tarea que pidió el señor Boole. Lo detesto.
Dejo mis libros y libretas a un lado, me levanto de un salto de la cama, lugar donde estaba tratando, en vano, de terminar los deberes del instituto.
Me distraigo con cualquier otra cosa en mi cuarto. Quiero olvidarme por un momento de las estúpidas matemáticas.Recuerdo que estoy sola en casa, ¿Qué en dónde está Blake? Él está de compras, salió hace... ¿Una hora? No recuerdo, pero el caso es que salió y aún no a vuelto, ¿cuánto tiempo más piensa tardarse?, no es que quiera que regrese pronto... para nada, es solo que... ¡Está bien, si quiero que regrese ya!, aun que no lo crean, el hace buena compañía, cuando no esta con sus tonterías, sí lo es.
A mi mente regresa una vieja receta de mascarilla de aguacate que leí hace varias semanas atrás. Podría prepararla. No tengo nada más que hacer. De hecho, si que tengo algo que hacer, la tarea de mate, ¡pero al diablo! eso no es divertido.
Salí de mi alcoba y bajé las escaleras. Entré a la cocina y abrí de la nevera, en busca de un aguacate... vamos, debemos tener al menos uno.
-¡Eureka!, ven acá, aguacatito.
Salí de la cocina sonriente, con la fruta entre mis manos. Tomé un cuchillo y empece a preparar la dichosa mascarilla.
...
—He vuelto, Sum. ¿Me extrañaste? —Dijo el castaño entrando al hogar, cargando varias bolsas de papel, las cuales estaban llenas de compras del supermercado.
—Para nada.
Se sobre saltó en su lugar. Imbécil.
—¡Vaya!, no tenia idea que también te hacia efecto el hechizo de la princesa Fiona.
—¡Qué inmaduro! —Rodé ojos.
Y pensar que lo extrañaba. Me retracto.
Me levante del sofá y me dirigí a con el, le ayude a llevar las bolsas a la cocina. Después, entre los dos colocamos cada cosa en su lugar. Trate de no mirarle en ningún momento. Y lo logré.
Acabado de hacerlo, me fui hacia mi recamara y entre al tocador. Me quite la bendita mascarilla, ¡y que bendita! me ha dejado el rostro tan sedoso. ¡Bendito seas, aguacate!
Baje de nuevo, pero solo porque había dejado en la sala mi celular. Llegue allí, lo tome entre mis manos, estaba dispuesta a ir hacia mi habitación, hasta que la voz de Blake hizo que parara en seco, en el cuarto escalón. Me volví a verlo.
—¿Si?
—Perdona... lo dicho hace rato —Había llegado a conmigo.
Alce una ceja.
—Olvídalo. No fue gran cosa.
—La verdad, es que aun con el rostro verde, te ves hermosa.
Me congelé. En realidad, no me permití decir nada, aún estaba procesando sus palabras en mi mente...
—Como sea —Dije al fin. Sacudí negativamente la cabeza, quería sacarme esas palabras del pensamiento.—Tengo que...
—Una última cosa, Sum —Me interrumpió.
—Dime.
—Si tú fueras Fiona, yo sin duda, sería Shrek.
¿Acaso esa era su forma de coqueteo?
¡Que digo! El sin duda no esta... No, no, ¡para nada!
—Gracias.
Y salí prácticamente corriendo de ahí. Algo que si tenía claro es que, mis mejillas se habían convertido en un par de tomates.
¿En serio eso me había hecho sonrojar?
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El idiota de mi NIÑERO
RandomBlake. Blake. Blake. Si estás leyendo esto. Quiero que sepas que... te odio, niñero. Con cariño, tu bella Sum.