Reminiscencias (Yoseob)

209 24 7
                                    

Recuerdo que tenía doce años cuando lo vi por primera vez.

Yo era una persona extraña (hoy en día lo sigo siendo), siempre lo supe. En aquella época me había cansado de rodearme de personas e intentar infructuosamente socializar, así que, creyendo que esconderme en los baños hasta que el receso terminara era algo demasiado patético hasta para mí, cada tarde iba y me escondía en la biblioteca del colegio hasta que la campana que indicaba el retorno a las clases sonara.

No me fascinaba mucho la lectura que digamos, así que al principio sólo ojeaba vagamente uno que otro libro referente a la clasificación de los animales o de geografía, todo lo que tenga figuras entretenidas para ver. Pero luego, me atreví de a poco a ir tomando novelas y clásico universales. Quería verificar por qué era tanto alboroto, por qué tanta gente las consideraban grandes historias. Al poco rato lo comprendí y está de sobra decir que a partir de aquellos días fue que inició mi obsesión por la lectura.

Como era de esperarse, aquel lugar la mayoría del tiempo estaba completamente desierto. Era un buen escondite; era silencioso, limpio y a diferencia de las otras aulas ésta estaba dotada de aire acondicionado, por lo que algunas veces, al terminar el receso, los chicos que jugaban fútbol en la cancha venían a refrescarse un rato. Luego la bibliotecaria los echaba por ser demasiado ruidosos y cada quien se dirigía a su respectiva clase.

Bien, durante aquellos pequeños lapsos era que lograba verlo.

Cinco años mayor a mí. Jovial, amiguero. Bastante atlético. Músico. Preciosos ojos asiáticos (aquel rasgo en los ojos, debo confesar, me ha fascinado desde que tengo memoria). Adorables mejillas abultadas. Encantador aspecto de bebé.
En fin, un verdadero ideal para mí.
Nunca habíamos cruzado palabras. Solamente llegó un día en que lo vi, y por alguna razón, me gustó.

Recuerdo que le decían "el bebé de quinto" o "el chinito de quinto", porque físicamente ese era su aspecto y a ese año era al que pertenecía.

Un día la bibliotecaria se me acercó y me informó que el colegio sí prestaba los libros, así que no hacía falta que me perdiera cada recreo, que podía estar con los demás chicos. La pobre mujer no tenía idea que era precisamente de eso de lo que estaba huyendo. O tal vez sí lo sabía y único que trataba era de salvarme de la burbuja antisocial en la que me estaba encerrando. Como sea, acepté su sugerencia y esa tarde me llevé un libro a casa.

Yo no era demasiado sociable. Y no es que me desagradaran los demás, es sólo que pecaba de timidez extrema. Al punto de llegar a creerme, de cierto modo, inferior a los demás. Creía nunca tener nada interesante que decir, que ninguno de mis comentarios eran válidos para una conversación, por ello eran raras las veces que hablaba. Sin embargo, para mi suerte, estaba rodeada de buenas personas. No me excluían de los círculos sociales y me mantenían ahí, como un objeto decorativo, dejándome reír de todas las tonterías que hablaban y no esperando demasiado de mí.

Eran sólo tres las personas a las que en sí, de algún modo, las consideraba mis amigas. Me invitaban a sus salidas al cine, centros comerciales, parques de atracciones y cosas así. Y aunque me era cómodo estar a su alrededor, no era como si tuviera una verdadera conexión con ellas. Salíamos, eran amables conmigo, pero ninguna me conocía. Ninguna hacía algo por conocerme de verdad, y yo tampoco hacía demasiado esfuerzo por mostrar mi verdadero yo, así que, de ese modo era el que vivía.

Doy énfasis a esto esto porque a mediados de año, la prima de una de estas chicas se transfirió a nuestro colegio desde el extranjero. Y como era bonita, enseguida fue la sensación. Ella y su prima eran bastante cercanas, por lo que empezó a frecuentar en nuestras salidas. La chica ésta se caracterizaba por ser bastante sociable y amable, por lo que de inmediato se llevó bien conmigo también. Hasta digamos que había cierta camaradería.
Pues bien, ya sabiendo todo esto se imaginarán cuánto debió haberme dolido el que una persona así, de algún modo tan cercana a mí, empezase a salir con él, con mi ideal.

HI♡LIGHT «OneShots»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora