Capítulo 2

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Un amor para los ángeles no era tan raro, se podían enamorar solamente entre los mismos ángeles. Era considerado un pecado amar tanto a humanos como a un demonio.
Los ángeles que podían bajar a la tierra eran casi nulos, porque se podían enamorar.

Enamorarse consistía en entregarle todo a esa persona, a esa persona que te roba el aliento, en quien más confías, pero algún día esa persona va a morir y tanto como bien como para mal; su destino era al majestuoso cielo o al infierno ardiente.

Los ángeles eran tan puros que un amor con algún humano quedarían sus alas; se oscurecerian y sus ojos se volvían dos cuevas oscuras, dos pozos sin fondo; sin alma.
Esto siempre pasaba, poco por poco, cuando el humano moría una parte del ángel también.

¿Saben cuál es la diferencia entre querer o amar? Qué los ángeles sólo podían amar, amar tanto que si pudieran estarían siempre con esa persona, perderían o cortarían sus alas sólo para estar con aquella persona que los enamoró. Por eso, existían las leyes en el cielo, ningún ángel que no estuviera permitido bajaba al cielo.

Volviendo a la historia de cupido —en los cielos siendo conocido como Inojin Yamanaka— esté, aunque su sentido común lo negaba quería ver de nuevo al humano.  Un chico de cabellos negros como la noche, ojos verdes-esmeralda y una piel clara, caracteres tan lindos que si no fuera humano dudaría de él.

2015.

Década tras década cupido iba enamorando personas y volviendo indiferentes a otras, como cualquiera se equivocaba, pero su predicción para enamorar parejas rondeaba el 85 % de veces.

Un día como cualquier otro, vio a un grupo se chicos entrar a una discoteca, normalmente ese era el lugar menos indicado para encontrar el amor, pero cupido aceptaba desafíos.
Como si él mismo se flechará, el aliento se le escapó de sus pulmones; al mismo tiempo de que sus mejillas se volvieran rojas y se olvidará del porque están existiendo.

Luego cayó otra vez en su realidad, él chico estaba acompañado de una chica, su cabello también era negro, pero sus ojos eran rojos; estaban divirtiéndose, hablando y riéndose juntos. Tal vez era una corazonada, o tal vez su falta de sentido común, pero no lanzo la flecha de oro, sino una flecha de plomo, pero, al parecer le cayo a la chica haciendo que de un momento a otra está dejara de reír.

Lo demás estuvo borroso para cupido, pues esté, a tal acto de ingratitud se desmayó.

Ahora, cupido parecía un niño de 12 años, aunque tuviera muchos años más que eso.

Ahnc lo del principió era para rellenar mi nula imaginación.

Cupido |Shikadai x Inojin| ∆ShikaJin∆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora