Alby le dijo a Chuck que me acompañara de vuelta a mi habitación. Cuando llegué me tiré a la cama y la madera del suelo crujió. Recopilé toda la información. Por lo visto, no era tan extraño tener sueños así. Thomas, el chico moreno que había intervenido a mi favor en la reunión, había tenido varios. Uno de ellos, en el que el trabajaba para C.R.U.E.L. Y por lo visto, Teresa también lo hacía. Tras un intenso debate, se llegó a la conclusión de que yo fui una espía que se infiltró en C.R.U.E.L, que fui descubierta y enviada al Laberinto como castigo. Por lo visto C.R.U.E.L era la organización (o lo que fuese) que los había metido a todos allí.
La verdad es que ahora lo tenía todo más claro y sin embargo, aún no había ni salido afuera.
Bueno, al menos sabía que no estaba loca, que no me lo había imaginado.
Me acurruqué en el rincón de la pequeña habitación, con la fina sábana de la cama. Tenía frío. Pasaron varias horas. Quería salir afuera, pero Alby me había dicho que eso tendría que esperar a mañana.
Alguien llamó a la puerta.
-Pasa.
Era Chuck.
-Hola... Te traigo la cena. Newt ha dicho que se pasaría más tarde. ¡Mira, mira! Fritanga ha hecho unos sandwitches muy buenos, y me ha dicho que te diga que Newt le dijo que tú dijiste que te había gustado su comida. Que gracias, dice.
-Dile que de nada -contesté, alegre. Ese niño era agradable y desde luego, era lo menos amenazador que se había encontrado hasta ahora- ¿Cúanto llevas aquí?
-Alrededor de un mes y medio o así. No hace mucho yo también era un judía verde como tú -dijo, con una sonrisa.
-¿Así que soy una judía eh? Vaya... Por cierto, Chuck... ¿por qué es siempre Newt el que me lleva a todos los sitios?
No podía evitar preguntarlo, tenía curiosidad. Quería saber si lo hacía porque le habían dicho que lo hiciera o porque... quería. Aunque esto último sería muy improbable, pensé. No me conocía de nada, después de todo.
-Ah... eso es porque con todo el lío de Thomas y Teresa, Alby no podía hacerse cargo de ti. Newt se prestó voluntario enseguida.
Lo habrá hecho por ayudar, pensé. O al menos eso quería pensar.
Chuck y yo hablamos durante un buen rato, incluso cuando acabé de cenar. Me contó que, aunque al principio no lo parecieran, todos en el Claro era muy agradables, menos Gally obviamente. Parecía que varia gente lo odiaba, lo cual me alivió bastante. Finalmente, Chuck se despidió de mí diciendo:
-Creo que nunca he hablado tanto con una chica... Parecéis majas.
-Gracias, supongo. Gracias en nombre de todas las chicas que parecemos majas -sonreí.
Chuck se fue. Me volví a acurrucar en un rincón. Debería haberle pedido a Chuck algo de ropa. Seguía helada de frió. Pero entonces llamaron a la puerta. Yo ya sabía quien era. Me levanté y abrí la puerta yo misma.
-Buenas noches, verducha -me saludó Newt, sonriente.
-Hola, Newt -le respondí yo, intentando ser más amable.
Al fin y al cabo, Newt me había defendido en la reunión (que más bien había parecido un juicio) en muchas ocasiones.
-Te traigo algo. Supongo que yendo en tirantes como vas, tendrás frío... Es de chico, así que te irá bastante grande, pero por lo menos abriga más que eso.
Newt me tendió una sudadera. Era cálida y suave al tacto y, aunque no esta del todo limpia, se la agradecí con toda mi alma. A veces parecía que Newt siempre sabía lo que necesitaba y se lo daba. Supo cuando estaba nerviosa, y puede que eso fuera porque se le veía en los ojos pero, ¿qué chico se habría molestado en pensar que quizá tuviera frío?
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The Maze Runner: No sin él
FanfictionYo no quise esto. Nada de esto. Esa caja me trajo aquí indefensa. En un lugar lleno de tíos y de criaturas letales. No voy a quedarme sin hacer nada, saldré de aquí aunque me cueste la vida. De todas formas... ¿qué tengo que perder? A no ser... no...