bunch of violets(DevilDice)

capítulo octavo:Un suegro falso

Hola! he vuelto con una nueva parte de esta historia,  como siempre espero que les guste y que lo disfruten tanto como yo disfruto leyendo sus comentarios. Nunca me cansaré de decirlo, los adoro, adoro sus comentarios y los respondería todos si no fuera tan despistada <:'D! Bueno, sin más qué decirles comencemos con éste capítulo!
Pd:Como al que habla dios lo oye, tendremos una pequeña sorpresa para algunos lectores, para que vean que sí los quiero y que me acuerdo de ustedes ;)!

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A pesar de la alegría que embargaba a Dice desde aquél día en el que el demonio le pidiera matrimoniarse, tanto él como su jefe se habían tenido a buen recaudo de mantener las formalidades durante bastante tiempo frente a la gente del casino y de sus empleados. Frente a todos, el demonio seguía siendo el mismo cruel villano que gritaba, gruñía y bufaba a todos sus acólitos cuando hacían las cosas mal, y de vez en cuando solo para dar vista, ni Dice se salvaba de esos "gritos furiosos" de su jefe.
Sin embargo, cuando el demonio desaparecía, la siempre alegre y jovial 'señorita de Calloway' que no era más que el mismo demonio, se acercaba para reconfortar a su querido esposo frente a todos en el casino, aunque lo hacía principalmente para disculparse y preguntarle si no le había hecho ningún daño cuando lo agitaba como maraca por los brazos

-estoy bien, tranquila Lucy-decía Dice cuando la gente ponía demasiada atención sobre ellos, haciendo que su jefe se pusiera rojo de la pena(y tantito más del coraje de que le llamase "lucy")-tu padre puede ser un tonto, pero no es tan malo-admitió besando la frente de su propio jefe para después acariciar su rostro con una tierna sonrisa; el demonio bajó las orejas sonriéndole

-bueno querido, te dejo trabajar, iré a jalarle las orejas a mi padre-se despedía siempre de forma coqueta mientras le abrazaba-te veré en la noche-susurraba al oído de Dice, dando un beso siempre en alguno de los puntos de la cabeza del dado, que gracias a la sensibilidad de éstos se ponía de todos los colores regalándole una sonrisa tensa mientras le despedía, en el dedo anular de la señorita Calloway apareció pronto un anillo de compromiso, cosa que hizo que más de uno pegase el grito en el cielo

-¡pero cómo!-dijo en una ocasión uno de los clientes que había presenciado el altercado de hacía tiempo con aquél cliente mientras, perplejo, se ponía una mano en la frente-¿es que ustedes no están casados aún?-preguntó, Dice solamente sonrió mientras negaba-pero entonces usted tenía facilidad de movida señor Dice-dijo mientras se inclinaba hacia él- hágame caso, señor Dice, disfrute lo que le queda de libertad con las señoritas-dijo, algunos de los presentes asintieron en apoyo al sujeto que hablaba

-ya saben lo que dicen por ahí, señor gerente-continuó otro mientras todos posaban sus miradas en Dice, que sonriendo y viendo que el demonio volvía con su figura física normal a la mesa del juego con las orejas rojas(de las cuales él mismo había tirado) y lagrimitas en los ojos(y habiendo tenido cuidado de quitarse el anillo también)sonrió a los jugadores volviendo a partir la baraja de cartas con una sonrisa educada

-¿qué es lo que se dice?-preguntó mientras sonreía a sus clientes de forma tranquila, todos se miraron como comprendiendo lo que debían decir, sin darse cuenta de que el demonio estaba ya a unos cuantos pasos de la mesa de juego

-"te casaste, te chingaste"-respondieron todos al unísono, haciendo que Dice riera de forma alegre, cosa que no hizo más que enrojecer al demonio de frustración y de vergüenza, volviendo a tomar su lugar en la mesa con una mirada sombría dirigida a todos los presentes

-¿con que con esas vamos?-preguntó el demonio viendo que todos los presentes se habían puesto rígidos como tablas, Dice se le quedó mirando conteniendo la carcajada-les recuerdo señores que mi hija es una dama respetable y si se la confié a este papanatas-dijo viendo a Dice de forma resentida-es porque confío en que la tratará bien-afirmó