bunch of violets(DevilDice)

Capítulo decimo (AU):Daemonium amore, in caritate in sempiternum

Bueno, quise hacer un capítulo AU para quienes querían ver a Dice como el pasivo en la relación, Dejaré a votación cómo continuarán los capítulos posteriores, así que ustedes decidirán:

Prefieren a un Devil activo o a un Dice activo, el que se lleve más votos en favor gana (y modificaré la portada de acuerdo a su decisión al igual que el rumbo que tome toda la historia en sí xD). Así que pues no sé, aquí este capítulo y espero lo disfruten.

Advertencia:mi hijo pidió algo desde hace bastante y me ha estado pidiendo una escena trágica... bueno, pequeño saltamontes:

Aquí tienes lo que querías :3!

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A penas habían entrado en la habitación, el demonio bajó de los brazos de Dice

-estuvo cerca-susurro mientras comenzaba a quitarse el vestido, King Dice soltó una carcajada mientras hacía lo mismo comenzando a desvestirse a su ritmo, contemplando de reojo a su jefe-¿te imaginas que hubieran venido a parar aquí?-preguntó riendo el demonio mientras sonreía-que horror, imagínate, descubrir que nosotros somos la pareja y que no hay ninguna Lucy-dijo para después, ya sin el molesto vestido que yacía tirado sobre una silla sin cuidado alguno, tirarse sobre la cama, extendido en toda su longitud, sonriendo de forma amplia al sentirse libre de nueva cuenta; Dice, riendo, asintió y se tiró a su lado, con la ropa interior aún puesta mientras abrazaba a su jefe

-¡en qué papel hubiéramos quedado!-afirmó mientras reía mientras se acomodaba sobre el pecho de su jefe, que, de forma tranquila, acariciaba sus hombros con sus garras, disfrutando de la sensación del cuerpo de Dice al tensarse al sentir aquella bruzca pero agradable caricia; Devil sonreía con cierto grado de lujuria al ver ante sí la blanca carne de Dice, tapizada de suaves y variformes lunares y pecas, lo tomó de debajo de las axilas y lo montó sobre su pecho, Dice, de forma tranquila y sabiendo lo que se acercaba para él sonrió sentándose sobre la cadera de su jefe, acariciando su pecho de forma cariñosa, sonriendo mientras su jefe posaba sus garras alrededor de su bien definida cintura-bueno jefe, ¿gusta que comencemos?-preguntó con un tono de voz suave y calmo, con una suave huella de sensualidad que se denotaba en cada palabra que salía de sus labios; Dice, sin esperar la orden o una sola señal para comenzar con aquello, comenzó a mover de forma suave y lenta la cadera sobre la pelvis de su jefe, éste, sonriendo,solo se mordía los labios contemplando el agradable espectáculo que Dice le estaba dando solo a él, era algo sublime... algo que despertaba toda clase de instintos en él, ese tipo de instintos que le eran difíciles de retener en lo profundo de su ser... Dice se le hacía tan... delicioso, no solo de una forma, sino de mil maneras que ni él mismo siendo quien era podía explicarse ; se le antojaba tan pulcro, tan inmaculado, tan perfecto. Tan bello, tan fácil de devorar... ¡¿EN QUÉ ESTABA PENSANDO?! ¡¿¿Devorar??! Demonios, no, eso no era posible... tal vez solo era una tontería, pero en ese momento solamente veía a Dice como... una potencial víctima para sus fantasías y deseos más profundos y viles, una criatura en la qué descargar miles de años de frustraciones, y sobre todo, para dar rienda suelta a su desmedida maldad. Continuó dejando que Dice hiciera lo que tenía planeado, acariciando con suavidad su cintura, su blanca piel, tan suave y tersa y aún así, tan fácil de rasgar, con un solo movimiento de su mano, podría despedazarlo, de eso estaba convencido pero, al mismo tiempo temía hacer eso; llegó un momento en el que se enderezó para abrazar a Dice, intentando no pensar en aquello distrayendo su mente al besar y acariciar la blanca piel del menor, éste,extrañado por aquella inesperada acción de su jefe, solamente se dejaba hacer, aferrándose a su cuello con cariño, llenando de besos sus hombros peludos, buscando reconfortar a su jefe aunque no sabía por qué precisamente, pero con tal de que se sintiera tranquilo, él se daba por bien servido,Dice continuó con sus cadentes movimientos hasta que el demonio expuso su caliente, húmedo y firme miembro de entre su pelaje; Dice, al sentir aquél grueso falo rozarse entre sus piernas, sonrió soltando una leve risa