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El timbre sonó, anunciando la llegada de mi nuevo profesor de piano.
Cuando bajé veloz por las escaleras y abrí la puerta me recibió un chico joven, universitario.
Sus ojos acaramelados se encontraban ocultos tras unas grandes gafas de pasta y en sus manos traía una gran carpeta.

Vestía desaliñado, pero por alguna razón se veía perfecto, su cabello azabache se encontraba revuelto y una fina capa de vello reposaba en su mandíbula.

Su voz, simplemente perfecta, me había saludado. Sus labios se elevaron en una curva dejando ver una tierna sonrisa.

Nunca había creído en el amor a primera vista. Hasta ese momento.

Playing the PianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora