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Llevaba dos meses con Luke.
Él simplemente era maravilloso, atento, dulce y un payaso capaz de sacarme más de una risa en menos de dos minutos.

Me hacía feliz, me alegraba los días con sus mensajes mañaneros deseándome los buenos días.

Se sentía bien poder abrazar y besar a alguien en cualquier momento, simplemente disfrutar del cariño.

La semana pasada me dijo que me quería.

No fui capaz de contestarle.

Y es que, en un lugar recóndito en mi corazón y mente, aún estaba instalado un nombre de ocho letras.

Playing the PianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora