0.0.1 [contra]

3.2K 478 360
                                    

- No de nuevo. No, por favor. Señor Jesucristo, no me hagas esto -El chico de cabello azabache corrió con una rapidez inhumana por la pasarela del pasillo y se encerró en el confesionario. Su respiración irregular se escuchó amortiguada por el pequeño espacio y tapó su boca apretando los ojos por el dolor - Padre nuestro, que estás en los cielos. Santificado-- ¡Mierda!

Tapó su boca con ambas manos ahogando los jadeos que provocaban los mínimos roces de su ropa contra él. Su piel quemaba, y sudaba a cantaros. Le resultaba imposible poder controlar el ritmo de sus inhalaciones y tuvo que sentarse en el suelo asegurándose de que no hubiera nadie cerca por los pequeños orificios de la puerta.

- Perdóname Dios, porque he pecado... -Desabotonó su pantalón con cuidado de no hacer ruido y bajó la cremallera levantando un poco sus caderas para así, poder jalar un poco del pantalón hacia abajo junto con su ropa interior. No se atrevió a mirar su palpitante erección rojiza.

Su glande estaba de un tono algo purpura y el semen pre seminal se lograba palpar sin problema alguno. Se arrinconó haciendo espacio y flexionó una de sus piernas bajando quitando por completo su pantalón de ese lado. Acercó su mano derecha al glande delineando con su indicé con lentitud, soltó un gruñido y mordió sus labios cubriéndose los ojos.

El sonido de unos pasos lo alertaron y paró sus leves movimientos tapándose esta vez la boca con ambas manos. La sombra que se coló por debajo de la puertecita le indicó que ya no había nadie y volvió a lo suyo soltando otro jadeo.

Suspiró cerrando los ojos y envolviendo su grueso miembro con su friolenta mano. El vaivén que comenzó fue lento, un escalofrío recorrió su espina dorsal y su piel reaccionó erizándose; aumentó el ritmo ahogando los gemidos en su garganta.

El deseo por poseer a alguien lo estaba carcomiendo vivo, la masturbación estaba prohibida para él, sin embargo lo hacía a escondidas. Su fuerza de voluntad era tan débil para él.

Aumentó la presión al igual que el ritmo y arqueó su espalda sintiendo el placer recorrer todo su cuerpo. Contrajo los dedos de sus pies dentro de los zapatos apretando los labios. El chasqueo húmedo era lo único que lograba escuchar, y así se mantuvo por unos minutos. Suspiró irregularmente tocando sus testículos y masajeándolos mientras continuaba apretando su erección. Arrugó su entrecejo con la sensación de cosquilleo en su abdomen bajo.

Giró su cabeza azotando la pared con su espalda y apretó más sus testículos estregándolos suciamente entre sí. Su miembro tembló por unos segundos y soltó su esencia que cayó disparada al polerón negro que llevaba puesto.

Siguió masajeando su glande descubierto y disfrutó de los espasmos que quedaban luego de haber tenido un orgasmo. Cerró los ojos respirando con más tranquilidad por su boca y tragó saliva volviendo a la realidad.

Retiró sus manos volviendo a poner correctamente su ropa y salió corriendo a su habitación para que nadie viera el líquido que se hallaba en su ropa.

- Yoongi -El menor detuvo si carrera justo antes de abrir la puerta. Viró su rostro para ver a su tío con una sonrisa algo forzada.

- Tío Min... -El padre dio tres firmes pasos con las manos enredadas en su espalda. Yoongi bajó la mirada soltando el mango de la puerta.

- ¿Estás bien? -El chico asintió con la mirada gacha - ¿Y eso?

Yoongi tragó en seco sabiendo a qué se refería.

- Estaba comiendo cereales... -Su corazón latía con brutalidad. La adrenalina le hacía sentir cosquilleo en las manos e hizo que sudaran también. Le estaba mintiendo a su tío, la persona que había cuidado toda la vida de él.

DAIMÓN » yoonmin;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora