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— ¡Date prisa JiMin! ¡Levanta sus pies! —El menor cubrió sus labios sin poder moverse debido al shock — ¡JiMin! —DaeHeo se levantó del piso dejando al padre Min y empujó fuertemente el pecho del castaño, sus pies tropezaron entre sí y cayó de bruces al suelo — ¡Pide ayuda!
En ese momento algunos servidores de la iglesia entraron a la habitación del padre que no lograba respirar bien. Su rostro estaba completamente rojo y comenzaba a ponerse morado.
Muérete... Muérete...
Todos comenzaron a ventilarlo y el padre Min solo pudo voltear a mirar fijamente a JiMin, quien estaba a un lado de la puerta. El chico aspiraba profundamente con sus labios entreabiertos, sin poderse mantener más tiempo ahí, corrió lejos. DaeHeo notó las acciones del padre Min, cuando estiró su mano señalando la dirección en la que el castaño había ido; al ver que ya el padre estaba más calmado siguió a JiMin. No tuvo que correr mucho hasta darse cuenta de que había ido a la torre de las campanas de la iglesia.
Apretó la mandíbula con mucha ira. Ese muchacho le había hecho algo a su sacerdote, lo iba a hacer hablar.
Atravesó el portal yendo afuera de la iglesia y miró la maleza de alrededor, la luna apenas lograba iluminar el pedroso camino y por un momento temió de que un animal lo atacara. Se apresuró a llegar a la entrada de la torre y comenzar a subir las infinitas gradas. Al llegar, vio una figura encogida en un rincón.
— Tú, muchacho —Avanzó hasta llegar al frente de JiMin y agarró de su camiseta haciéndolo levantar. Las lágrimas manchaban el rostro del menor — ¡¿Qué le hiciste al padre Min?!
—Y-Yo no h-hice n-nada, lo j-juro —Rogó pegando las palmas de sus pequeñas manos pidiendo con la mirada piedad —Debe c-creerme, p-por favor...
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DAIMÓN » yoonmin;
Fiksi Penggemar》 Porque uno más uno, es igual a uno. Y porque ambos somos uno 《