VI

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Octubre se convirtió en Noviembre y Harry (conejo) y Malfoy continuaron encontrándose por el lago. No todas las noches. Había momentos en los que Harry tenía demasiado trabajo, estaba muy cansado o simplemente quería pasar el rato con sus amigos. Y había veces en las que Malfoy no aparecía, probablemente por las mismas razones.

Pero más seguido que no, las tarde los encontraba bajo el árbol, Harry en el regazo de Malfoy, Malfoy sin idea de quien estaba acariciando en realidad.

Era como si Malfoy fuera dos personas diferentes. Estaba el Malfoy que siempre había conocido, el que veía todos los días en clases o en los pasillos. Ese Malfoy era sarcástico, rudo y vengativo. Siempre tenía algún comentario listo, alguna maldición bajo su manga.

Y por otro lado estaba el Malfoy que se sentaba cerca del lago. Era ingenioso y perceptivo y sorprendentemente tenía un lado generoso. Era gentil y afectivo, siempre acariciando a Harry con suaves, amorosos toques y llevándole pedacitos de vegetales que había tomado de la mesa en la cena.

Mientras el Malfoy-diario sólo sabía cómo sonreír de lado, el Malfoy-del-Lago sabía cómo sonreír, una adorable, amplia sonrisa que alcanzaba sus ojos y transformaba toda su cara en algo bastante agradable.

Era desconcertante. ¿Cómo podía Malfoy ser tan diferente? ¿Siempre había tenido este lado suave? ¿Cuál era el Malfoy real? ¿O ambos lo eran? Ciertamente explicaba porque los Slytherin siempre parecían estar adorandolo.

Harry nunca entendió cómo podían seguir al bastardo sin importar cuan rico o poderoso su padre fuera. Pero si ese era el Malfoy que ellos conocían, ese divertido, vibrante Malfoy que era apasionado, alguien interesado, bueno, eso explicaba todo entonces, ¿no?

Mientras Noviembre llegaba, el clima se hacía más frío y Harry empezaba a preocuparse. La nieve llegaría cualquier día ¿Qué pasaría entonces? Los hechizos de calor eran buenos y todo, pero no serían de mucha ayuda en una nevada. ¿Malfoy dejaría de venir?

Era un pensamiento sorprendentemente angustiante y uno que no lo dejaba solo. Lo distraía de sus tareas, de conversaciones con sus amigos, incluso lo mantenía despierto en las noches.

Resultaba que, Harry no tenía que preocuparse. En una helada tarde, mientras el y Malfoy estaban sentados bajo un árbol, los primeros gruesos copos de nieve empezaron a caer lentamente.

El corazón de Harry se hundió con la vista, pero Malfoy sonrió lenta y ampliamente, moviendo su cara para verlos. Harry podía ver los copos acumularse en sus pestañas y sintió algo alojándose en su pecho con esa imagen. Antes de que tuviera tiempo de procesarlo, Malfoy se levanto repentinamente, Harry aún en sus brazos.

—Bueno, conejito, –Malfoy dijo– Es invierno. Esta nevando. Tú, mi sinvergüenza amante de acurrucarse*, claramente eras una mascota hasta hace poco y no tienes idea de como sobrevivir el invierno Escocés. Entonces, vendrás conmigo. Se que te consideras a ti mismo como una criatura feroz y salvaje pero tendrás que soportar con la aterradora casa Slytherin por los siguientes meses hasta que pueda confiar que puedas estar por ti mismo sin congelar te hasta morir.

Malfoy lo llevó a la sala común de Slytherin. Varias chicas se acercaron en el segundo que vieron a Harry en sus brazos.

—¡Oooooh! Draco, ¿es tu conejo? ¡No sabía que tenías una mascota!

—¡Es tan tierno! Mira sus orejas ¡y su colista! ¿Puedo sostenerlo?

Malfoy lo acercó más a su pecho y levantó su mano custodiandolo.

—Atras mis adorables doncellas. Se que luce como un adorable granuja** pero es en realidad una criatura salvaje. No es una mascota, si no una bestia que traje para protegernos de los buenos para nada y canallas que buscan dañar a Slytherin. Por supuesto, que estará quedándose en mi habitación pero saben, las protegerá tanto como pueda desde allí.

He Was He And I Was Bunny || Drarry || TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora