II (2/2)

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A las personas les gustaba pensar que había escapado de Voldemort tantas veces por sus habilidades y poder innato. Les gustaba creer que Voldemort fue derrotado porque Harry ejercía justamente las fuerzas del bien.

No les gustaba pensar que el exito de Harry había llegado por una combinación de trabajo duro, ayuda de otros y mucha pura y estupida suerte. Pero asi fue. Era la verdad y Harry lo sabia mejor que nadie.

Así que mientras otros podían verse tentados a pensar que Harry había descubierto su forma animal después de intentarlo por menos de cuatro meses porque era inherentemente dotado, Harry sabia que era sólo porque era suertudo.

Ya habia pasado varias semanas en Hogwarts y Harry se estaba volviendo un poco loco. Al regresar a la escuela, sabia que las personas estarían detrás de él, queriendo hablarle, queriendo tener un poco de tiempo y atención del Salvador del Mundo Mágico. Él se había resignado a eso de alguna manera.

Con lo que no había contado, es que la mayoría de sus amigos sufrirían tratos similares. Ron, Hermione y Neville también habían sido condecorados por la Orden de Merlin por sus roles en la gerra. Los miembros del Ejército de Dumbledore también recibieron reconocimientos.

Después de tanta oscuridad y terror, la prensa tuvo un día de campo con la historia optimista de una pandilla de niños de la escuela que se unieron para rebelarse contra el gobierno corrupto, enfrentar Mortifagos y por último, ayudar a Harry en la batalla final.

Como resultado, la mayoría de los estudiantes en los ultimos años de Gryffindor eran casi celebridades. La mesa de Gryffindor estaba regularmente llena con una multitud de estudiantes de otras casas queriendo hablar no solamente con Harry, pero con Ron, Hermione, Nevile y los otros también. Algunas veces Harry podia soportar las multitudes, ruido y atención con calma, pero otros días era demasiado.

Hoy había sido uno de esos 'otros días'. Entró al Gran Comedor, dio un vistazo a la multitud de personas alrededor de la mesa de Gryffindor y salió inmediatamente. En ese momento no le había molestado saltarse la cena. Varias horas más tarde, sin embargo, su estomago estaba protestando la situación.

Decidió bajar a la cocima para robar un sándwich y algunas galletas. Estaba a mitad del camino cuando un borrón plateado apareció corriendo a la vuelta de la esquina. Se hizo a un lado como si lo hubiera golpeado y luego se volteo entrecerrando los ojos al mirarlo. Había algo muy familiar en ese borrón plateado.

Un momento después, Luna apareció en la esquina, con una sonrisa soñadora en su cara. Estaba moviendo su varita a lo largo de la pared, la punta de sus dedos chocando contra la superficie de las rocas, tarareando suavemente para si misma.

Sostenía su varita frente a ella, pero su agarre era flojo y esta colgaba y rebotaba. Él se sintio casi inmediatamente animado al verla. Mientras más cambiaran las cosas, Luna se mantenía igual.

Su sonrisa se amplió cuando lo vio.
—Hola, Harry.

—Hola, Luna —respondió, regresando la sonrisa.— ¿Qué estas haciendo?

—Oh, sólo estaba llevando a correr a mi Patronus. Encontré que si no la dejó salir de vez en cuando, empezara a fastidiarme.

—¿En serio?

—Oh si. Ella resiente estar encerrada todo el tiempo, así que intento darle oportunidad de estirar sus patas a veces. Parece ponerla feliz. —ella lo miro con curiosidad.— ¿No tienes que hacer eso con el tuyo?

—Ehm, no tanto. —dijo Harry, intentando mantener una expresión neutra.

Luna se vio pensativa por un momento.
—Bueno, supongo que usas el tuyo más de lo que yo uso el mío. Pareces siempre estar en situaciones peligrosas. Quizas él este agradecido de tener un descanso. Oh, mira, ¡esta de regreso ahora! ¿Vez? ¿No se ve contenta?

El jirón plateado se acerco a ellos a velocidas máxima antes de pararse repentinamente a los pies de Luna.
—Buena chica, —ella dijo afectuosamente.

Harry miro calmadamente al Patronus de Luna saltar por la sala, sólo medio escuchando mientras Luna detallaba la próxima historia en El Quisquilloso sobre los rituales de apareamiento del Blibbering Hummdinger.

Había algo, algo sobre su Patronus, el no podía decir exactamente que era. Le traía recuerdos a medias, cómo si fueran de un sueño...

Y luego se dio cuenta. Se detuvo, atónito. Allí estaba. La respuesta que había estado buscando por meses.

—Lo siento, Luna —dijo, interrumpiendo sus reflexiones en el rol de los pliegues de las orejas en atraer una pareja.— Tengo que irme.

***

Era bizarro. No había otra palabra para describirlo. El mundo se veía enorme y extrañamente plano. Era dificil acostumbrarse a tener ojos en ambos lados de la cabeza en vez de justo en frente.

Y todo era tan ruidoso. El viento en el paso, el crujido de las hojas, el latido de su corazón, rápido y atronador. Nunca hubiera adivinado que seria así y le costó mucho superar el ataque ensordecedor. Le tomo un largo tiempo, una hora, tal vez más, antes de que dejara de ser tan abrumador.

Cuando tuvo control de sus sentidos, decidió intentar moverse alrededor un poco. Intento moverse hacia adelante, inseguro de como usar los músculos de su nuevo cuerpo peludo.

No acostumbrado a tener piernas tan poderosas, se empujó demasiado fuerte, lanzándose abruptamente hacia adelante y callendo directamente sobre su cara. Intento de nuevo con los mismos resultados. Y otra vez. Y otra vez.

Mierda. ¿Comó su padre había hecho esto?

Intento sentarse en sus patas traseras. Se tambaleó un poco mientras encontraba su balance pero unos momentos despues fue capaz de estabilizarse.

Trató mirar hacia abajo para observar su propio cuerpo pero lo encontró difícil con sus ojos laterales. No estaba seguro de como voltear su cabeza correctamente.

Después de otra hora de experimentar moviendose, Harry habia conseguido moverse unos cuatro pies*. Ahora se encontraba en el borde del lago. El viento había pasado y una luna brilllante se había puesto, transformando a la superficie del lago en un espejo casi perfecto.

Miro la superficie brillante, cuidadosamente detallando la cara que le devolvía mirada. La cara de un conejo. Su cara. Absorbiendo las orejas largas, la peluda piel negra y brillante, Harry no pudo evutar reírse. O en cambio, sintió que estaba riendo. En realidad, era más como una exhalación fuerte. Los músculos alrededor de su nariz parecían saltar un poco. Sin embargo, tenia que ser una risa. ¿Qué más podría ser cuando se sentía así?

Lo había logrado. Era un Animago.

***

*1,22 metros aproximadamente.

He Was He And I Was Bunny || Drarry || TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora