- Niño de la nieve -

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.°.«Niño de la nieve».°.

La culpa es la compañera inseparable de los errores.
Y los errores son actos que viven en el pasado, al igual que el presente y futuro...


Veía caer los copos de nieve desde la ventana, se acomodo mejor la manta con la que se cubría del frío, una taza de chocolate humeante estaba frente a él, sentado sobre unos cojines de colores.

El frío de la casa no le molestaba, se acostumbraba con el tiempo, tiempo que él ya llevaba mucho allí.

En la gran casa color blanca con ventanales, las puertas de madera gruesa, a la mitad del bosque nevado.

Con calma se levanto del suelo lleno de cojines, giro la perilla de la puerta y salio hacia el pasillo, donde habían muchos espejos en las paredes las cuales estaban agrietadas y oscuras.

Poso sus dedos tocándola suavemente temiendo teniendo que se desvaneciera con el toque, era lo único que le quedaba de su familia, llego al pie de las escaleras observando a quien estaba en la puerta de la entrada la cual estaba abierta, dándole paso al viento helado del invierno.

Una cabellera blanca larga hasta la cintura, con dos orquídeas blancas a cada lado de su cabello, su vestido celeste de seda hasta los pies, con una cinta blanca en la cintura, las mangas cubrían hasta sus dedos, su tez pálida como si nunca los rayos del sol le hubieran tocado. Su mirada gris se poso en él cerrando la puerta detrás de ella.

– Deberías cubrirte bien, este invierno es mas frío que los otros – sugirió caminando hacia él

– Estoy bien, mi llama logra calentarme.

Sonrieron al sentir la calidez del cielo, el castaño de ojos miel, de tez nívea, una camisa blanca y un chaleco gris, con un suéter de lana café, pantalón ajustado negro y botas café hasta las rodillas.

– Yukiko – pronuncio

Observo esa tonalidad anaranjada en los orbes del castaño, sus ojos se cerraron y tomó la mano de este y corrieron hasta la parte trasera de la casa, con rapidez tomaron bufandas y salieron.

Minutos de haber salido de la casa escucharon como la guardia real entraba rompiendo la puerta, corrieron con rapidez entre las capas de nieve observando como estos intentaban quemar la casa.

– No en mi territorio, Alkay – llamo observando como la nieve se elevaba y creaba una avalancha que arrastró a los guardias fuera del bosque

– Si no hubieran hecho eso ahora seria mas cálido – murmuró con una bufanda roja alrededor de su cuello regresando a la casa

– Tsuna, no lo harán si así lo deseas – susurro mientras en viento movía su cabello

Seguía sin abrir sus ojos y los copos de la nieve hicieron un remolino a su alrededor, desapareció mientras el viento movía aquellos brillos. Viajaron fuera del bosque llegando hasta un pueblo cercano, allí se convirtió en un gato blanco entró sin ser vista al castillo y decidió hacer algo.

Venganza de los CielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora