04 - él va a estar bien

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Las manadas estaban compuestas por muchos miembros y, por lo tanto, varias familias.
Ocupan un gran espacio, algo así como lo que tú conoces como cuidad.
Los licántropos deben estudiar para luego cumplir una función en su manada, al igual que los humano con su país o planeta.

🌖

Era la cuarta caricia de su madre sobre su cabello y el segundo de susurro de ella indicándole que podía quedarse en casa, una escena tentadora, pero no lo suficiente como para detener los deseos de su corazón. Sin que su madre lo esperara, JungKook se levantó de su cama y con una hermosa sonrisa le dijo:

—Estoy bien, mamá.

No, en realidad no lo estaba. Pudo sentirlo en como sus músculos se encogían bajo la tibia agua de la ducha. Unos cuantos cardenales se podían apreciar en su piel debido al frente golpe con la tensión de la fría agua. Era de esperarse, a pesar de ser un licántropo, aún no había presentado y lanzarse de aquella altura podía considerarse un acto suicida. Lo mínimo era tener una que otra marca morada y agradecía que solo fuera ello.

Quedarse en casa volvió a parecer una idea tentadora en cuanto quiso levantarse de la mesa luego de desayunar y su cuerpo aprecia estar pegado a la silla. El dolor muscular lo estaba sobrepasando, pero no podía quedarse. No, el habia prometido ir a visitar a JiMin. Si no asistía a la universidad ahora, sus padres luego no lo dejarían ir a visitar a su amigo ocupando la misma excusa que el ocupó para faltar. Volvió a desechar la idea de su cabeza.

En cuanto logró levantarse, tomó su mochila y revisó que tuviera lo necesario. Su laptop mas dos cuadernos y unos cuantos lápices, le pareció más que suficiente. Se la colgó a su espalda y se despidió de su madre con un simple choque de manos. En cuanto el turno de su madre llegó, la mujer lo estrechó entre sus brazos.

—¿A qué hora vuelves hoy?— le preguntó sin haberlo soltado aún.

—Un poco tarde, iré a ver a JiMin.

—Ah, ese chico. De seguro te dará el sermón que nosotros no te dimos. — la mujer lo apartó y llevó una de sus manos al rostro de su hijo, acariciando su mejilla. Sus ojos se posaron en los de él y le sonrió con algo de tristeza. JungKook entendió a que se debía y se sintió algo culpable, hizo a sentir a su madre que lo perdía y posiblemente para siempre. Le gustaría poder explicarle, pero de seguro no le entendería. En vez de eso, lo único que pudo decir fue:

—De verdad lo siento, mamá.

La mujer le sonrió ahora un poco más alegre y le desordenó el cabello como siempre solía hacer.

—Cuidate mucho, ¿Sí?— JungKook simplemente asintió.

En realidad su madre deseaba decirle y preguntarle un millón de cosas, indagar en las razones por las cuales su hijo pudo haber llegado a realizar aquella estupidez, pero no lo hizo. Confiaba en su hijo, el no era así de descuidado y sabía que, fuera lo que fuera que estuviera haciendo en aquel lugar la noche anterior, era para bien.

En cuanto JungKook salió de su casa se sintió con la mejor suerte del mundo al notar que el autobús se iba a detener justo en cuanto el llegara a la parada. Era un buen inicio de dia, a pesar de que nuevamente fue algo difícil poder sentarse y luego levantarse al llegar a su destino. Día lunes, y como era de esperarse, las caras de los demás estudiantes no se distanciaba demasiado de la suya, aunque el estaba así por una razón diferente. Primero, el hecho de que tus sueños hayan sido destruidos en cosa de horas en la mañana anterior y luego estaba el super salto, literal, de vuelta a la esperanzas e ilusiones por la noche. Esperaba, por ello, pasar desapercibido, peor no fue así. La mayoría del alumnado le miraba como si tuviera un mono sentado en la cabeza.

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⏰ Última actualización: Feb 07, 2018 ⏰

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