Este ángel era diferente a los demás, por lo regular con la primera vez que tomara su cuerpo perdían su inocencia, pero este en particular era muy devoto y aunque lo manche literalmente con pecado varias veces, su cuerpo siguió produciendo ese delicioso aroma a rosas que era la señal de que aún era un ángel, aquel aroma producía en mi ser un profundo placer, más bien suavizaba mis sentidos, dándome un gran confort, por lo que dormía plácidamente todos los días con él en el mundo humano.
Continué con mis cosas habituales, engañando, tomando todo, enviando gente al infierno, aun así por las noches no tenía la necesidad de regresar, por lo que mi semblante se veía debilitado.
- Amo, debería de ir a casa para recuperar un poco el semblante – mi mayordomo era un humano, pero aun así sabía de mi condición.
- Mmm… aunque no quiera creo que va a ser necesario - cerré los ojos y me recargué en el amplio sillón de cuero negro en mi oficina, llevaba más de un mes en el mundo humano, me sentía tan complacido cada noche, que no buscaba la compañía de los míos.
Esa noche dejé al ángel en su jaula y atravesé el portal de mi habitación, debía recargar mis energía y tal vez recuperaría las ganas de placer, pues aunque lo hacía cada noche, sentía que debía tener más, aun sí mi cuerpo no lo exigía .
- Pobre de ti, ¿qué no has tenido a alguien bueno en tu cama? – Indrel es el demonio que me entregó el ángel, era un demonio que tenía un fuerte apego hacia mí.
-De hecho ese no es el problema, supongo que es demasiado “bueno” para querer regresar – sonreí tomándolo por las caderas y besándolo de manera profunda - ¡¡humm!! – gimió, pegando su cuerpo más al mío, demandando más contacto, claro que cuando se dio cuenta de lo que hablaba se separó de manera brusca.
- ¿Quieres decir que aun sigues con el ángel? – asentí antes de meter mi cara entre su cuello para poder morderlo. – pero debería estar corrupto a estas alturasmmm – el gemido se hizo más a fuerzas que otra cosa.
- Aun es puro y créeme cada noche intento de todo – busco sus labios para poder besarlo otra vez.
- Espera, espera, espera, ¿quieres decir que llevas un mes con él sin convertirlo? – dijo deteniendo mi cara antes de llegar a la suya.
- Si eso es lo que te digo – lo solté, pues evidentemente no obtendría lo que quería si seguía con esa conversación.
- O sea que has sido fiel ¿todo este tiempo? – se me secó la boca al escucharlo y levanté la vista a su mirada que claramente se veía burlona.
- Claro que no – hice una mueca por su comentario y desvié la vista de su mirada, pero ciertamente así sonaba, pues fuera de lo que siempre hacia todas las noches regresaba con él y eso en el lenguaje de los demonios era ser fiel.
- Mmm… haremos una prueba – me jaló de la mano y comenzó a caminar hacia una cama, se empezó a desnudar una vez que terminó me sentó en ella y se subió en mí, al principio respondía bien, pero después de un rato solo me quedé acostado en la cama, no me sentía con ganas de hacerlo en ese momento.
- No lo entiendo, no tengo ganas – suspiré y me voltee boca abajo con él aun encima de mí, estaba totalmente desnudo y aun así no deseaba tomarlo, me sentía adormilado y sin ganas de nada.
- Nunca creí que le pasara a alguien en realidad y mucho menos a ti – se recostó en mi espalda y metió las manos por debajo de mí, apretando un poco mi cuerpo.
- ¿de qué hablas? – se levantó y me volteo, se sentó en mi pecho y sin un ápice de sensualidad comenzó a explicar.
- Existen demonios que sin darse cuenta son bañados por la armonía de los ángeles, haciéndolos suaves, quitándoles la ansiedad del placer, consideré pertinente entregarte ese ángel de rango alto pues no era el primero, pero nunca creí que ocurriría –se acostó en mi pecho y besó mis labios de forma demandante y deseosa, mordiéndolos un poco. – aun así no se si te cure, pero ¿quieres jugar a un trio?, por lo menos eso te dará placer – cerré un poco los ojos y sin pensar dije que sí.
Indrel se paró de mi pecho y caminó un poco más allá, así como estaba, dejándome con los ojos cerrados. No tardó mucho en realidad, ¿quién se puede resistir a Indrel?, es tan andrógino y seductor que muchos lo desean, pero es de privilegiados el poseerlo.
- No abras los ojos, solo déjate hacer – comenzaron a desnudarme pues sentí las manos del otro también, me tocaban, me besaban, me lamian, me mordían, calentaban mi piel, logrando que mi cuerpo reaccionara del todo.
- ¡¡humm!! – lograron fácilmente que gimiera, incluso que mi cuerpo se estremeciera, cuando me sentí preparado me dispuse abrir los ojos, pero Indrel los vendó.
- No mires, así te curaremos – sentí mi erección doler en verdad se estaban esforzando bastante.
- ¡¡ahh!! – sentía el interior de alguien que se sentó encima de mí y al poco rato sentí en mi interior la intromisión de otra persona.
- ¡¡humm!! ¡¡Amm!! – gemí al compás de sus movimientos, aquello se sentía tan bien que empecé a olvidarme de cualquier otra cosa.
Aquel en mi interior comenzó a embestir tan fuerte que comencé a dar gritos y no gemidos, aquello desgarraba, pero se compensaba con el movimiento del otro en mi miembro.
- ¡¡ahhh!! – tomé las caderas del que estaba sobre de mí y comencé a moverlo al ritmo que tenía el otro. Mi cuerpo se curvaba de placer, me estaba deleitando tanto que no me importaba el dolor en mi interior.
- ¡¡oh!! ¡¡Endiren!! – mis labios pronunciaron sin pensar, aun así no me detuve a pensar y me corrí en el interior de aquel que me daba placer, sintiendo a los dos venirse junto conmigo.
- No deberías pronunciar el nombre de un ángel en el infierno – la voz se oyó muy conocida, pero no supe quién era, salieron de mi interior y me comenzaron a besar.
- No, no deberías – dijo Indrel, separándose de mí y quitándome la venda de los ojos, volviéndome a besar de manera profunda sin dejarme a la sorpresa del otro participante.
No me dejaron hablar, continuaron besándome y excitándome, no deseaban contenerse, no deseaban que recordara, el placer es delirante, desbordante, sin límites, ¿quién lo querría de otra forma en el infierno?
Mi cuerpo fue complacido y deleitado, llevado a límites que nunca había conocido, sé que soy bueno y que Indrel también lo es, pero el otro, el otro era aquel que me dio vida, aquel que me enseñó todo, mi padre espiritual por así decirlo, pues él me recibió cuando decidí caer del cielo. Él era un demonio de alto rango, alguien que sabe perfectamente cómo utilizar su cuerpo, pues siempre se ha dedicado a sentir el máximo placer.
Mi cuerpo volvió a reaccionar varias veces y varias veces terminé de forma placentera, sin recordar, sin pensar, sin desear a nadie más. Les pertenecí por completo a esos dos todo el tiempo que desearan, pues quería dejar de reaccionar a su cuerpo, a su voz, a su aroma. Jamás imaginé que al tocar ese ángel dejaría de ser el mismo.
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Hola, espero sigan leyendo...
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Caja de cristal
Romance¿Quién piensa que el amor solo toca a los humanos? no solo es nuestro este mundo, todos tienen derecho de eso a lo qué llamamos amor. Amor entre el cielo y el infierno...