I' m Jennifer

Capítulo 4

Puta alarma del móvil. No me puedo creer que ya sea por la mañana. Joder, no me quiero levantar. ¿Y si finjo estar enferma? Mierda, no puedo. Tengo una estúpida excursión de ir a la montaña y hacer senderismo. Joder, todo sea por el punto que necesito en educación física.

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¡Jennifer Parker! En cuanto oigo mi nombre pronunciado por la gilipollas de mi profesora de deporte me dirijo hacia el autobús, escojo un sitio cualquiera y me siento en el de la ventana.

Antes que nada pongo el móvil en vibración, me ato el cinturón del autobús y saco los cascos para poner la primera canción que tengo en la lista de reproducción de mi móvil: “Bailando - Enrique Iglesias", que es una de las favoritas de Kate. Justo antes de que empiece a sonar la pongo en pausa y espero a que venga ella a sentarse. No tengo que esperar ni medio minuto antes de que llegue. Me pongo un casco, le doy otro a ella y empieza a sonar la canción mientras miro por la ventana.

“Yo quiero estar contigo,

vivir contigo, bailar contigo,

tener contigo una noche loca,

y besar tu boca..."

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Cuando me doy cuenta son las 12:00 de la mañana y estoy andando por un camino con mucho cuidado de no caerme. Mientras oigo como los de detrás hablan de Frodo y el Hobbit y demás cosas, yo estoy concentrada en no pisar ningún agujero que pueda haber en la tierra tapado por el montón de hierba que cubre el suelo.

En ocasiones pienso que esto es la arena de los Juegos del Hambre y que si me caigo vendrá el presidente Snow y me matará. Aunque, claramente, la arena que no se parece en nada a esto. Lo único mínimamente similar es el paisaje lleno de árboles y arbustos. Pero en los Juegos del Hambre no ibas en fila con un montón de gilipollas por delante y por detrás de ti guiados por una profesora bipolar.

Bueno, al final acabo hablando con una "amiga" sobre crear nuestros propios Juegos del Hambre (por supuesto que ella no sabía qué era una versión de los Juegos del Hambre propia. No creo que se haya leído más libros de los que le han mandado del colegio).

Después de estar una hora y media andando paramos a comer. Yo solo me comí una manzana, ya estoy suficientemente gorda como para comerme el pedazo bocadillo que me ha preparado mi madre... Lo tiraré en alguna parte, como hago siempre.

Después de la parada del almuerzo nadie se imaginaba que venía lo peor de la estúpida excursión. ¿Cómo podíamos pensar que habría que escalar por una montaña que te cagas de empinada solo para ir a un puto mirador? Creo que cuando llegamos nadie miro por el puto mirador, estaban demasiado ocupados desplomándose en el suelo. Pero la noticia que casi me mata fue que había que bajar por el mismo sitio por el que habíamos subido. ¡Casi me muero de un infarto!

No me había caído en ningún momento de la excursión, pero sabía que me iba a caer, lo sabía. Bueno, si me iba a caer, éste era el momento idóneo. Un tropiezo , una caída de lado y vería mas la muerte.

Y me caí, pero no fue de lado, solo me escurrí porque se apoyaron en mí. Yo, con mi equilibrio de pato mareado, y a alguien se le ocurre apoyarse en mí. Es que la gente tiene que ser tonta por naturaleza.

Mientras, levantaba mi culo dolorido por culpa de la barrera empinada llena de piedras por la que me había caído. (Si estaba claro que tenia la caída asegurada, se apoyaran en mí o no).

- Se ha caído. ¿Quién se ha caído? Creo que ha sido Jennifer – se oyen en susurros desde atrás.

- ¡Siii! me he caído yo, ¡¿algún problema?! - suelto yo desde lo más profundo de mi. Odio contra todo lo que me rodea. Espera, ¿acabo de decir algo? ¿Yo?

- Pues vale, borde - las primeras palabras que suelto en las que digo lo que pienso de verdad y van y me llaman borde. Hay que joderse. Pero ya estoy hasta los huevos. Sí, me he caído, ¿pasa algo?  Mucha gente se ha caído y no ha pasado nada. ¡Por dios! ¡Una tenía la cabeza fuera del barranco! ¡Si no la hubieran llegado a sujetar ahora estaría muerta!

Sigo mi camino. Cuando por fin llego al final, veo a los demás que quedan que todavía van por el principio. Como me imagino que todavía les queda un buen trozo, me siento en la hierba y cierro los ojos. Pero no pasa ni medio minuto y ya empiezan a hablar de mi caída. Dios, cómo odio a la gente.

Después de que bajaran del a montaña los alumnos que quedaban, bajamos por una rampa que escurría un huevo en vez de por el rio, como habíamos hecho en el camino de ida.

Por suerte, no me manché. Estaba intacta y me alegraba por ello.

Tampoco me había caído como otras personas. En ese momento daba gracias a dios porque mi culo no estuviera manchado de barro como el de una chica que parecía que se había cagado encima. Ni siquiera tenía heridas, como el arañazo que se había hecho Kate. Yo estaba intacta, cabreada, frustrada, cansada y un tanto mareada, pero intacta.

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¡Por fin veo las vallas azules de mi instituto! Nunca en mi vida me había alegrado tanto de ver la cárc...el instituto. Es una costumbre llamarlo así, la verdad es que son bastante parecidos. En la cárcel hay camorristas que te quieren matar físicamente y en el instituto estudiantes que te quieren matar psicológicamente.

Cuando por fin salgo del autobús, cojo mi mochila y salgo disparada hacia el coche de mi madre, que estaba esperándome. Sólo quiero llegar a casa, meterme en la cama y ponerme a leer.

Con la excusa de que habíamos comido muy tarde y que no tenia hambre(mentira y de la gorda: me moría de hambre), solo comí un poco de ensalada. En cuanto termino, me voy a mi fortaleza (que es mi habitación) me pongo el pijama, me meto en mi cama y enciendo el móvil, que gracias a dios tiene batería, y abro el wattpad.

Y eso es lo único que voy a hacer en la tarde: leer. Y no voy a mentir, soy feliz mientras leo porque lloro, río y en algunas ocasiones icluso me identifico con los personajes.

Y no creo que sea la única.