Un Misterio entre Sombras

Caring is not an advantage

Hannah pasó el resto del día suspirando de rincón en rincón con una sonrisa que intentaba disimular. Era alegría e incertidumbre, pero además miedo. Era la mañana más emocionante que había tenido desde la mudanza, había tenido suerte de que su padre le hubiera permitido ir a la biblioteca esa mañana, y ahí se había encontrado con él, y esos hermosos ojos que no dejaba de imaginar desde que los vio por primera vez.

Poder hablar con él fue aún mejor, la plática más interesante de su vida; él era tan inteligente y tan bueno para mantener conversación acerca de cosas tan poco comunes para el mundo, se sintió tan bien, dejo de sentirse sola, y la forma en que la miraba... incluso se atrevió a abrirse un poco ante él y le platicó la situación que atravesaba, y que su padre no quería que se acercara a él por ninguna razón, también le platico sobre los asuntos misteriosos de su padre, claro superficialmente. Y al finalizar su café acordaron otro día para verse y ella había regresado a casa con un libro, muchos datos curiosos y más felicidad que nunca.

***

John estaba leyendo el periódico de esa mañana cuando Sherlock volvió a Baker Street con una gran sonrisa atravesándole el rostro y los ojos brillantes. Al médico le pareció muy extraño el cambio de actitud, en la mañana aún se percibían pequeñas sombras de decepción en el rostro del detective debido a su fracaso al intentar explicar lo que había visto la noche anterior.

-¿Lo resolviste?- preguntó John intentando no sonar tan interesado, sabía que su amigo era más egocéntrico de lo que pretendía aparentar.

-Pronto, John, muy pronto. –dijo mientras se miraba al espejo sobre la chimenea y arreglaba ligeramente su cabello.

John Watson lo miraba extrañado, sabía que no diría nada más cuando miró que Sherlock se sentaba frente a su laptop y leía con atención. No necesitaba hacerlo, pero de no hacerlo corría riesgos, además de que aun necesitaba más información, después sabría cómo deshacerse de ella.