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No era mi estilo encontrarme tumbada en la cama de mi habitación, pues suelo ser una chica movida y audaz, pero en este caso, me sentía cansada, cansada de estar sola, pues Harry aún no regresaba de New York, y me sentía aburrida sumergiéndome en una gran soledad.
Taylor no estaba. Kylie se había ido de viaje a Perú. Y yo me encontraba aquí, sin nada qué hacer.
Era realmente tedioso tener que estar encerrada en mi propia casa cuando tengo dinero y puedo hacer lo que quiera, pero el dinero no mejorará mi estado de ánimo, pues sin esa persona a mi lado, ¿Qué alegría puedo obtener?
Mi teléfono sonó sacándome de mis cavilaciones, así habían sido estos tres días desde que Harry se fue de viaje; estar sola pensando en mi triste soledad, y que luego mi teléfono sonara indicándome que alguien me llamaba, y ese alguien, siempre era la misma persona; el hijo de su madre de Calum, mi mánager.
No quería contestarle. Quería apagar mi teléfono y volver a sumergirme en mis ahogados pensamientos. Quería estar en paz conmigo misma, y siempre conseguía algo de paz en los rincones de mi consciencia.
Mi teléfono paró de sonar y suspiré con alivio, pero en cuánto expulsé el aire, el móvil sonó nuevamente haciéndome bufar y rodar los ojos con fastidio. Tomé el aparato entre mis dedos, y deslicé el icono verde para contestar la llamada descolgando el celular.
- ¿Qué demonios quieres, Calum? - Hablé duramente, pues la verdad, ya estaba fastidiada de él.
- Debes venir al estudio... Hay -Se le escuchó tragar saliva- Algo que debo decirte. - Se le podía notar nervioso.
- ¿Es tan importante que no puedes decírmelo por teléfono? - Pregunté irónica. Lo oí bufar.
- Es demasiado importante. - Rodé los ojos.
- Bien. Estaré allá en diez minutos - Dije finalizando la llamada.
Me levanté de mi cómoda cama caminando hacia mi armario, pues me había duchado hace algunos minutos atrás, pero escogí por quedarme en casa, así que, me coloqué una ropa adecuada para estar aquí.
Abrí las puertas de mi gran armario y elegí un simple pantalón de elástica negro, un suéter blanco con detalles negros ADIDAS, y unos zapatos deportivos. Me vestí con el atuendo elegido, y me arreglé un poco mi cabello, no me maquillé, pues estaba lo suficiente cansada como para hacerlo.
Agarré mi teléfono, mi bolso, y salí de mi habitación bajando las escaleras a continuación. Caminé por la casa y salí de ésta trotando al garaje, me subí a mi Range Rover negra, y arranqué en dirección al estudio.
Llegué cinco minutos después. Me bajé del auto luego de haber aparcado en frente del edificio, y me adentré a éste subiendo en el ascensor hacia mi sala de grabación. El ascensor me dejó en el piso indicado, y bajé de éste caminando hacia la puerta del set de grabación, me adentré, y Calum se encontraba sentado en el gran sofá a un costado del estudio. Tenía una revista en sus manos, y me acerqué a él, provocando que al notar mi presencia, respingara en su lugar.
- ¿Para qué me llamaste? - Hablé yendo directamente al grano.
- Debo informarte de algo que leí esta mañana. - Bufé.
- Ve al grano, Hood. - Atrapé mi labio inferior entre mis dientes.
- Mira. - Me extendió la revista que tenía entre sus manos, y agarre ésta con dedos torpes.
Lo que vi a continuación fue, simplemente, la imagen que destrozó mi alma. Una imagen que se había llevado consigo la alegría, felicidad, y sobre todo, el amor que sentía hacia aquellas personas que eran protagonistas de la portada de la revista Seventeen.
Sentí mis ojos arder por las lágrimas que se estaban formando en ellos, mi vista se nubló gracias a las gotas cristalinas que se apoderaron de mi completa visión. Mis manos se aferraron a la revista con tal fuerza, que los costados de ésta se arrugaron haciendo crujir el papel. Mis brazos temblaron al ejercer fuerza para arrugar por completo la revista dañando las imágenes que ésta contenía.
Miré a Calum quién me miraba asombrado por mi respuesta a su información; aquello me había destrozado por completo.
Simplemente, suspiré hondo, y volví por el camino que había recorrido para llegar aquí, sin despedirme de Calum, pues no me sentía de ánimos como para despedirme. Me subí a mi camioneta, y le di vida al motor conduciendo como una bestia en llamas por las calles de Los Angeles.
Me dolía el pecho, sentía un ardor apoderarse de todo mi sistema. Quería arrancar este sentimiento de amor que aún sentía hacia él, y desecharlo en un maldito cesto de basura. Arrancarme el corazón del pecho y pisotearlo hasta que deje de latir de amor por él. La rabia me había ganado, pues la furia se estaba llevando aquel amor que aún quería permanecer dentro de mí, algo que agradecía en este preciso momento.
Otra persona que me hubiera visto en esta situación, me hubiera dicho que lo superara y me olvidara tanto de aquel bastardo como de aquella falsa. Pero, ellos no sabían lo que se sentía ser traicionado, ver por medios de una foto, la maldita traición que te están imponiendo tu desgraciado novio y tu falsa amiga.
Nadie sabe cómo se siente ser traicionado, solamente lo sabe el que ha pasado por eso, y yo, soy una fiel testigo de lo que es una traición.
Taylor, mi mejor amiga desde hace ocho años, está engañándome con mi novio, con el que apenas llevo seis meses de relación.
¿No era que lo habían superado? ¿No era que ya no sentían nada por el otro? ¿Qué pasó con el "Es un mal novio, no le recomendaría a nadie que fuera su pareja"? ¿Qué pasó con el "Sólo fue una cita, no me imaginé teniendo algo serio con ella"? ¡Todo había sido una maldita farsa!
Ahora, aquí me encuentro yo, con el corazón destrozado, las lágrimas resbalando por mis mejillas, y conduciendo a toda velocidad por las calles bastante transitadas de California.
Un doloroso nudo se forma en mi estómago tironeando de éste. Una fuerte presión se forma en mi pecho, dejándome casi sin oxígeno. Las lágrimas seguían picando en la parte posterior de mis ojos recorriendo mis húmedas mejillas.
¿Por qué tenían que hacerme esto? ¡¿Por qué a mí?! ¡¿Qué había hecho yo para merecer esta maldita traicion?! No lo había esperado de él. No lo había esperado de ella. No lo había esperado de las personas en las que más confiaba y a las que más amaba.
Esto dolía, y realmente lo hacía. Me sentía derrotada y abandonada, como si fuera un ave enjaulada, a la cual le habían dado su libertad, pero que tiempo después, volvieron a encerrar en una maldita jaula. Porque así era como yo me sentía. Cuándo conocí a Harry había perdido el conocimiento de lo que era la monotonía y la aprensión, pues él me había dado la libertad que los medios y mi carrera me negaban. Ahora, que él había traicionado mi confianza y mi amor, había vuelto a estar encerrada, porque no estaba segura de querer salir a la calle cuando esto apenas estaba comenzando.
Mi teléfono volvió a sonar, esta vez indicándome que tenía un mensaje entrante. Pise el freno parando el auto en seco, aparcando éste en una acera desconocida para mí. Miré el identificador de contactos y mi sangre hirvió al ver tanto el nombre de la persona, como el mensaje que ésta escribía. Se notaba que el cinismo iba totalmente acorde con su personalidad.
Te amo y te extraño, muñeca :'(
Harry.
Maldito bastardo
___.
Esto había acabado para ambos, porque no volveríamos a estar juntos. Era por el bien de los dos, él quería su libertad y yo quería mi felicidad. Todo había terminado para _arry.
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Instagram | Harry Styles.
FanfictionMuchos pensarán, ¿De qué manera se puede manifestar el amor? Muchos piensan que algún día lo encontrarán caminando por la calle, quizás por la escuela, o hasta en un concierto de tu celebridad favorita. Pero, y si te dijeran que el amor también pue...