Sentí como un calor recorría todo mi cuerpo, hasta llegar a mi rostro, mi corazón estaba latiendo como loco, mis manos sudaban.
Quería que el tiempo se detuviera. El aroma de Enrique eran embriagante, sentirlo tan cerca me estaba volviendo loco. Tenía miedo, mucho miedo, de que en cualquier momento, pudiera cometer una locura, eran tantos mis deseos de tocarlo.
Cuando estaba a punto de perder mi fuerza de voluntad por fortuna la película término, Enrique despertó, se despido de mí y de Rebeca, tomo a Vanessa de la mano y se fue.
Necesitaba tranquilizarme, mis sentimientos estaban a flor de piel. Fui rápidamente al baño, me lave la cara, respire profundo y volví junto a Rebeca.
La casa de Rebeca quedaba cerca del cine, así que nos fuimos caminando. Todo el camino se la paso hablando de lo maravillosa que estuvo la película, pude seguirle la plática puesto que yo ya había leído el libro.
En mi playera quedó el aroma de Enrique, no podía sacarmelo de la cabeza, hubo un momento en el que por mas que lo intentaba no podía ponerle atención a Rebeca.
—Tu amigo Enrique —alcance escuchar.
—¿Qué? —pregunte rápidamente.
— Que tu amigo Enrique, no perdió el tiempo — repitió Rebeca.
— En eso tienes razón — conteste molesto.
— Pude notar que te pusiste celoso —comentó Rebeca con una sonrisa pícara en los labios.
Sentí como si una cubetada de agua fría me hubiera caído encima. El miedo me paralizó.
— No te preocupes, la próxima vez te pondré más atención — dijo Rebeca mientras me daba un tierno beso en la mejilla y se metía a su casa.
Tenía tanta culpa, pero a la vez sentí mucho alivio de que ella no se diera cuenta.
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Después de un día tan pesado, solo quería dormir. Por suerte cuando llegue mi casa estaba vacía, no tenía ganas de ver a nadie.
Con la cabeza revuelta me recosté en el sillón de la sala y me quede dormido. Mi celular comenzó a sonar era Beatriz.
Ella y Cindy me pidieron que fuera aunque sea un rato al bar, en el que estaban. Cindy me dijo que se sentía muy culpable, por arruinar la salida al cine. Pensé que quizás bebiendo un poco podría olvidarme de todo, pero no tenía dinero así que les dije que no.
Cindy me dijo que si era por dinero no me preocupara que ella pagaba, que de hecho ya me había pedido una bebida.
Antes ese argumento no pude negarme, el bar quedaba a pocas cuadras de mi casa así que llegue rápidamente.
A pesar de lo cerca que estaba nunca había ido a ese lugar, por lo cual me llamo mucha la atención su temática, era más como una casa que un bar, la música era tranquila, entre a lo que parecía un patio donde estaban varias personas en sillas muy cómodas platicando y bebiendo.
Beatriz me hablo para que me sentara con ellos. En la mesa estaban José y Ángel los hermanos de Beatriz platicando con Romina, llamo mi atención un tipo muy alto, de pelo largo que se presentó con el nombre de Alejandro, al cual Beatriz le decía papá. El no le quitaba los ojos de encima a Cindy quien al verme llegar enseguida se sentó a mi lado con una bebida en la mano.
— Qué bueno que viniste, te vuelvo a pedir una disculpa por lo que paso— Dijo apenada.
— Na, no te preocupes, no es tu culpa vivir en un lugar lejos de la civilización. — me burle, ella solo me torció la boca y me miro enojada.
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Enamorado de un mujeriego
Novela JuvenilRemy nos cuenta como día a día tiene que lidiar con el amor que siente en secreto hacia su compañero de clases Enrique. Y como ese amor se intensifica hasta el punto de volverlo loco.