Capítulo 17

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Ha transcurrido una semana desde lo sucedido en casa de Ashley. Siete días durante los cuales he estado  manteniendo las distancias con Jonathan, tomándome mi tiempo para reflexionr sobre su actitud ante el indicente. He llegado a la conclusión de que Daniel merecía merecer la verdad, cuanto antes mejor, pero no estoy de acuerdo con la forma en la que la ha descubierto. Merecía una explicación detallada por parte de Abby o de sus amigos. Sin embargo, se enteró de la peor manera posible, descubriendo la traición en primera persona. El impacto que ha tenido todo lo presenciado en él ha sido tan fuerte que desde entonces nadie sabe nada acerca de su paradero. Preferimos pensar que se ha marchado un tiempo para poner orden en su cabeza y en su corazón, a pensar que algo ha podido sucederle. Esta última posibilidad queda prácticamente descartada, ya que hay ocasiones en las que nos ha cogido el teléfono, siempre guardando silencio, a la espera de escuchar lo que tiene que decirle la otra persona. La herida aún continúa latente, escociend, negándose a cicatrizar hasta pasado un largo período de tiempo.

Cormac terminó accediendo a obtener ayuda de la vampira para controlarse en luna llena. Ashley le enseñó a encadenarse de forma que no pueda liberarse, además de ayudarle a mantenerse sereno, con la mente despejada y el estómago calmado antes de dicha fase lunar. Ambos tienen la esperanza puesta en este método, del mismo modo que confían el uno en el otro ciegamente. El tiempo que pasan juntos se ha incrementado, y como consecuencia de ello pueden haber crecido sus sentimientos más ocultos. Aunque, siempre manteniéndolo en secreto. Ninguno de los dos ha hablado acerca del beso de aquella noche, aunque estoy segura de que ambos no pueden sacárselo de la cabeza.

Samuel se ha alejado un poco del grupo, pues está decaído por la pérdida de uno de sus amigos y la traición de alguien a quien comenzaba a apreciar. La pena por perder aquello que fue su motivación para salir adelante le ha llevado a caminar por la ciudad, sin sentido fijo, simplemente concentrándose en tomar el aire y en reflexionar acerca de lo sucedido. En ocasiones me ha llamado para preguntarme cómo estoy, y tras saberlo vuelve a desaparecer como si fuese un fantasma.

Abby, abatida por los sucesos recientes, aferrada a los recuerdos y sentimientos fantáticos del pasado, permanece encerrada en su casa, negándose en rotundo a salir a la calle y mucho menos a socializar con sus amigos. Aún necesita tiempo para recuperarse del duro golpe. Debe estar viviendo en un infierno. No debe ser fácil ver como todos tus planes futuros con un persona se desmoronan, así como los sentimientos más fuertes viven en tu interior y no puedes gritar para expulsarlos hacia el exterior. Solo le queda mitigar el dolor que le oprime el pecho, concienciándose de que todo va a ir bien, que va a salir adelante.

Cada uno sobrevive a la situación como puede.

Le dedico una última mirada a la chica que me observa e imita a través del cristal. Lleva puesto un vestido marrón de mangas de entretiempo, que no logra cubrir sus rodillas. Este hace juego con el tono de la sombra de sus ojos y con el color anaranjado de sus labios. El cabello, perfectamente liso, recae sobre su espalda con sutileza.

Abandono la habitación, incorporándome al pasillo, poniéndome rumbo hacia la habitación de mi progenitor, donde está vistiéndose para la gran noche. Ha invitado a Kara a cenar en casa con motivo de fin de año. Quiere empezar el primer de los trescientos sesenta y cinco días con la persona que ha conseguido hacerle creer una vez más en el amor verdadero, ese alguiene especial que ha reparado su corazón con paciencia y dedicación, devolviéndole la sonrisa, la ilusión y las ganas de vivir aprovechando cada segundo.

Le encuentro ante el espejo de pie que hay junto a la cómoda, ajustándose la chaqueta, eliminando cualquier arruga existente y observando a su vez su reflejo en el cristal, evalunando su aspecto. Doy sendos golpecitos en la puerta con el fin de alertarle de mi presencia y él mira en mi dirección. Me adentro en el interior del dormitorio, recojo las corbatas que hay esparcidas sobre la cama y las voy doblando para posteriormente guardarlas en el primer cajón de la cómoda.

Cazadores Nocturnos 3; El Legado de EnglewoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora