Parte 4

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Pov. Will

No sabía cómo sentirme respecto a lo de Hades. Me ponía muy nervioso.

Me desperté mirando al techo por unos 10 minutos, el techo era de color beige, era tranquilizante.

— Will, ¿por qué miras al techo? — me preguntó Nico— Si es por lo de mi padre, no te preocupes. No tienes porqué acompañarme.

— Ya sé, te acompañaré donde se van a ver y te esperaré ahí ¿qué te parece?— sugerí.

— Me parece bien. — Nico se levantó de la cama— Me voy a bañar.

— Ok, ¿qué quieres desayunar? Pediré servicio a la habitación.

— Pan dulce. — dicho esto, Nico agarró más ropa negra de los cajones y se metió al bañó.

Agarré el teléfono del hotel, marque al servicio a habitación y pedí pan dulce.

Después me levanté de mi cama y decidí bañarme en la noche así que me puse una playera roja de Los Beatles, unos jeans, unas botas y una chaqueta negra. No es mi estilo pero me apetecía cambiar un poco.

Tocaron la puerta de la habitación y entró un mesero que dejó muchos panes dulces y después se fué. Me comí un muffin y lo demás lo dejé para Nico, no se nota mucho pero le encantan las cosas dulces.

Nico salió, vió el pan dulce y se lanzó a el. En un parpadeo ya no había pan dulce, que bien que me comí uno antes.

— Vámonos.— dijo Nico con la boca llena.

Salimos del hotel y yo seguí a Nico mientras trataba de no perderme. Dimos una vuelta, después otra y otra y otra, hasta llegar frente a un cementerio.

En la entrada del cementerio había un señor con traje negro y piel blanca. Era prácticamente igual a Nico, era Hades.

— Espérame aquí Will.— no discutí.

Nico entró con Hades al cementerio. No sabía a quién iban a visitar, pero se que debía ser alguien muy especial para hacer que Nico viajara y para que el mismísimo rey de los muertos se presentará.

Yo me senté en una banca de piedra, y no sabía que hacer. Así que me acosté en esta y comencé a ver las formas de las nubes, una tenía forma de árbol, otra tenía forma de círculo, y otra tenía forma de nube.

Me aburrí de mirar nubes, así que comencé a pensar cómo estará la enfermería. Supongo que llena, como siempre ¿será que Quirón ya repuso los medicamentos?, si es así, ¿ya los habrán gastado?

No sé porque, pero comencé a pensar en Nico. Al principio, cuando lo conocí pensé que era la persona más fría del mundo. Pero con el tiempo descubrí que solo estaba herido, y tenía muchas cicatrices. Cada día tenía más ganas de cuidarlo, cada día me preocupaba más por él, cada día necesitaba verlo más, cada día lo quería más. Espera ¡¿Qué?!, — me caí de la banca— quererlo cómo amigo, ¿verdad? si, quererlo cómo amigo.

Aunque yo no quería, seguí pensando en Nico, pensé en cada vez que lo veía en la enfermería, en cada vez que lo regañaba por usar sus poderes, aunque nunca me hacía caso. Sin darme cuenta me ruboricé ¿ qué me está pasando?

Me levanté, y caminé por un par de calles sin saber qué hacer. Después pensé en todas las heridas que he visto en la enfermería y el color escarlata desapareció de mi cara, respiré profundamente y me dí la vuelta para volver al cementerio y no sabía dónde rayos estaba. Genial, me perdí.

Caminé por otras calles, dí vueltas, caminé, corrí pero eso sólo sirvió para que me perdiera aún más. Cuando pensé en preguntarle a alguien recordé que no se hablar italiano.

Después de caminar sin rumbo por ¿una hora? ¿hora y media? ¿tres días?
Entre las casas coloridas, se distinguía a una persona usando ropa negra ¿quién sería la única persona qué usaría ropa negra en un día tan hermoso? Nico.

Él me vió y frunció el ceño. Se veía enojado. Yo me estaba preparando para un hermoso viaje al Tártaro, cuando Nico se paró enfrente de mí. Era obvio que me regañaría porque el me dijo que me quedará en la banca, y lo primero que hice fue perderme.

Cómo sea, me sorprendí mucho porque en vez de un golpe o un puñal clavado en mi pecho, recibí un abrazo.

— ¿Nico? — pregunté confundido.

— Tonto, habías desaparecido, no te encontraba. — Nico estaba ¿asustado?— Papá ya se había ido, y tú no estabas.  No te quiero perder como a ellas.

— ¿Perderme?

Nico se separó de mí, como si apenas se hubiera dado cuenta de que me estaba abrazando.

— Olvídalo. Vámonos. — se metió las manos en los bolsillos quitándole importancia a lo que acababa de pasar y comenzó a caminar.

¿Nico tenía miedo de perderme? ¿A qué se refería?

— Como sea, ¿por qué te fuiste?

No le puedo decir: "me ruboricé pensando en tí", sería raro, y en ese caso sí me enviaría al Tártaro.

— Ammm, quería explorar, pero me perdí.— me sentía mal al mentir, pero no me quedaba de otra. Simplemente no me le puedo declarar,y ni siquiera se lo que siento por él, Afrodita si me estás escuchando respóndeme, ¿ qué siento por Nico?

— Estuve en el cementerio mucho tiempo. 2 horas. — Nico suspiró— ¿sabés que es triste?

— No, ¿qué?

— Que solo vea a mi padre en estas situaciones, que mi padre solo esté conmigo para visitar la tumba de mi...— a Nico se le entrecorto la voz y sus ojos se llenaron de lágrimas.

— Nico...— lo abracé. Está sufriendo mucho, no me gusta verlo sufrir.

— Will...

— Puedes llorar, no demostrar los sentimientos es perjudicial para la salud. Lo dice el doctor.

Nico empezó a llorar, pero no llamó la atención de nadie. Él llora de una manera muy silenciosa, supongo que está acostumbrado y ese pensamiento  me partió un poco el corazón. Después de un rato tratando de calmarlo, paró de llorar, pero no nos separamos, seguimos abrazados hasta que nuestros estómagos rugieron.

— Ups— dije riendo.

— Conozco un Café que está cerca de aquí, vamos.

Viaje a Italia- SolangeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora