14 de julio. 3:50 p.m. He ido al hospital y me han dicho lo que ya sabía: la muñeca está fracturada por dos partes. El médico me ha examinado detenidamente sin parar de repetir lo extraño que le parecía. Al acabar, se ha sentado a mi lado y me ha dicho que la única manera de que el hueso quebrara de esa forma sería sometiéndolo a una presión brutal hasta que cediera. Por suerte no hizo muchas preguntas, ni siquiera me interrogó cuando le dije que simplemente me había caído. Le rogué encarecidamente que, si tenía que escayolarme, dejara mis dedos útiles, excusándome en que podría necesitarlos para teclear en un ordenador. Después de mirarla de nuevo dijo que no había manera de dejar la mano lo suficientemente hábil como para poder escribir. Por suerte era la mano derecha y soy zurdo, continuaré escribiendo en papel.
Son las 4 de la tarde y no he dormido nada. Ayer volví del hospital cuando empezaba a anochecer, ya que me tuvieron varias horas esperando y otras tantas en observación.
Al entrar de nuevo en mi estudio fue cuando vi, encima de la mesa, la hoja que había quemado. Entonces me senté y me quedé observándola tanto tiempo que cuando aparté la vista ya era de noche. Cogí papel y pluma y comencé el relato del primer día. Al poco rato de terminar la narración, escuché un ruido en el salón. No sabría decir si era el ruido que escuché la primera noche, pero estaba tan sugestionado que miré hacia el pasillo y me quedé así toda la noche. No pasó nada.
Hoy, cuando el sol asomaba por el horizonte, he reunido el valor suficiente para ir a salón y comprobar que no había nada. Salí de casa hacia las 9 para hacer la compra, aunque no tenga mucho apetito, debo comer algo.
Más tarde. Me acabo de despertar. He podido dormir una siesta y gracias a eso estoy mucho más espabilado. Tuve horribles pesadillas que recuerdo vagamente, solo sé que la figura que vi la otra noche aparecía en ellas.
Me acabo de asegurar de que todas las ventanas estén bien cerradas y que los postigos tengan el pestillo pasado. He trabado la puerta principal con doble pestillo. Estoy demasiado asustado, cualquier ruido me sobresalta. No sé si las medidas de seguridad que estoy tomando son una paranoia total, pero si todo esto es real, podrían salvarme la vida. Sea como sea ayudan a que mi cordura siga medianamente sana.
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Diario hallado en un estudio
HorrorEn un antiguo estudio, con muebles viejos comidos por la carcoma y la humedad, se encontró este viejo diario. Se trata de un amasijo de papeles sueltos, grapados y encerrados en un forro de piel oscura. Algunas páginas estaban demasiado descompuesta...