17 de julio.

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17 de julio. Ya pasa de media noche. Como no tenía otra cosa que hacer me he puesto a organizar mi diario, he leído un par de anotaciones y no recuerdo haber escrito algunas. No sé qué me está pasando, siempre he gozado de buena memoria. Me duele muchísimo la cabeza. Estoy muy cansado y empiezo a marearme...

2:46 a.m. ¡Me he dormido! Me ha despertado el ruido de una ventana al golpearse contra la pared en el salón... ¡No puede ser! Se me ha olvidado cerrarlas. Como al despertarme ya había bloqueado la puerta ni siquiera pensé en ellas. Además, hace un rato que ha empezado a llover. ¡Por Dios santo, no! ¡¿Cómo se me puede haber olvidado?!

2:59 a.m. Me he quedado unos minutos escuchando y no oigo absolutamente ningún ruido, tal vez no sea tarde. Voy a ir a cerrar la ventana.

                                      *                                             *                                              *

Esta es la última página del diario. No hay constancia de que, quien quiera que lo escribiera dejara más papeles en ninguna parte. 

Hace dos semanas, cuando compré esta casa, vine a verla con el de la inmobiliaria y no me contó nada del último inquilino. Cuando pasé al estudio, vi el diario encima de la mesa con más material de papelería y un par de libros, pensé que los leería, junto con el diario, cuando me instalara por fin. Ojalá lo hubiera leído antes de firmar todos los papeles... Ahora me aterra vivir en aquí, no se si es sugestión u otra cosa, pero hay veces que escucho ruidos por la noche. Otra veces me levanto y recuerdo haber cerrado las ventanas, pero aparecen abiertas. 

Creo que llamaré al de la inmobiliaria mañana, pagaré el traspaso, sea lo que sea, y me iré de aquí cuanto antes.

Diario hallado en un estudioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora