"8:30".
Esa hora marcaba el reloj de la cocina mientras batía unos huevos. Me levanté un poco más temprano de lo usual porque quería sorprender a George con un desayuno especial, ya que hoy es nuestro aniversario.
Después de que cociné los huevos, iba a hacer unos panqueques de chocolate, fresas y crema batida, como tanto le gustan. Empecé por vaciar la harina en un tazón, y cuando me disponía a mezclar los demás ingredientes, sentí dos manos fuertes sujetándome por las caderas.
—¡Ah! —grité a la par que pegaba un leve brinco porque me asusté.
Parte de la harina del tazón cayó al suelo. George me miraba divertido con su típica sonrisa haciendo relucir sus dientes.
—¿Te asusté? —pregunta juguetón.
—¡Sí, torpe! —le dije obvia—: ¡me hiciste botar la harina!
—¡Ah, qué importa! Un poco más un poco menos, ¿cuál es la diferencia? No hay que preocuparse por esas cosas.
Lo miré mal a lo cual sólo respondió con la misma sonrisa de antes.
—¡Sí hay diferencia! Además ahora tengo que limpiar este desastre.
—No es para tanto, solo es un poco de harina —dijo despreocupado.
—Pero aún así, es un desastre.
—Podría ser peor —sonrío pícaramente acercándose a mi. Ya sabía sus intenciones.
—No hasta que limpie y termine el desayuno —hablé apartándome.
George se carcajeó fuertemente, y yo me quedé sin entenderlo.
—No hablaba de eso —volvió a reír—, era de otro tipo de desastre. Aunque, ya que hoy...
—¿Qué clase de desastre? —lo corté a la mitad.
Mala pregunta, en ese mismo instante tomó un puñado de harina y lo tiró en mi pelo. Abrí mi boca en señal de sorpresa y George soltó una estruendosa risa. En lo que se reía aprovecho y le lanzo un puño de harina que lo golpea justo en la cara, haciendo que parte de la harina le entre en la boca.
—Pagarás por esto —dijo "amenazando".
Me reí y me coloqué del otro lado de la isleta de la cocina. George tomó el tazón y me lanzó otro puñado de harina, pero fui más rápida y logré bajarme antes de que me golpeara, haciendo que ésta se desparramara por todo el piso.
—¡Ja! ¡Lento! —reí en ese instante.
Otra vez un mal movimiento, George no desaprovechó y me tiro harina de nuevo esta vez impactando sobre mi cara.
—¡Ja! ¿Quién ríe ahora?
Tomé rápidamente la funda de harina y le tiré más, la cual chocó en su espalda justo cuando intentaba esquivar mi lanzamiento.
Nos pasamos un buen rato en eso. Corriendo de aquí para allá, tratando de escapar el uno del otro y lanzando harina y luego huevos. Cuando los dos estuvimos lo suficiente cansados, detuvimos el juego. La cocina, y nosotros, éramos un completo desastre, los rastros estaban en todas partes.
—Me encanta la nueva decoración —habló George—: debimos haberla hecho hace tiempo.
Reímos juntos. Luego de un pequeño momento de descanso sentados me paré de la silla.
—Bien, espero que te diviertas limpiando.
Iba a salir rápido de la cocina pero George me detuvo.
—¿Cómo que limpiando? —preguntó.
—Sí, limpiando. Recogiendo, usando un trapeador, detergentes, agua...
—Sí se lo que es limpiar —dijo mirándome mal—, pero, ¿por qué yo solo?
—Porque tú empezaste —coloqué mis manos en las caderas.
—Y tú seguiste el juego —dijo imitando mi acción.
—No importa; yo estaba aquí muy tranquila preparándote un rico desayuno, cuando tú viniste a boicotear todo —hablé haciendo énfasis en la palabra "tú", chocando mi dedo índice en su pecho.
—Pero, yo solo...
—No, no; sin peros. Límpielo, además de que debes ayudarme más, lo prometiste, así que cúmplelo.
—Pero hoy es nuestro aniversario —hizo un puchero muy tierno.
—Sí, y por eso con más razón debes limpiar.
—¿Eh? —preguntó.
Me acerqué a él y le susurré al oído.
—Cuando acabes recibirás tu regalo. Espérame en la ducha.
No tuve que decir más y se dispuso a limpiar todo rápidamente. Me reí y tomé rumbo hacia el segundo piso.
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One Shots de George Harrison
Fanfic✔️Pequeñas historias del Beatle callado, George Harrison. Disfrútenlas. ✔️Actualizaciones los domingos. ✔️Se prohíbe su copia o adaptación sin previa autorización. 💫George, mi gordito atrapado en el cuerpo de un flaco💫