—Si todos los cálculos son correctos, tenemos energía suficiente para despertar a la bestia —festejaba entre risas un hombre con barba y pelo canoso. Su cara estaba repleta de arrugas.
Otros dos hombres en la sala le miraban con incredulidad.
—Llevamos años de ensayos, y estamos tan cerca de conseguirlo que es imposible de creer —mencionaba uno de ellos mientras se acercaba a uno de los armarios de la estancia en la que se encontraban.
Abrió el armario. Había cientos de frascos con hadas encerrados en ellas. Algunas intentaban escapar. Otras apenas podían moverse ya.
—La magia negra nunca podrá alimentarse de nosotros —afirmaba una de las hadas encerrada con un fino hilo de voz.
Cerró la puerta con un brusco golpe y salieron de la sala. En la habitación había diversas máquinas de tortura de un tamaño diminuto. Algunas alas de hadas estaban clavadas en un tablón sobre la pared. Junto al tablón había un frasco en el que había guardadas muchas más alas.
Pese a todos los intentos fallidos que llevaban acumulados, la ambición por crear un monstruo perfecto los había llevado a aniquilar la magia. Todas las hadas que habían ido capturando habían hecho que la población de criaturas mágicas hubiese decrecido sustancialmente en los últimos años. Los bosques que antes estaban repletos de vida ahora estaban quedando despoblados. Todos aquellos que habían mantenido contacto con el mundo mágico fueron quemados en la hoguera.
La nación de Nosaki se había erigido como una de las mayores potencias. Mientras que las demás regiones avanzaban lentamente apoyándose en la magia, el rey había logrado acabar con toda criatura que se interponía en su camino. Las nuevas armas del imperio y los avances sobre los países vecinos habían llevado a Nosaki a liderar el continente.
Los líderes de todos los países cercanos estaban comenzando a fijarse en el gobierno de la región para mejorar sus propios gobiernos.
Nuevamente un hombre entró en la habitación. Se acercó al pequeño armario y sacó uno de los frascos. Lo abrió y sacó el hada que había dentro. Tomó unos pequeños pinchos de metal y clavó las alas en el tablero de la pared.
El hada se estaba retorciendo de dolor. No paraba de gritar implorando ser liberada. El hombre tomó una jeringuilla y comenzó a extraer sangre del hada. El líquido gris llenaba el pequeño recipiente de la jeringuilla lentamente. Los gritos del hada cesaron. Parecía que era imposible extraer más sangre de ella.
Tiró del diminuto cuerpo dejando las alas clavadas sobre la madera y lanzó su cuerpo a un lado de la sala. Otros cadáveres se encontraban en el mismo lugar.
—Cuando esté terminado, el dominio del mundo será nuestro. Nadie podrá interponerse en el camino de Kajmar, nuestro Dios Oscuro— aseguraba mientras guardaba el líquido de la jeringuilla en un matraz. El recipiente estaba casi lleno de sangre.
Un guardia entró en la sala y llamó al hombre para que saliese.
~~~~*******~~~~
Sobre una mesa habían depositado el cadáver de un niño. En un gran caldero, litros de sangre y todas las alas que habían arrancado a las hadas estaban hirviendo. Todas las hadas que estaban guardadas en el armario habían sido torturadas para obtener la cantidad necesaria de ingredientes.
Mientras la mezcla hervía, tomaron jeringuillas y comenzaron a extraer líquido del caldero. Después, se lo inyectaban al cuerpo del niño en piernas, brazos, y por último en el corazón.
Parecía no tener ningún efecto, pero tras unos minutos que se hicieron horas el cuerpo empezó a cambiar de color. Todo se tornó negro. La piel se llenó de sarpullidos que después se convirtieron en una ligera capa de piel rugosa.
Sin decir una sola palabra, se levantó de la mesa y se acercó a uno de los hombres. Con mucha rapidez, atravesó su cuerpo con el brazo y le arrancó el corazón. El hombre cayó desplomado al suelo, mientras que el engendro se agachó al suelo y comenzó a olisquear el cadáver.
—Hambre. Tengo hambre —susurró el monstruo mientras miraba a los otros hombres que se encontraban en la sala.
Todos huyeron despavoridos del lugar. La criatura, que seguía mutando, les siguió los pasos tirando al avanzar el caldero. El líquido quedó derramado por el suelo.
~~~~*******~~~~
Tras horas de lucha habían logrado capturarlo. Se había cobrado la vida de varios de los guardias del castillo. Todo lugar por donde había pasado estaba destrozado. Muebles rotos, cosas por los suelos y algunos cadáveres llenaban todas las estancias de su camino hasta que habían logrado pararle.
Ahora, lo habían logrado neutralizar y lo llevaban a encerrar en una cueva subterránea cercana a Ichi. De allí no tendría forma de escapar y solo recurrirían a él en caso de guerra, arriesgándolo todo a una última carta.
Era muy peligroso depender de un ser que había atacado a sus creadores justo después de despertar.
El monstruo iba inmovilizado con cuerdas en brazos y piernas, y una máscara de hierro puesta a modo de bozal sobre su rostro. Lo lanzaron a través de un pozo y pudieron escuchar el golpe del choque contra el suelo.
Colocaron una placa de metal sobre la entrada al pozo para taparlo y se marcharon del lugar, dejando preparado su as bajo la manga.
~~~~*******~~~~
—Pequeñas, ¿estáis bien?
Una joven se acercaba a los cuerpos que había tirados por el suelo. Algunas hadas parecían seguir respirando, otras ya habían perdido todo signo de vida.
—Lo pagarán, me encargaré de ello —aseguraba la chica mientras se agachaba para intentar ayudar a aquellas que seguían conscientes.
ESTÁS LEYENDO
Dama Blanca [GdB 2] || [EN PROCESO]
FantasySolo han pasado tres años desde que todo cambió. Todos creíamos que esto había acabado, que con el rey fuera de combate nada podría interrumpir la paz en Nosaki. Pero no es así. Un monstruo del pasado está preparado para volver y dispuesto a arrasa...