Capítulo 4

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[Mori]

La noche me había hecho perder cualquier tipo de esperanza. Dormir entre la seguridad de las cuatro paredes me mostraba todos los peligros que íbamos a encontrar más allá de las murallas de Ichi.

Aún desconocía muchas cosas sobre el pasado, al igual que la mayoría del pueblo. Quienes sabían lo que había pasado preferían mantenerlo encerrado en un lugar del que no pudiese salir. Pero yo necesitaba respuestas. Quería conocer mi pasado y mis raíces. No solo las que se habían quedado en el bosque, sino aquellas de las que había surgido.

Haru hizo que saliese de mis pensamientos y regresase a la realidad. Estaba guardando todo lo que consideraba necesario para el viaje cuando comencé a divagar. No podía dejar de pensar en todo lo que podía pasar.

Afuko había ido a despedirse de su mujer y su hijo, quienes ahora vivían en una casa mucho mejor en Ichi. Sin embargo, él pasaba algunas noches en el castillo. Cuando todo había acabado decidimos ayudarle. Lo había hecho mal, pero estaba protegiendo a su familia. Habría hecho cualquier cosa por salvarles, al igual que yo.

Nemu también había desaparecido la noche anterior sin motivo alguno. Hana le había estado buscando por todo el castillo, pero no hubo forma de encontrarle. Una aventura como esta para ella podría ser demasiado agotadora, y quizás había reconsiderado la idea para decidir no venir con nosotros.

Fuimos al comedor para esperar al desayuno. Hana y Afuko ya estaban allí. Teníamos trabajadores que nos traían la comida, aunque las cosas habían cambiado. Ahora quienes servían en el castillo eran todos esos presos que permanecían en las mazmorras del castillo, los miembros de la antigua guardia real habían sido retirados de las fuerzas de defensa de la ciudad y los guerreros que acompañaban al rey habían sido encerrados en una cárcel de alto riesgo. Las regiones cercanas habían ofrecido su ayuda al pueblo tras la guerra y estaban haciendo todo lo posible por facilitar las relaciones. Aquellos que habían huido de Nosaki estaban regresando de nuevo al pueblo.

La puerta de la sala se abrió entre ligeros crujidos y Nemu entró por ella. Caminó con pausa hasta la mesa en la que estábamos sentados y se apoyó sobre la mesa.

—He tenido una revelación. Hana y Hotaru deben abandonar el castillo. Este lugar ha dejado de ser seguro. El mal está cerca y esto es una distracción —La mirada de Nemu no parecía igual a la de siempre. Se aclaró la garganta y continuó—. No sé todavía qué es lo que nos acecha, pero tienen que esconderse.

—No hay un único enemigo. Y pensar que en esta guerra sólo hay dos bandos puede ser nuestra perdición —sentenció Ooki mientras entraba por la puerta.

—Sé donde os podéis esconder. Quizás no es el mejor lugar, ni lo más cómodo, pero pasaréis desapercibidas. Sobreviví allí durante muchos años sin llamar la atención. En mi cueva estaréis a salvo — propuse a mi amiga mientras a mi mente llegaban los recuerdos de todo lo que había vivido allí.

Desconecté de la conversación que se estaba llevando a cabo. Escuchaba palabras sueltas, pero ya no me importaban. Mi cuerpo había viajado hasta lo que había sido mi casa durante años. Estaba de nuevo dentro, intentando atravesar el estrecho camino que llevaba hasta el exterior. Cuando logré deslizarme hasta la salida observé todo a mi alrededor. Unos pajarillos volaban alrededor de mí y se posaban sobre los árboles cercanos. Su canto era muy relajante y siempre me había transmitido mucha paz. Pero esta vez no fue así, un estruendo hizo que todo estallase. Las llamas inundaron el bosque y todo acabó en cenizas. Restos de una vida que nunca volverían a mí.

—Tendréis algún guardia junto a vosotras —calmaba Haru a Hana mientras pasaba el brazo por encima de su hombro. Ambos me miraron para ver cómo una lágrima resbalaba por mi mejilla—. Tranquila. No volverá a suceder. El bosque volverá a resurgir incluso más verde de lo que era.

Dama Blanca [GdB 2] || [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora