Capítulo 5

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—¿Quién o qué te hizo eso?

La pregunta voló por los aires sin ser respondida.
El mayor miró a través de los ojos de Midoriya. Veía miedo, ira...
Esos ojos se pusieron blancos.

—¿Midoriya?

—Shi... —susurra, mordiendo la lengua para no nombrar aquel nombre.

[...]

Uraraka tomaba una taza de té en la casa de Deku, con su madre. Las dos estaban en verdad preocupadas por el peliverde.
Hace tres días que no se inmutaba en aparecer.

—Uraraka-san... —decía la madre mientras la acompañaba en la mesa— ¿En verdad Deku no ha contactado contigo después?

—No, Señora. —jugaba con sus manos— en verdad ya estoy demasiado preocupada. Sólo sé que un tal Todoroki lo acogió en su casa... Nunca he oído hablar de él.

—Ni yo...pero, es algo bueno que mi niño conozca a personas...además, lo ayudó en algo que yo no pude hacer —lágrimas bordan por sus ojos— estoy segura de que es un buen hombre.

La puerta se escucha abrir, acompañadas de unas voces; una de ellas era demasiado familiar.

Las dos mujeres corren a la entrada y miran a Izuku, él las mira y les dedica una cálida sonrisa.

—¡Izuku!

—¡¡Deku!!

—Mamá, Uraraka-san...lamento haberlas preocupado —se inclina levemente— fue mi culpa.

—No tienes que discilparte —dice su madre abrazándolo con fuerza— la que debe de disculparse soy yo. Por no cuidarte.

—Mamá, te quiero presentar a alguien.

Se aleja de su agarre y va a la calle a llamar a alguien, después vuelve tomado de la mano de un hombre más alto que él. Su cabello era de dos diferentes colores.

—Mamá, él es Todoroki-kun.

—Me llamo Todoroki Shouto, mucho gusto. —sigue sin soltarse con Midoroya— yo fui quien encontró tirado en la calle a su hijo y lo ayudé a recuperarse. Suena un poco egoísta pero quiero que siga yendo con mi doctor. Quiero ver sus avances.

A Uraraka le brillaban los ojos.
Quién diría que alguien taaaaan atractivo estuviera de pie justo delante de ella.
Literalmente, estaba babeando. Sintió la gotita de saliva y se limpió de inmediato.
Sus ojos se dirigieron a las manos juntas de su amigo y del desconocido. No quiso empezar a imaginar, pero le dio algo de gusto ver a Deku así. Seguramente olvidaría todas sus cicatrices. Y, aunque estas no desaparezcan, al menos que olvide quién las hizo.

—P-por...supuesto... —dice la mujer algo insegura— siempre y cuando vaya yo a acompañarlo.

—No lo negaría —sonríe— su cita es el próximo Sábado.

El peliverde mira que aún tenía de la mano a Todoroki, y el otro no se inmutaba a soltarlo. Se sonrojó y siguió así. Ya que a él no le parecía desagradable; al contrario.

—Bien. Ahí estaremos.

—No se preocupe en el transporte. Mi chofer vendrá por ustedes. —jala la mano de Midoriya y le mira a los ojos, se aleja del agarre y le tiende un papelito blanco muy cuidado— quiero volver a salir contigo. Aquí tienes mi teléfono para cualquier cosa. Márcame y quedaremos de acuerdo

—De acuerdo. —le sonríe mostrando su dentadura.

—Bien, me voy... Mucho gusto, señoritas

Se sale después de despedirse más a fondo de Midoriya.
Su madre y Uraraka  observaron todos los mimos que el bicolor le hacía al más chico.
Uraraka sintió que explotaba de tan tierna e inocente escena.

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