Capítulo 11

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"Midoriya estaba sangrando de todos lados, Shinsou le había penetrado tan fuerte que lo lastimó y sangre combinada con semen salían de la entrada del menor.
El dolor era tan intenso que ya no volvió a recordar lo que había sucedido después.
Hasta que despertó en el hospital con policías afuera de su cuarto. Sólo estaba su madre llorando desconsolada en el pequeño sofá que decoraba la habitación blanca del frío hospital.

—¿Mamá..?

Ella volteó a verlo y se levantó con fuerza tomando su mano— Oh, Izuku...Izuku perdóname...si hubiera estado ahí...él...él...no te habría violado..."

Todoroki se acerca a Midoriya y lo abraza con fuerza. Sabía que no estaba preparado para esta situación.
Sólo acarició su cabeza y limpiaba sus lágrimas.

—Él está en la cárcel, ¿Verdad? —el peliverde niega con la cabeza— ¿Entonces? Pero dijiste que te violó, ¿No?

—No quería hablar de eso...el simple hecho de que me hicieran recordar esa noche me ponía histérico... —suspira y se termina de tomar su té— ya no volví a saber nada de él...hasta hace un mes...

—¿Qué? Él... ¿Él ha hablado contigo?

—No...me ha mandado cartas...un aliado suyo había secuestrado a Uraraka para que yo fuera... Llegué y ahí estaban...no le hicieron nada a ella ni a mí...pero Shigaraki me dijo que él quería...iba a tenerme de vuelta...e iba a acabar contigo para que me dejes en paz...

Todoroki estaba en shock.
Siempre pensaba que él estaba a salvo en su regazo. Pero se dio cuenta de lo estúpido que era al no haberse dado cuenta que Midoriya volvía a sufrir por ese bastardo.

—¿Dónde está? Mandaré a que le den un susto y...

—¡No! —Izuku quería susurrar pero esa negación sonó como grito— por favor...no quiero que te pase nada...ni a ti, ni a nadie a mi al rededor.

—¿Puedo preguntar quién te hayo ese día?

—Kacchan...estaba tan enfurecido conmigo por no haberle dicho nada... Y también lo vi molesto consigo mismo...nos conocemos desde que teníamos cuatro años y nunca se dio cuenta de lo que me pasaba...

—Creí que te odiaba...

—No es odio...simplemente es...así...no puedo justificar su trato hacia mí o hacia los demás... Siempre fue así...sólo digo que así demuestra su admiración a los demás —una leve sonrisa seca se abre en su rostro— quiero creer que me admira...aunque él no lo diga personalmente...así quiero creerlo...

—Yo te admiro. Porque eres muy fuerte...y a pesar de lo que te pasó y de lo que hayas pasado sin que yo esté enterado aún sonríes...tu sonrisa irradiante me doblega y me hace luchar más por ti...eres hermoso sonriendo. Eres muy amable con los demás y ves primero el bienestar de terceros que el tuyo propio...eso me enamoró de ti...y quiero ayudarte a superar esas cicatrices que aún abundan en tu alma...permíteme acercarme a ti y demostrarte lo que verdaderamente es amar.

Las lágrimas no tardaron en salir presurosas.
Midoriya no merecía estar al lado de un hombre que vale demasiado.
Todoroki miró la escena y rápidamente lo tomó en brazos y acurrucó cual bebé necesitado de su madre.
Midoriya soltó un gran sollozo. El que tenía que haber sacado tiempo atrás, pero nunca pudo hacerlo. Prefería sonreír y guardar en lo más profundo sus verdaderos sentimientos.
Los sollozos eran tan dolorosos que la piel del bicolor se erizó.
El peliverde se aferraba lo más posible al mayor, en busca de un sitio el cual cubrirse y demostrar quién era en realidad.
¿Estaría haciendo lo correcto?

Se quedaron así un par de segundos mientras el menor se tranquilizaba.
Debía dejar de llorar. Eso pasó hace hace 8 años...ya debería haber olvidado eso. Volvió a recordarlo cuando lo golpearon. Cuando Todoroki llegó a su vida. Él...él no es el culpable...

No...

—Todoroki-kun...

—¿Sí?

—Creo que...él mandó a golpearme...

[...]

Después de tener esa charla con Midoriya, Todoroki fue a dejarlo en su casa y volvió al lugar de la escena del peliverde a punto de desmayarse.
Se inclinó en el sitio donde lo encontró tirado y tocó el piso con sus dedos. Los deslizó y volteó a su alrededor, su mirada se detuvo en la avenida donde él estaba pasando.

Miró más allá y pudo visualizar al fondo del otro callejón una tienda que daba en frente.
En la calle pasaban pocos peatones y pocos carros.
Volteó su mirada al otro lado y en la otra salida había una cochera abierta, donde pudo visualizar un basar.
Alguien, alguien debió de haber mirado todo.

Se levantó y fue al lugar que miró primero.
Al ponerse en el lugar dónde el bicolor caminaba, se detuvo y miró la tienda.
Una mujer entre unos 45-50 años estaba sentada y miraba hacia la esquina del lugar.
Caminó hasta ella y el sonido de una televisión encendida llegó a tus tímpanos.

—Buenos días.

—¿Qué va a querer? —la mujer habló, dejando de ver el programa de casos de la vida para mirarle a sus ojos.

—Sólo vengo a hacerle un par de preguntas...como verá. Alguien en ese callejón —apuntó al lugar donde se encontraba unos momentos— fue golpeado brutalmente, dejándolo inconsciente y bañado de sangre. Me percaté que su tienda está justo al frente y quiero verificar si alguien de aquí miró lo ocurrido.

La mujer se levantó de su silla y miró a donde el dedo de Todoroki apuntaba. Frunció el ceño y se metió más a fondo de la tienda. Gritó el nombre de alguien y después de unos segundos una pequeña figura se movía al lado de ella.

—Ella se llama Sarah...ha estado cuidando la tienda mientras yo estaba fuera. Además aprovecho para que revise las cámaras ¿Me podría decir hace cuándo fue eso?

—¿Hay cámaras? —Todoroko se fijó fuera de la tienda y en efecto, había dos...una apuntando en la escena.

Eso le facilitaría más las cosas
Le dijo la fecha y rápidamente la mujer empezó a buscar en las grabaciones de ese día.
Se fijaron que un hombre con sudadera de gorro tapándole totalmente la cabeza jalaba a Izuku a lo más profundo. El hombre de negro no pudo verse con exactitud quién era.
Todoroki dijo que detuvieran la grabación ahí e hicieran zoom al hombre.
De su gorro, mechones de cabello azul celeste se alborotaron al hacer un movimiento brusco, en el momento en que le daba una bofetada, tirando al pequeño al suelo.

La ira empezó a invadir al bicolor, y eso las mujeres notaron?

—¿El del cabello verde es algo de usted?

—Es mi pareja —dijo orgulloso— yo fui quien lo encontró y llevé a mi casa. Él no recuerda quién lo golpeó... ¡Y necesito hacer justicia!

Sus palabras sonaron con euforia, con ganas de hacer que su peliverde se sienta feliz.
Y creía que si sabía quién le había golpeado le haría quitarse esa culpa de encima.

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⏰ Última actualización: Sep 12, 2018 ⏰

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